La maternidad es un viaje maravilloso, pero también complejo. ¿Quién no se ha visto bombardeado por mensajes en redes sociales que quitan el aliento? «Disfruta de cada momento», «Solo tienes ocho navidades para creer en la magia», y otros consejos bien intencionados que, en el fondo, pueden resultar frustrantes. Si eres madre o padre, es probable que hayas sentido la presión de estos mensajes, generando una mezcla de ansiedad y culpabilidad. Como madres modernas, nos encontramos en un entorno donde la idealización de la crianza no solo es común, sino casi omnipresente. Vamos a explorar juntos este fascinante mundo que es la maternidad, lo que implica y, cómo no, la manera de disfrutarlo a tu propio ritmo, sin dejarte llevar por lo que dictan los demás.
La presión social de disfrutar de la crianza
La llegada de un bebé es un torbellino de emociones. Sin embargo, lo que muchas veces se olvida es que no todo es color de rosa. Leticia, madre de un bebé de seis meses y una niña de ocho años, lo ha sentido de primera mano. Le afectan esos mensajes que circulan como pan caliente en redes sociales, esos que dicen que deberíamos estar agradecidas y disfrutar de cada instante. «Esos mensajes me ponen enferma», confiesa, y no es para menos. La realidad de la maternidad puede ser cualquier cosa menos ideal, y quizás eso sea lo que realmente debemos normalizar.
Imagina estar en casa con un bebé que llora, una niña que necesita atención y un mar de suposiciones sobre cómo deberías sentirte. A veces, el tiempo parece detenerse, y en lugar de un dulce «disfruta, que esto se pasa volando», te gustaría escuchar: «Está bien que sientas que es un caos. Todos lo pasan».
La realidad de la crianza: entre el caos y el disfrute
Paola Roig, psicóloga perinatal, lo resume bien: “Aceptemos que las criaturas crecen, sí, pero hagámoslo sin presiones”. Muchas veces, se nos manda el mensaje: «disfruta de cada segundo», como si ello pudiera alterar el paso del tiempo. La verdad es que, aunque en ocasiones estés disfrutando, hay momentos de angustia, duda y hasta confusión. Esta variedad emocional, lejos de ser un defecto, es parte de la experiencia humana.
Yo recuerdo las primeras semanas de vida de mi primer hijo. ¡Qué locura! Las noches sin dormir se mezclaban con instantes de ternura infinita. Intentaba abrazar cada momento mágico, mientras otros me decían que “los días son largos, pero los años son cortos”. ¡Gracias por la presión! Porque, claro, lo que más necesitaba en ese momento era otra preocupación en mi vida.
La trampa de los «momentos mágicos»
¿Quién no anhela esos instantes de pura felicidad en los que tus hijos hacen algo adorable, y de repente, olvidas que este mismo niño tuvo una rabieta monumental hace solo cinco minutos? Como madre, me doy cuenta de que hay una trampa en la urgencia de disfrutar cada momento. No se puede estar feliz todo el tiempo, y querer hacerlo puede convertirse en una fuente de frustración.
Conversando con Irene Ferradas, periodista y madre, ella comparte su propia lucha con estos mensajes: «No tengo claro qué es ser buena madre, pero sé que no tiene que ver con disfrutar todo el rato». Creo que puede ser liberador preguntarse: ¿por qué se nos exige sentir alegría constante? A lo largo del camino en el que nuestros pequeños crecen, nos enfrentamos a la realidad de que la vida es una mezcla de risas y lágrimas.
El dilema de las navidades: alegría o agotamiento
Con la Navidad a la vista, la presión se intensifica. ¿Cuántas veces has escuchado diciendo que solo tienes unos pocos años para disfrutar de las navidades con tus pequeños? Esta misma presión puede transformarse en una montaña de agotamiento. Porque, seamos sinceros, planear cada detalle de la Navidad puede ser extenuante.
Volviendo a la experiencia de Paula, aparentemente, que son solo “doce veranos y ocho navidades para disfrutar” puede confundirse rápidamente con la realidad de tener que trabajar en tu laptop mientras juegas a «adivina qué juguete es» con tu hijo. A veces, el tiempo con la familia parece más una carrera de obstáculos que una alegre celebración.
No olvidemos que esa sensación de nostalgia para con los años que pasan es completamente normal, pero arrojarla en la cara de quienes están en medio de la crianza puede resultar desalentador. Es como ver a una pareja enamorada y decirles: “Disfruten, que esto se acaba”. ¿Por qué lo harías, en lugar de dejar que vivan su propio viaje?
La dualidad de ser madre: disfrutar y sufrir
La maternidad es, en muchos aspectos, como una obra de teatro cómica y trágica a partes iguales. Muchos días son risas, pero otras veces son gritos y lágrimas. Paola lo expresa perfectamente: “Quizás una maternidad gozosa y disfrutable es aquella en la que se acepta que los momentos de inquietud, duda o sufrimiento también existen”. Puede ser un desafío aceptar que hay días difíciles, y no, no es un fracaso. Puede incluso ser liberador.
A veces, reírme de mí misma me ayuda a sobrellevar el caos. La otra tarde, un amigo me preguntó cómo me estaba yendo con la maternidad. Yo, con una bebida en la mano, le dije entre risas: “¡Aún no me han entregado el manual de instrucciones!”. Es en esos momentos ligeros, donde la fragilidad de ser madre se transforma en empoderamiento, que encontramos segunditos de disfrute.
¿Cómo disfrutar de la maternidad sin mirar a los lados?
Ahora bien, ante tanta presión, ¿cómo podemos disfrutar de nuestra propia experiencia de maternidad? Aquí hay algunas claves prácticas.
1. Define tu propio concepto de disfrute
El disfrute es subjetivo. Para algunos puede ser bailar con los niños en la sala de estar, y para otros, puede ser simplemente tener un rato a solas para disfrutar del café. ¡Haz lo que funcione para ti!
2. No te compares con los demás
Las redes sociales no son la vida real. Las fotos de familias felices y sonrientes son solo eso: fotos. Recuerda que todos tenemos días buenos y días malos. Al final del día, tu experiencia es única y preciosa.
3. Comunica y comparte tus sentimientos
Hablar con otros padres puede ayudar a normalizar los sentimientos encontrados. Compartir experiencias también puede llevar a risas sanadoras, y lo más importante, conexiones significativas.
4. Permítete sentir todo el espectro emocional
No hay solo un estilo correcto de ser madre. Permítete sentir tristeza, frustración, alegría y tanta confusión como desees. Esto no te convertirá en mala madre, al contrario, te hará más auténtica.
5. Simplifica tus expectativas
Para las festividades, en lugar de planear un calendario de adviento perfecto, considera dedicar tiempo a leer en familia o simplemente dar un paseo a la luz de las luces navideñas. A veces, la magia no se encuentra en componer una imagen perfecta, sino en los momentos sencillos.
La maternidad es un viaje único
Recordemos que la maternidad no es un sprint, sino un maratón. A veces correrás veloz, y otras sentirás que quieres detenerte y simplemente respirar. Acepta que habrá días en los que no todo será perfecto, pero eso no significa que no puedan ser días de amor y conexión sincera con tus hijos.
Para las futuras mamás y papás que lean esto, respiren hondo, relájense y disfruten. Recuerden que cada vez que el reloj suene, la vida continúa, pero cada instante que pasen con sus pequeños será un tesoro que atesorarán de por vida. No importa cuántas navidades queden, lo divertido podría ser más sobre los momentos vividos que las tradiciones perfectas.
Así que, la próxima vez que alguien te diga que disfrutes de todo, sonríe y responde: “Estoy aprendiendo a disfrutar… a mi manera”. Porque, después de todo, ser madre y padre no es una competición. ¡Es un viaje personal!