Cuando pensamos en un destino turístico perfecto, Ōkunoshima (o Usagi Jima, que significa «Isla de los Conejos») puede no ser lo primero que nos viene a la mente. Después de todo, ¿quién quiere ir a una isla que tiene una historia oculta tan sombría? Sin embargo, esta isla, ubicada en el hermoso Mar Interior de Seto, en Japón, ha capturado la atención de muchos, y no solo por sus adorables conejitos que vagan libremente. Debo admitir que mi primera impresión de la isla, cuando la visité hace un par de años, fue que parecía sacada de un cuento de hadas — hasta que empecé a escuchar las historias que la rodean.

Pero, antes de sumergirnos en los misterios de esta isla, tomemos un momento para hacer un repaso a su historia. ¿Sabías que durante la Segunda Guerra Mundial, Ōkunoshima fue el epicentro de la producción de armas químicas para el Ejército Imperial Japonés? ¡Sorpresa! Para probar la efectividad de estos gases, los científicos emplearon conejos. Sí, esos mismos conejitos que hoy son el deleite de los turistas se originaron de un experimento bastante tenebroso.

Un pasado oscuro: la conexión con la guerra

¿Cómo puede un lugar tan encantador tener un pasado tan siniestro? Bueno, la historia de Ōkunoshima es un recordatorio del curioso (y a veces espeluznante) vínculo entre la naturaleza y la humanidad. En la década de 1930 y 1940, la isla fue eliminada de los mapas nacionales para mantener en secreto sus siniestras actividades. En total, se estima que 80,000 personas perdieron la vida debido a los gases producidos en esa isla.

Así que, cuando llegué a la isla con mis amigos, la imagen que tenía en mi cabeza no encajaba con todo lo que había documentación y evidencias sobre lo que ocurrió en ese lugar. Mientras paseaba entre los conejos, casi podía escuchar susurros del pasado que parecían mezclarse con el suave revoloteo de las hojas. «¿Qué historias contarían estos conejitos si pudieran hablar?», pensé.

La llegada de los conejos: de víctimas a estrellas

Los conejitos que hoy corren por la isla son, en su mayoría, descendientes directos de aquellos que fueron liberados para las pruebas de gas. La población ha crecido de manera exponencial desde que unos estudiantes universitarios decidieron liberar unos pocos conejos en 1971. Desde entonces, han alcanzado la asombrosa cifra de aproximadamente 1,000. Este repoblado sin control ha hecho que Ōkunoshima sea conocida no solo como una prisión para el pasado oscuro de Japón, sino también como un destino turístico muy popular.

¡Imagina esto! Los turistas llegan en masa para alimentar a los conejos. Sin embargo, la realidad detrás de esta interacción es un poco más compleja y no tan «cariñosa». Y aquí es donde entramos en un territorio complicado.

Impacto del turismo: una doble espada

El turismo ha inyectado vida a la isla, pero con ese crecimiento vienen problemas significativos. La práctica de alimentar a los conejos a menudo puede llevar a malas decisiones alimenticias. ¿Sabías que muchos turistas alimentan a los conejos con col? (Sí, la misma verdura que intentamos evitar cuando cocinamos.) Esto puede parecer inofensivo, pero los problemas digestivos que resultan de tal alimentación pueden ser devastadores. De hecho, los conejos en condiciones naturales pueden vivir hasta una década, pero en ___________Ōkunoshima, su esperanza de vida se ha reducido a solo dos años. ¡Qué tristeza!

La situación se complica aún más durante los días de lluvia, cuando los visitantes se quedan en casa y los conejos se encuentran sin recursos. Uno no puede evitar preguntarse: ¿somos realmente tan egoístas cuando se trata de turismo? En nuestra búsqueda de experiencias perfectas, a menudo olvidamos el bienestar de las criaturas con las que interactuamos.

Un triste giro: muertes misteriosas

Recientemente, las noticias sobre Ōkunoshima han tomado un giro sombrío. En enero de 2025, más de 70 conejos aparecieron muertos sin una explicación clara. Al ser vegana en mi día a día, puedo decir que siempre me ha molestado cualquier forma de crueldad animal. Así que entender que en un lugar conocido por su fauna amistosa había un trasfondo de tragedia me dejó un mal sabor de boca.

Un sospechoso, identificado como Riku Hotta, fue arrestado tras ser acusado de maltratar a un conejo, lo que llevó a las autoridades a investigar una posible conexión con las muertes misteriosas. Los cuerpos de los conejos presentaban heridas que sugerían una profunda negligencia o incluso malicia.

Las posibles causas de muerte

Las autoridades han propuesto varias teorías sobre las muertes. Algunas de ellas son:

  1. Enfermedades infecciosas: Con una alta densidad de población y el contacto irregular con humanos, los conejos son más susceptibles a brotes.
  2. Condiciones climáticas adversas: Especialmente en invierno, cuando el frío puede ser despiadado.

  3. Factores humanos: Actos de crueldad como los cometidos por Hotta, quien parecía tener el hábito de visitar la isla con frecuencias esporádicas.

Es comprensible la inquietud que ha surgido en torno a la seguridad y el bienestar de los conejos en este entorno. Después de todo, nuestra curiosidad por las experiencias turísticas no debería pisotear la calidad de vida de los seres vivos que encontramos en nuestro camino.

Mirando hacia adelante: ¿qué medidas se están tomando?

Frente a esta creciente preocupación, el gobierno japonés ha empezado a trabajar en estrategias para proteger a estos adorables habitantes de la isla. Se están considerando opciones como la instalación de cámaras de vigilancia y el endurecimiento de las regulaciones de las visitas. ¡Finalmente, una buena noticia! No solo se trata de aumentar el número de turistas, sino de proteger la vida que ya reside allí.

Por otro lado, hay iniciativas comunitarias que buscan sensibilizar a los turistas sobre el trato adecuado a los conejos. A veces, simplemente se necesita un poco de educación y voluntad para marcar la diferencia.

El eterno dilema: pasados oscuros y futuros brillantes

La historia de Ōkunoshima es el épico viaje de una isla marcada por guerra y tragedia, que se ha convertido en un paraíso turístico y un espacio para la reflexión. Vivir en un mundo donde los ecos de la guerra aún resuenan en las vidas que ahora parecen despreocupadas es un recordatorio constante de nuestras decisiones y su impacto en nuestro entorno.

Así que, la próxima vez que pienses en visitar un lugar por sus bellas vistas y fauna amigable, no olvides reflexionar sobre la historia detrás de esos genes peludos. A veces, los lugares que más nos atraen pueden tener pasados que preferiríamos ignorar. Pero ¿acaso no es parte de nuestra experiencia como seres humanos reconocer y aprender de lo que ha sido, para construir un futuro mejor?

En el fondo, tal vez es mejor recordar que todos llevamos una historia, y a veces, la mejor manera de honrar a esas historias es cuidar el presente. Entonces, al visitar Ōkunoshima, podemos alimentar a los conejos de la manera adecuada, asegurando que estos adorables animalitos sigan haciendo sonreír a todos los que los encuentren.

¿Quién sabe? Puede que, entre esos singulares minutos de ternura, también aprendamos a ser un poco más amables con el mundo que nos rodea. Al final del día, somos parte de la misma comunidad. Entonces, ¿por qué no hacerlo juntos?


¡Y ahí lo tienen! La compleja historia de Ōkunoshima, la isla de los conejos: un conflicto entre el deseo humano y el bienestar animal. Entre lo sombrío y lo luminoso, se forma la extraordinaria narrativa de un lugar que merece nuestra reflexión. Y si alguna vez decidimos visitarlo, que sea con respeto, curiosidad y un poco de comida adecuada (pero no más col, por favor).