La noche de Reyes es una de las festividades más queridas en muchas culturas, especialmente en la tradición española. Pero, ¿alguna vez te has preguntado cómo podría cambiar la vida de un niño enfermo un evento que normalmente se asocia con la alegría y los regalos? A través de la historia del profesor Fernando de la Portilla, un cirujano colorrectal que dedica gran parte de su tiempo a ir a Guatemala, exploraremos cómo la combinación de la sanidad y la magia de la cabalgata puede traer esperanza a aquellos que más la necesitan.

El impacto de la sanidad en los más necesitados: Un viaje al corazón de Guatemala

Imagina que te encuentras en un país donde las condiciones de salud son precarias, donde cada operación quirúrgica es una auténtica hazaña de valentía y esperanza. Eso es precisamente lo que experimenta el profesor de la Portilla. Este médico ha estado ayudando a la comunidad de Guatemala durante 27 años, realizando operaciones que, en su país de origen, podrían parecer menores, pero que allí pueden significar la diferencia entre la vida y la muerte para muchas familias.

Fernando siempre dice: “La sanidad allí está mal y siempre lo ha estado…”. Y, la verdad sea dicha, es un recordatorio triste de que la desigualdad en el acceso a la salud no es un fenómeno exclusivo de las películas de ciencia ficción, sino una dolorosa realidad para millones de personas en todo el mundo.

Anécdotas de un héroe cotidiano

Una de las historias más impactantes que Fernando recuerda es la de una niña llamada Celestina, que llegó a su consulta con una enfermedad que la mantenía alejada de los juegos con sus amigos. Los padres de Celestina estaban nerviosos y preocupados, al escuchar que un médico vendría desde muy lejos para ayudar a su niña. El día de la operación fue uno de esos días en los que uno siente que la vida puede dar giros inesperados.

Imagina la escena: Fernando, vestido con su bata blanca, realizando una intervención crucial en la pequeña, que soñaba con volver a jugar. Cuando terminó, firmó el parte quirúrgico y, al leer el apellido de Celestina, sonrió. Por casualidad, la niña se llamaba Melchor Reyes. Para ella, aquel cirujano era su héroe; para Fernando, había algo de magia en ese momento. ¿Quién dijo que los Reyes Magos no existían?

La conexión entre la sanidad y la cabalgata

Hablando de magia, la Cabalgata de Reyes es uno de esos eventos anuales donde el espíritu de la generosidad y la alegría se apodera de las calles. Este año, la historia tomó un giro especial con el niño Alberto, quien decidió escribirle al Rey Melchor.

Alberto no pidió juguetes ni atenciones comunes; más bien, anhelaba que su enfermedad, una patología colorrectal, fuera reconocida y visibilizada. En su carta, se sintieron las palabras de un niño que llevaba sobre sus hombros el peso de una enfermedad mal entendida. Cuando leí su petición, no pude evitar sentir una mezcla de empatía y admiración. ¿No es increíble cómo, incluso en la niñez, algunos logran transmitir mensajes de esperanza y cambio?

Una historia de visibilidad y reconocimiento

Alberto se convirtió en el portavoz de muchos otros niños que luchan en silencio con enfermedades comprensibles y poco conocidas. Su carta fue un grito de auxilio en busca de reconocimiento, no solo de sus problemas médicos, sino también de la necesidad de ser comprendidos y aceptados en un entorno escolar y social que a menudo los excluye.

Cuando La Cabalgata de Reyes de Sevilla se enteró de su historia, el caos habitual que se vive en esos días se transformó en un momento precioso para recordarle a la sociedad que hay cosas más importantes que los regalos. Así que, como parte del evento, Alberto será uno de los personajes que acompañará al Rey Melchor en su carroza. ¡Imagínate la escena! Una enorme carroza desfilando y mostrando al mundo la fuerza de los niños que enfrentan adversidades con valentía. Esto no es un mero espectáculo; es un testimonio de que la solidaridad y el apoyo pueden hacer maravillas.

Reflexionando sobre la empatía social

A veces, es fácil pasar por alto los problemas de los demás cuando estamos sumidos en nuestras propias luchas. La historia de Fernando y Alberto, junto con la cabalgata, nos recuerda que necesitamos despojarnos de esa ceguera autoimpuesta. ¿Es posible que cada uno de nosotros se convierta en un héroe en la vida de alguien más?

Podríamos no tener la habilidad de operar a un niño o la posibilidad de organizar un evento masivo, pero todos podemos hacer algo, por pequeño que sea. Desde compartir la historia de esos niños, hasta educar a otros sobre sus padecimientos, hay formas en las que todos podemos contribuir.

La importancia de dar visibilidad

Conversando con Fernando, me contó que no solo opera a los niños; también se convierte en un defensor. “Es crucial visibilizar estas enfermedades”, dice. No son solo diagnósticos médicos; son experiencias de vida. Cada cirugía que realiza, cada mensaje que comparte, es parte de un esfuerzo mayor por cambiar la narrativa en torno a las enfermedades poco lucrosas. Así como Alberto pidió un regalo de visibilidad, la comunidad también puede hacerlo.

Conclusiones sobre la celebración de la vida

La cabalgata de Reyes y las historias de aquellos que luchan contra la adversidad nos enseñan varias lecciones. La más importante, quizás, es que aún en medio de la lucha, siempre hay espacio para la magia y la esperanza. En cada niño enfermo existe el potencial de un cambio social, un impulso que invita a la empatía y la comprensión.

Entonces, la pregunta persiste: ¿cómo podemos hacer nuestra parte para apoyar a estos jóvenes valientes? Claro, cada gesto cuenta. Desde compartir, educar y promover conciencia, hasta fomentar un ambiente en el que los enfermos no se sientan solos.

Este año, mientras disfrutamos de la cabalgata de Reyes, recordemos lo que debemos agradecer: cada pequeño acto de bondad y la valentía que reside en la lucha diaria de tantos niños. En el fondo, todos somos un poco como Celestina, un poco como Alberto. Solo esperamos que alguien nos escuche y, en la magia de la cabalgata, encontremos el camino hacia un mundo más comprensivo y esperanzador. ¡Salud por los héroes de la vida real!


Sobre el autor

Fernando Fabiani, médico y secretario general del Ateneo de Sevilla, es un apasionado defensor de la sanidad y la visibilidad de los problemas de salud que afectan a los niños. Su figura destaca por su compromiso con las causas que protegen y mejoran la calidad de vida de los más vulnerables.