Es un famoso dicho que la vida es una lucha constante entre el poder y la prensa. Por un lado, tenemos a los políticos que buscan mantener su imagen impecable, y por otro, a los periodistas que están decididos a descubrir la verdad detrás de las cortinas de humo. En un reciente evento en Sevilla, el VI Andalucía Investors Day, el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, deslizó un comentario que no solo ha causado revuelo, sino que también ha sacado a la luz la creciente tensión entre los medios de comunicación y el Gobierno central liderado por Pedro Sánchez. Pero, ¿qué es lo que realmente está en juego aquí?

Dardos entre políticos: ¿es una pelea o un debate constructivo?

Durante su intervención en el evento mencionado, Moreno se refirió de manera sutil a las «fiebres regulatorias» que parecen afectarlo todo, desde el tiempo hasta la forma en que se informa al público. No se puede negar que estas palabras no son solo una crítica; son el eco de un descontento que resuena en muchos rincones políticos del país. Como un comediante que lanza un chiste certero sobre la realidad ajena, Moreno ha encontrado su momento para lanzar su dardo hacia Sánchez. Después de todo, hace falta cierto valor para criticar al jefe del Ejecutivo públicamente, ¿no? Aunque a veces pienso que a los políticos les gustaría tener un botón de “mute” para callar a los periodistas.

Por su parte, Pedro Sánchez ha estado en la cuerda floja últimamente, especialmente después de la imputación de su esposa, Begoña Gómez. Uno pensaría que esto sería motivo suficiente para llevarle un café y un rosco, pero en cambio, parece que ha optado por lanzar dardos hacia los medios de comunicación, a los que ha calificado, en ocasiones, como «pseudomedios». Aquí es donde la situación se torna crítica; la línea que separa la libertad de expresión de la propaganda gubernamental se vuelve cada vez más difusa.

La libertad de prensa en tiempos de crisis: ¿un lujo o un deber?

La libertad de prensa es fundamental para una democracia sana. Es esa pequeña chispa que nos permite cuestionar al poder y entender lo que está sucediendo detrás de las puertas de los despachos gubernamentales. Sin embargo, y aquí viene un confesión un tanto amarga, esa chispa a menudo es sofocada por llamas de censura o, al menos,por un fuego lento que arde en el fondo. El mismo Moreno reconoció que, aunque no siempre le gusta lo que los periodistas publican sobre él, respeta la crítica. ¡Eso es algo que muchos políticos deberían tomar nota!

El presidente de la Junta también tuvo la amabilidad de ofrecer una advertencia al jefe del Ejecutivo: “Ojo con eso”, refiriéndose a los políticos que comienzan a atacar a la prensa. ¿Quién no recuerda el escándalo de Richard Nixon y su famoso Watergate? Ese fue un momento en que la combinación de política y prensa resultó en un resultado explosivo. Un consejo sabio, sin duda, en un momento en que las redes sociales y las fake news están al orden del día.

Plan de Acción por la Democracia: un paso hacia adelante o una trampa?

Hablemos de cuestiones más concretas. El 17 de septiembre, el Consejo de Ministros aprobó el Plan de Acción por la Democracia, que incluye un registro de medios de comunicación bajo la supervisión de la Comisión Nacional de Mercados y la Competencia (CNMC). Este plan se presenta como una vía para arrojar luz sobre la propiedad de los medios y distinguir entre los medios verídicos y los controvertidos. La pregunta del millón es: ¿será realmente efectivo?

Imaginemos que un día te despiertas y el Gobierno ha decidido darle forma a un registro de medios. Al principio podría parecer positivo, pero eso abriría un debate sobre quién tiene el poder de decidir qué es un medio verdadero y qué no. Es como si una abuela decidiera quién puede ser invitado a la cena de Navidad, basándose en si te gusta su receta de tarta de manzana. No todas las opiniones son iguales. Lo mismo ocurre en los medios: lo que una persona considera un “pseudomedio”, otra puede verlo como una voz crítica necesaria.

La reforma de la ley de publicidad institucional: ¿justicia o control?

El plan del Gobierno también incluye una reforma de la ley de publicidad institucional, con la intención de limitar la manera en que se financian los medios. Pero aquí viene otra pregunta: ¿es realmente lo que necesitamos? En un mundo como el de hoy, donde la desinformación se esparce más rápido que un rumor en un patio de colegio, la transparencia en la financiación de los medios es esencial. Sin embargo, hay preocupaciones de que esta intención termine siendo usada como un látigo para frenar la crítica, en lugar de fomentar un entorno periodístico saludable y diverso.

Como bien señala Juanma Moreno, la realidad es que los políticos no siempre están felices con lo que aparece en los titulares. Pero aceptémoslo, ¿quién está? Todos hemos tenido esos días en los que desearíamos que el mundo se detuviera un minuto para reconsiderar lo que se dice de nosotros. Pero insistir en la regulación de los medios podría volverse en contra de aquellos que lo hacen.

El futuro de la prensa en España: una encrucijada

Ahora, mientras nos sentamos a reflexionar sobre lo discutido, surge una gran pregunta: ¿hacia dónde vamos? La relación entre la prensa y el Gobierno está en una encrucijada. Con cada advertencia de los políticos y cada intento de regular lo que pueden decir los medios, se pone en peligro la esencia misma de lo que debería ser la libertad de prensa. La habilidad de cuestionar, de indagar, de sacar a la luz lo que se quiere mantener en las sombras es el verdadero corazón de la democracia.

Una anécdota personal que me viene a la mente es cuando, en mi época de estudiante de periodismo, una de mis profesoras nos dijo: “la verdad no tiene dueño, pero todos intentan capturarla”. Con cada nueva administración, parece que la búsqueda de esa verdad se vuelve más difícil, y la posibilidad de que se impongan restricciones amenaza la esencia misma de la profesión.

Conclusiones: entre la ironía y la preocupación

Al final del día, la penúltima batalla entre la política y la prensa no es solo una cuestión de ego, sino una lucha por el corazón y el alma de la democracia. Tanto Juanma Moreno como Pedro Sánchez tienen sus propios intereses en juego, pero es crucial que la ciudadanía ponga atención a estas dinámicas. La esencia de la democracia se basa en la libertad de expresión y el acceso a la información veraz. Cuando los políticos empiezan a decidir qué es y qué no es un medio, todos perdemos.

Como ciudadanos, debemos ser críticos y analíticos respecto a la información que recibimos, al igual que abogar por una prensa libre y diversa que no solo cumpla con la función de informar, sino que también desafíe el poder. Entonces, ¿qué haremos? ¿Nos sentaremos a esperar que la próxima ronda de dardos se dispare, o nos levantaremos y exigiremos ese espacio crítico que es nuestra herencia democrática? La decisión está en nuestras manos.