La soberanía alimentaria no es solo un concepto; es una lucha que a menudo enfrentan comunidades en conflicto. Yasmeen El Hasan, responsable de incidencia internacional de la Unión de Comités de Trabajo Agrícola (UAWC), ha dedicado su vida a esta causa en Gaza. Desde su perspectiva, la seguridad alimentaria está indisolublemente unida a la soberanía nacional. Imagina tener que cultivar en la tierra que una vez fue tu hogar y ver cómo ese suelo se convierte en el campo de batalla de un conflicto interminable. Nos adentramos en su perspectiva y en la realidad de la vida bajo ocupación, un escenario que se siente tan ajeno y, al mismo tiempo, tan cercano.

¿Qué es la soberanía alimentaria y por qué es crucial?

La soberanía alimentaria se refiere al derecho de los pueblos a definir sus propias políticas agrícolas y alimentarias. Es un concepto que parece simple, pero que en prácticas políticas se vuelve complejo. La gente quiere tener control sobre su producción alimentaria, asegurándose de que sus necesidades básicas se satisfagan sin depender de actores externos. Sin embargo, como explica El Hasan, en Gaza, la situación es más complicada. «Si tenemos soberanía sobre nuestras tierras y recursos, vamos a tener seguridad alimentaria», dice, y cada palabra resuena con un significado profundo en el contexto de su vida cotidiana.

Pero, ¿cómo se puede hablar de soberanía alimentaria cuando la ocupación intenta constantemente despojar a comunidades enteras de su derecho a la tierra? ¡Es como intentar jugar a las cartas sin baraja! Un juego injusto que deja a los palestinos con las manos atadas, mientras que el suministro de alimentos se convierte en un arma de guerra.

Una visita a Madrid: entre la esperanza y la dureza de la realidad

Durante su visita a España, Yasmeen estuvo en el Matadero de Madrid, un lugar que simboliza la reconexión entre las comunidades y sus raíces. Sin embargo, difícilmente podía olvidar la dureza de su realidad en Gaza, donde el genocidio es una palabra que utiliza sin titubear. Lamentablemente, su visita se asemejó más a una gira de concienciación que a una escapada de relax en un ambiente cultural. Hablar con ella es un recordatorio doloroso de lo que se pierde cuando las guerras rompen la continuidad de la vida.

He estado en situaciones donde el contacto humano se convierte en un bálsamo para el alma. Recuerdo una conversación en un evento comunitario donde conocí a alguien que había sobrevivido a un conflicto armado. Su alegría y fortaleza resonaban profundamente en mí, haciéndome reflexionar sobre mis propios desafíos insignificantes. La visita de Yasmeen a España tiene un tono similar: se trata de conectar, de aprender y, sobre todo, de combatir la indiferencia.

Gaza: un escenario de asedio y resistencia

Desde hace 17 años, la situación en Gaza se ha deteriorado de forma alarmante. Casi 44,000 palestinos han perdido la vida en la guerra más reciente, mientras que la devastación ha golpeado no solo a las personas, sino a la propia tierra. Con el 86% de Gaza destruido, suena como una película de terror, pero es la vida cotidiana para muchos. Yasmeen recalca que antes del 7 de octubre de 2023, la situación ya era complicada.

Gaza era autosuficiente en su producción agrícola, pero las restricciones impuestas por la ocupación han ahogado a los agricultores. Es como si intentaras llenar un recipiente con agua mientras lo tienes cubierto con una tapa. ¡Imposible!

El sistema en Gaza depende completamente de la ocupación para obtener recursos fundamentales como agua y electricidad. Es inquietante pensar en cuán creativos deben volverse los agricultores para sobrevivir. «Los palestinos son muy creativos», dice Yasmeen con una leve sonrisa, dándole un giro optimista a la amarga realidad. ¿No es asombroso cómo la adversidad puede sacar lo mejor de la humanidad?

La guerra contra el sistema alimentario

La estrategia militar de Israel, según El Hasan, ha sido eliminar la capacidad de los habitantes de Gaza para producir su propio alimento. “El 95% de las cabezas de ganado han muerto”, añade, lo que prácticamente significa la pérdida de una forma de vida. Las ofensivas se han centrado en dañar la infraestructura agrícola desde el primer momento. Es como si tiraran las piezas de un rompecabezas al suelo esperando que milagrosamente se recomponan.

Vemos que más de 7,000 pastores de ovejas han sido beneficiados con kits veterinarios y alimentación para sus animales. Un destello de esperanza en medio de la devastación, pero aún así, los números son alarmantes. La inflación en Gaza alcanzó el 250% en 2024, lo que significa que la angustia económica es tan extrema como la violencia misma.

Reflexiones sobre la resiliencia y la creatividad

A pesar de la cruda realidad que enfrenta, Yasmeen se muestra optimista. Habla sobre el sueño de volver a ver a Gaza florecer. Tiene la meta clara: el desmantelamiento del sistema colonial que ha oprimido a los palestinos durante décadas. «Cuando el genocidio acabe, y acabará en algún momento, Gaza se reconstruirá», sostiene con convicción.

Fue en uno de esos momentos de conversación que recordé una historia sobre mis propios ancestros que sobrevivieron a una guerra. A través de sus relatos, aprendí sobre la perseverancia y cómo sus tradiciones pudieron mantenerse vivas. La creatividad y la capacidad de adaptación son rasgos que, aunque surgen de la necesidad, se convierten en nuestras mayores fortalezas.

La pausa en el ciclo de destrucción y la necesidad de justicia

La situación en Gaza envuelve a sus ciudadanos en un ciclo de dependencia y vulnerabilidad. La pregunta es: ¿quién se atreve a romper ese ciclo? La ocupación israelí ha creado una hambruna en Gaza, y la comunidad internacional sigue debatiendo si se puede llamar así. Decenas de niños mueren por desnutrición, y la lenta reacción global se siente casi como una burla. Es fácil mirar hacia otro lado y pensar «eso no es mi problema», pero ¿realmente no lo es?

¿Podemos darnos el lujo de ignorar el sufrimiento ajeno? La respuesta es un rotundo no. La lucha de Yasmeen El Hasan es un eco de muchas luchas alrededor del mundo contra la opresión y la injusticia. Nos invita a reflexionar sobre la importancia de la humanidad compartida.

Un alto al fuego: un imperativo humanitario

Para poner fin a esta crisis, Yasmeen exige un alto el fuego inmediato y el acceso sin restricciones a ayuda humanitaria. Pero, por encima de todo, busca terminar con el asedio sobre Gaza. ¿Es demasiado pedir un poco de compasión en un mundo que frecuentemente parece haberla perdido?

Sus palabras resuenan en el aire: «El hambre genera desesperación, y la desesperación solo conduce a más violencia. La única solución es restaurar los derechos de las personas». En su mirada hay un fuego que no se extinguirá, y en su voz, un llamado a la acción que invita a muchos a unirse.

Conclusiones: el deber de la empatía y la acción

La historia de Yasmeen y la lucha de los palestinos en Gaza nos recuerdan la importancia de elegir la empatía y la acción. En tiempos de crisis, no se trata solo de observar desde la barrera; todos tenemos un papel que desempeñar en la creación de un mundo más justo. Es la diversidad de voces, como la de Yasmeen, lo que puede motivar un cambio significativo.

Al final del día, ¿NO es eso lo que todos queremos? Un mundo en el que se respeten nuestro derecho a la vida, a la alimentación, y a un futuro más brillante. Mientras tanto, los ecos de la resistencia en Gaza siguen resonando, un recordatorio constante de que hay una lucha en curso por la justicia y la dignidad.