La maternidad es un tema que ha intrigado y atormentado a la literatura, el cine y la sociedad en su conjunto. Desde tiempos inmemoriales, la figura de la madre se ha idealizado en el imaginario colectivo: la madre amorosa, la madre sacrificada, la madre que siempre tiene una sonrisa y un abrazo disponible. Sin embargo, ¿qué pasa cuando esta imagen se desmorona? ¿Qué se esconde detrás del velo de la maternidad perfecta? La nueva película «Salve Maria», dirigida por Mar Coll, se ocupa de explorar esos rincones oscuros de la experiencia materna que muchas se sienten tentadas a ocultar.
El inicio de una travesía perturbadora
Desde los primeros momentos de la película, te atrapan. Imagina la vida de una madre primeriza, rodeada de pañales y biberones, mientras un bebé llora incesantemente en la oscuridad. La atmósfera es claustrofóbica, casi asfixiante. ¡Ah, el dulce llanto de un recién nacido! Recordando mis propias noches en vela, rodeado de productos de cuidado infantil y café frío, no podía evitar sonreír (con un leve toque de desesperación) al ver reflejadas mis propias vivencias. «¡Ya no sé si estoy más cansada o más loca!», pensé.
En este sentido, «Salve Maria» se suma a una tendencia más amplia en el cine y la literatura contemporáneas que intenta desmitificar la maternidad. Películas como «Cinco lobitos» de Alauda Ruiz de Azúa o la aclamada «The Lost Daughter» de Maggie Gyllenhaal abordan la experiencia materna desde perspectivas que desafían la idea clásica de la maternidad. Aquí, la directora Mar Coll se atreve a ir un paso más allá, creando un retrato sombrío que resuena en las fibras más profundas de nuestra psique.
La maternidad vista como un oscuro laberinto
La protagonista de «Salve Maria», interpretada por Laura Wessmahr, se enfrenta a sus propios demonios como nueva madre. Las escenas muestran a una mujer atrapada en un ciclo de soledad, frustración y, en ocasiones, un repulsivo deseo de huir de su propia realidad. Esto tiene un paralelo con escenas de otras obras recientes que muestran la maternidad como un paisaje árido y desolador, un tema que algunas pueden encontrar liberador, pero que para otras es atemorizante. ¿Es realmente esta la experiencia de ser madre?
Recientemente, en una charla con unas amigas, nos reímos (aunque nerviosamente) de los altos estándares que la sociedad espera de las madres. Entre anécdotas de noches sin dormir y la presión de volver al trabajo a las pocas semanas, comprendimos que quizás la verdadera maternidad no se asemeja tanto a un cuento de hadas. Y aquí es donde «Salve Maria» impacta: presenta una visión honesta y cruda, que invita a la reflexión profunda.
Los miedos que enfrentan las madres actuales
Es común que las madres nuevas, en su vida cotidiana, se enfrenten al estigma asociado a la depresión posparto. Antes, esos sentimientos de abatimiento y desesperanza eran a menudo silenciados, escondidos detrás de sonrisas forzadas. La película expone ese tema sin titubear, llevando a la protagonista a un extremo donde la línea de la locura se vuelve peligrosamente delgada. Uno podría preguntarse, ¿hasta qué punto puede una madre soportar la presión antes de sucumbir a sus peores temores?
La realidad es que, con cada vez más mujeres abrazando la maternidad, también se visibilizan las conversaciones sobre el rechazo maternal y el sufrimiento psicológico que a menudo se asocia con el postparto. La verdad es que ser madre puede ser una experiencia aislante y, a menudo, desalentadora. La inclusión de este tema en «Salve Maria» no solo refleja una verdad social, sino que también actúa como una forma de catarsis, permitiendo que, tanto las madres como los futuros padres, se sientan identificados.
Una estructura narrativa desafiante
Mar Coll, en su adaptación libre de «Les mares no» de Katixa Agirre, asume riesgos que muchos cineastas evitan. Al eliminar la distancia entre la madre y su deseo de escapar, crea un ambiente donde la tensión se siente palpable. Este enfoque creativo no solo es audaz, sino que también refleja la creciente urgencia de hablar abiertamente sobre temas tabú que afectan a la maternidad.
Al igual que la protagonista, muchas mujeres contemporáneas se sienten atrapadas entre el deseo de ser creativas y las exigencias de la maternidad. Este dilema es un tema recurrente en la historia de la literatura. Como mencionó Adrienne Rich en su ensayo «Nacemos de mujer», el conflicto es evidente y real. La madre que quiere crear, escribir o hacer arte se siente desgarrada entre su pasión y las exigencias del cuidado de sus hijos.
Al final del día, ¿no es el equilibrio entre la creatividad y la maternidad lo que muchas madres buscan? En mi experiencia personal, la lucha a menudo parece una montaña rusa: momentos de inspiración y alegría seguidos de días en los que el merodeador del agotamiento se siente como un viejo amigo.
Una crítica a la idealización de la maternidad
En los últimos años, el cine ha comenzado a abrirse un poco más a esta línea de pensamiento. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer. «Salve Maria» desafía la narrativa preconcebida de que ser madre significa simplemente encontrar alegría en cada pequeño momento. En cambio, se adentra en un territorio más escarpado, mostrando que también puede haber dolor, ansiedad e incluso el deseo de desconectarse.
Me he encontrado con amigos que, tras ver este tipo de películas, reflexionan sobre sus propios estilos de crianza e incluso expresan un renovado respeto por las madres en su vida. Y, francamente, es algo que siempre he considerado necesario. La verdad es que todos necesitamos un poco de empatía. Después de todo, ¿alguna vez has sentido que podrías estar haciendo un mejor trabajo?
La maternidad y su representación en el arte
La representación de la maternidad en el arte ha evolucionado mucho, y “Salve Maria” es la perfecta ilustración de esta evolución. Al igual que el maratón que enfrentamos cada día, tanto en la crianza como en nuestras vidas creativas, la película se convierte en un espejo oscuro que nos obliga a confrontar nuestras propias inseguridades y fantasmas. Y si bien hay un toque de horror psicológico que pulula por su narrativa, también hay un espacio de reflexión sobre las decisiones tomadas y los caminos por explorar.
Si bien la maternidad ha sido tradicionalmente representada como un camino sereno y satisfactorio, «Salve Maria» subraya que esta visión no solo es limitada, sino que también es potencialmente perjudicial. ¿Quién no se ha sentido abrumada por la polaridad de ser madre y ser individual al mismo tiempo?
Conclusión: La relevancia de una narrativa moderna
«Salve Maria» puede ser un viaje doloroso, pero es, en esencia, profundamente necesario. Nos ofrece la oportunidad de enfrentar la realidad de una maternidad complicada en un mundo donde el cuidado, la creatividad y la salud mental a menudo chocan. Al final, nos deja una pregunta simple, pero poderosa: ¿podemos seguir desafiando la narrativa y hablar abiertamente sobre lo que significa ser madre en el siglo XXI?
Mientras reflexiono sobre la película, recuerdo que nada en la vida es perfecto. Tal vez ser madre sea también aceptar lo imperfecto, disfrutar de los momentos de caos y, sobre todo, aprender a amar en todas sus formas. Después de todo, como madre, siempre estamos en la búsqueda de un equilibrio entre la locura y la creatividad, una búsqueda que es, sin duda, un viaje compartido.