En el mundo hiperconectado de hoy, donde dependemos de la tecnología para todo, desde trabajar hasta ver la última temporada de nuestra serie favorita, imaginar que un cable submarino podría interrumpir nuestra electricidad puede parecer sacado de una novela de ciencia ficción. Sin embargo, el interconector EstLink 2, que conecta Finlandia y Estonia, nos recordó recientemente que, a veces, la realidad puede ser más dramática que la ficción. Este artículo examinará lo que sucedió el día de Navidad de 2024, por qué es relevante y qué significa esto para la región del Báltico y más allá.

El día que se apagó el interconector: un Christmas que no fue tan «merry»

¿Te imaginas celebrar la Navidad sin electricidad? Mientras muchos de nosotros estábamos disfrutando de cenas festivas y abriendo regalos junto al árbol, a las 12:26 horas, un suceso inesperado ocurrió en el mar Báltico: el interconector EstLink 2 se desconectó de forma no planificada. La red eléctrica finlandesa, Fingrid, confirmó el apagón, pero afortunadamente, no afectó el suministro eléctrico de los ciudadanos.

Esa noticia me hizo recordar un año que pasé en una cabaña en la montaña durante las fiestas. Olvidé cargar mis dispositivos electrónicos y, para cuando llegó la mañana del 25, estaba completamente desconectado. Sin televisión ni internet, descubrí que había algo más que podía disfrutarse: la conversación cara a cara. Pero esa es otra historia.

Investigando el apagón: ¿sabotaje en el horizonte?

A medida que avanzaba el día, las investigaciones comenzaron. El primer ministro finlandés se apresuró a comunicar en redes sociales que la desconexión estaba siendo investigada. Al día siguiente, su colega estonio, Kristen Michal, agradeció el contacto entre ambos gobiernos, subrayando la necesidad de una colaboración rápida y efectiva.

Pero aquí es donde las cosas se pusieron más intrigantes. La mención de un «barco sospechoso» despertó mi curiosidad. ¿Un barco en medio del mar Báltico causó esto? ¿Quizá un pirata del siglo XXI, armado no con espada, sino con herramientas electrónicas?

El Eagle S, un petrolero que navegaba bajo bandera de las Islas Cook, se mencionó en las investigaciones. La radio pública, Yle, reportó que el barco había reducido notablemente su velocidad en el momento del apagón. ¿Qué estaba haciendo exactamente allí?

Un contexto de tensiones geopolíticas

Este incidente no es un evento aislado. La región del Báltico se ha convertido en un tablero de ajedrez donde las piezas de varios actores globales son movidas en un contexto de creciente tensión. Desde la invasión de Ucrania por parte de Rusia, hemos visto cómo la seguridad de las infraestructuras críticas ha sido puesta a prueba.

¿Recuerdas cuando el servicio de streaming se cae justo cuando estás a punto de ver el final de la temporada? Es frustrante, ¿verdad? Ahora imagina eso, pero a escala de un país, donde un apagón puede tener repercusiones mucho más serias.

Las autoras e autores de este tipo de incidentes se encuentran en un juego peligroso, considerando que ya se han reportado cortes en cables eléctricos, gasoductos y telecomunicaciones en el área. Recientemente, un barco chino fue señalado como el responsable de otro incidente similar. Con el Yi Peng 3 bajo vigilancia, las autoridades están cada vez más en alerta.

¿Una guerra en la sombra?

La idea de una «guerra en la sombra» puede sonar como una trama de película, pero es un término que ha cobrando fuerza en nuestra realidad contemporánea. La seguridad de la infraestructura energética de Europa ha pasado a ser una preocupación de primer orden, y la desconexión del EstLink 2 es solo la punta del iceberg.

Una mente curiosa puede preguntarse, ¿será que deberíamos empezar a pensar en nuestras redes eléctricas como en un juego de ajedrez? Un movimiento en falso, y podrías estar en una posición muy precaria. Para los países del Báltico, cada cable submarino y gasoducto son, de hecho, líneas de vida.

La respuesta de las autoridades: una actuación rápida

Afortunadamente, tanto Fingrid como Elering, la compañía eléctrica estonia, aseguraron que el suministro eléctrico estaba siendo monitoreado. No obstante, esto no impidió que el jefe de operaciones de Fingrid, Arto Pahkin, mencionara la posibilidad de un sabotaje en una entrevista con Yle. También añadió que, en el momento del apagón, la electricidad estaba fluyendo desde Finlandia a Estonia a un ritmo de 658 MW. Imagina toda esa energía desapareciendo en el aire como si se tratara de una levitación mágica.

Me viene a la mente el momento en que un amigo mío trató de hacer un truco de magia y, en lugar de impresionar a sus invitados, terminó causando un pequeño desastre en la cocina. Algo así parece suceder aquí: en el camino hacia la modernidad y la comodidad, a veces hay tropiezos.

Las repercusiones y la lenta reparación

Aunque el suministro no se vio comprometido, la reparación del EstLink 2 podría llevar más tiempo del esperado. La infraestructura subyacente es compleja y se extiende por 170 kilómetros, de los cuales 147 kilómetros están bajo el agua. Esto plantea preguntas cruciales: ¿qué pasará si llega un invierno severo y la demanda de electricidad se dispara?

Las autoridades han indicado que anunciarán los plazos específicos para la reparación la próxima semana, pero los constantes cambios en el clima podrían complicar aún más la situación. Esto me recuerda los interminables tiempos de espera que experimentamos cuando estamos en el gimnasio, esperando una máquina libre. En el mundo real, a veces esas máquinas son cruciales para el funcionamiento de un país.

Una advertencia en medio del caos

La desconexión del interconector EstLink 2 no solo es un recordatorio de la vulnerabilidad de nuestras infraestructuras, sino también una señal de alarma sobre lo que podría estar en juego. En un mundo donde las relaciones internacionales son cada vez más tensas, el Báltico se convierte en un campo de batalla en un conflicto que se lleva a cabo muy por debajo de la superficie.

Mientras disfrutamos de nuestras conexiones eléctricas que nos dan acceso a la tecnología y la comunicación, es esencial recordar que incluso un pequeño corte en un cable puede causar un gran revuelo. ¿Cuánto estamos dispuestos a arriesgar en la búsqueda de la modernidad?

En conclusión, el incidente con el EstLink 2 nos muestra que la tecnología que tomamos por sentado puede desvanecerse en un instante. La próxima vez que cargues tu teléfono o navegues por la web, piensa en esos cables submarinos. No son solo cables, son líneas de vida, y, en el fondo, son el recordatorio de que nuestra interconexión global es a la vez una bendición y una maldición.

En un mundo donde un apagón puede ser el preludio de un conflicto mayor, nunca está de más estar alerta y conscientes de las fuerzas que operan en sombras. ¿Estás preparado para la próxima desconexión?