Cada año, el 8M se convierte en un punto de inflexión en la lucha feminista, un momento en el que miles de voces se levantan en todo el mundo en defensa de la igualdad y los derechos de las mujeres. En 2023, no fue diferente. Sin embargo, este año se sintió un aire de urgencia, como si el movimiento feminista estuviera en la cuerda floja, enfrentando una ola de reacciones antifeministas que parecen surgir de todos los rincones del planeta.

¿Pero qué pasó realmente en este 8M y por qué es relevante para nosotros hoy? Bueno, permíteme llevarte de la mano por este recorrido, repleto de anécdotas, reflexiones y, por supuesto, un poco de humor sutil que nunca viene mal en estos temas tan serios.

La esperanza en tiempos difíciles

«No existe otra posibilidad más que la esperanza», dijo Angela Davis, y fue este lema el que resonó en el corazón de muchas de nosotras. A pesar de la lluvia incesante y el viento en contra, miles de personas (y sí, aquí quiero darle un agradecimiento especial a los valientes que se atrevieron a salir con paraguas y pancartas de colores) se lanzaron a las calles para hacer un llamado claro: la lucha feminista no se detendrá.

Imagina la escena: una multitud se agolpa en la calle, algunos empapados, otros tratando de resguardarse bajo los toldos de las tiendas de café. En mi propia experiencia, recuerdo un 8M anterior donde la lluvia no fue impedimento. Vestida de manera muy poco adecuada para una tormenta tropical, me uní a la multitud que coreaba consignas, mis zapatos empapados y una gran sonrisa en el rostro. La convicción y la sororidad siempre superan el mal tiempo, ¿no crees?

Más allá del machismo

Si bien es cierto que el machismo ha existido desde tiempos inmemoriales, este año las manifestaciones estaban impregnadas de un mensaje claro: la lucha feminista nunca ha ido demasiado lejos, pero sí lo ha hecho el machismo. En Argentina, la situación está que arde con la llegada del presidente Javier Milei, quien ha alimentado aún más el debate sobre la labor y derechos de las mujeres con su retórica incendiaria. Y, ¿quién puede olvidar esa motosierra que le regaló a Donald Trump? Es una metáfora que se volvió viral y que resuena con lo que hay que hacer en nuestra lucha: ¡cortar de raíz la desigualdad!

A nivel global, el antifeminismo parece haberse convertido en un deporte de alto riesgo. Desde Italia hasta México, los intentos por silenciar las voces feministas se han intensificado. Pero cada grito en la calle, cada pancarta que decía «sin feminismo no hay democracia» era un recordatorio de que el camino hacia la igualdad está lleno de piedras, pero con cada paso firme aumentamos nuestra resistencia.

La manifestación como espacio de encuentro

Este 8M no solo fue un reclamo. También fue un recordatorio de que el feminismo es un espacio de encuentro. Más allá de las consignas, de las pancartas, había risas, abrazos y canciones que, con un ligero toque desafinado (pero con mucho amor), resonaban en cada rincón. ¿Alguna vez has sido parte de una manifestación donde se canta la misma canción una y otra vez? Es como estar en un concierto, pero con un mensaje mucho más profundo.

Con el sol escondido detrás de las nubes, las mujeres (y muchos hombres también) marchaban gritando «No llueve, ¡es el patriarcado llorando!». La creatividad en el uso de la protesta nunca deja de sorprenderme. Creo que es un claro ejemplo de cómo podemos darle la vuelta a situaciones adversas con humor e ingenio.

Un mensaje político dividido

En el contexto político actual, es inevitable mencionar que no todos los actores políticos están en la misma sintonía respecto al feminismo. Mientras el presidente Pedro Sánchez hablaba de cómo los hombres deben hacer del feminismo su propia causa, se siente como un pequeño avance, aunque agridulce. Hey, ¡nunca se es demasiado feminista!

Sin embargo, este discurso conciliador ha despertado reacciones. Entre ellas, la del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, que pedía un feminismo «de verdad», refiriéndose al feminismo que luchaba por los derechos básicos de nuestras madres y abuelas. ¿Pero en serio? ¿Vamos a volver a discutir el derecho al divorcio o a pedir permisos para abrir una cuenta bancaria? La sensación de estar atrapados en una máquina del tiempo es abrumadora.

Una lucha que abarca más que el género

Lo que hace que el 8M 2023 sea un evento singular es la forma en que se ha ampliado el enfoque del feminismo. Temas como el racismo, la precariedad y la defensa de los derechos de grupos históricamente ignorados han encontrado su lugar en este movimiento. ¿Sabías que ahora, más que nunca, el feminismo está tomando una postura clara sobre la vivienda y los movimientos sociales? Era ineludible, dado que las mujeres de hoy enfrentan desafíos que van más allá de la desigualdad de género.

Una pancarta que decía «se acabó desahuciar» encapsuló perfectamente cómo el feminismo moderno ha evolucionado. Hace unos años, era casi impensable que estos temas se entrelazaran, pero aquí estamos. Así que, ¿quién dijo que el feminismo era solo «asunto de mujeres»?

Esperanza frente a la adversidad

A medida que avanzamos en el camino del feminismo, hay que reconocer que los tiempos pueden ser difíciles y que la batalla es real. Con movimientos antifeministas al alza, las mujeres del mundo, desde Europa hasta América Latina, deben unirse más que nunca. Lo que me sorprende cada año del 8M es la inmensa esperanza que se siente en el aire a pesar de ello. En una de las manifestaciones, vi un mensaje escrito en un paraguas que decía: «Mañana saldrá el sol». ¡Qué gran verdad! Esa fe en el futuro nos empodera para seguir luchando.

A veces, las personas se preguntan: ¿vale la pena salir a la calle? La respuesta, para mí, es un rotundo sí. Cada manifestación, cada encuentro, cada sonrisa compartida lleva consigo el peso de nuestras historias y las promesas de un futuro más igualitario. Como dijo Angela Davis, no podemos dejar que el desánimo nos frene.

Conclusiones agridulces

A pesar de la adversidad, el 8M 2023 nos brindó un vistazo esperanzador al poder de la solidaridad. En un mundo donde las voces antifeministas parecen resonar más fuerte que nunca, el movimiento feminista demuestra que no solo somos resilientes, sino que también estamos dispuestas a luchar con una sonrisa en la cara y un grito en el corazón.

Así que, la próxima vez que te enfrentes a la falta de derechos o a la retrocesión en temas de igualdad, recuerda que nuestras voces son nuestra mayor fortaleza. La lucha continúa, la resiliencia crece y, aunque el camino sea difícil, siempre habrá un lugar para la esperanza.

Porque, al final del día, hay un sol brillando, y con cada paso firme, más cerca estamos de dejar que ese sol brille para todos. ¿Estás lista para seguir luchando? ¿O prefieres quedarte en casa? La decisión es tuya, pero, créeme, ¡salir a la calle siempre vale la pena!