El pasado 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer, quedó marcado por un fenómeno meteorológico que, irónicamente, podría hacer que algunas personas se pregunten si las fuerzas de la naturaleza también tienen algo que decir sobre la igualdad de género. Las lluvias torrenciales afectaron a diversas ciudades de Andalucía, llevando a la suspensión de varias manifestaciones programadas. En este artículo, abordaremos cómo el clima ha impactado en la lucha feminista, por qué debemos seguir alzando la voz y algunas anécdotas que, aunque puedan parecer tristes, también tienen su toque de humor.

La lluvia y el feminismo: un amor desafortunado

Recuerdo aquel año en el que, para el 8M, decidí llevar un paraguas decorado con símbolos feministas. ¡Era mi fuerte declaración de intenciones! Pero, por supuesto, ese día empezó a llover tanto que el paraguas se volvió más un arma de destrucción masiva que un símbolo de empoderamiento. En fin, eso pasa cuando tratas de combinar moda con activismo.

Este año, las lluvias en Málaga, Cádiz y Huelva obligaron a suspender las manifestaciones, dejando a muchas mujeres y hombres esperando en sus casas, mirando por la ventana con esa mezcla de frustración y resignación. Según las organizaciones feministas, la decisión de aplazar las manifestaciones se tomó siguiendo recomendaciones de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que activó alertas naranja en varias provincias.

Pero, tal como se dice en la serie «Friends», «¡el clima no puede detenernos!» Aunque sí lo hizo, a decir verdad. Las mujeres y hombres de Andalucía se preguntarán, ¿cómo puede el clima interrumpir nuestra lucha por la igualdad? La respuesta es sencilla: aunque el amor por la causa es fuerte, un rayo no es un buen compañero de manifestación.

Apagones y complacencias

Las manifestaciones en diversas localidades como Granada, donde miles de personas salieron a las calles a desafiar a la lluvia, contrastaron notablemente con las que tuvieron que ser canceladas. En Granada, la lluvia se convirtió en una especie de prueba de fuego para demostrar cuánto queremos avanzar hacia una sociedad más igualitaria. Al final, más de 7.500 personas se hicieron presentes, desafiando el mal tiempo y exigiendo un cambio. Esto nos hace preguntar: si la lluvia puede detener a algunos, ¿qué los detendría a ustedes?

En Almería, las dificultades fueron aún mayores con la coincidencia de un desfile de carnaval y las obras de peatonalización. Imagine tener que decidir entre una explosión de color y alegría en el carnaval y la importancia de alzar la voz por la igualdad. Algunas personas optaron por hacer ambas cosas. ¡Qué valientes!

Empoderamiento bajo la lluvia

A pesar de la meteorología adversa, muchas mujeres decidieron salir a la calle en ciudades donde las manifestaciones se mantuvieron en pie, como en Jaén, donde alrededor de 1.300 valientes enfrentaron la lluvia. La jornada trajo consigo una mezcla de emociones: alegría por el avance pero también tristeza al recordar a las víctimas de la violencia de género. Este balance es algo que la comunidad feminista lleva consigo, entre la esperanza y la lucha diaria.

Es un acto noble recordar a quienes no están, pero al mismo tiempo también es un recordatorio de la resiliencia que caracteriza a muchas mujeres. Como cuando estás en un mal día de cabello, pero te miras al espejo y piensas: «¡Hoy voy a robar miradas, llueva lo que llueva!».

Viento, agua y determinación

Las organizaciones que operan en Andalucía continúan trabajando para encontrar nuevas fechas y espacios. La solidaridad entre grupos y plataformas feministas muestra que, aunque la lluvia pueda haber frenado una manifestación, no puede sofocar el deseo de lucha, reflexión y cambios necesarios.

Además, en medio de tanto desánimo, surge una vital lección sobre la resiliencia: tal vez las manifestaciones, aunque sean aplazadas, también invitan a la reflexión. En este sentido, me recuerda a las metáforas que a veces usamos en nuestras reuniones: «El camino hacia la igualdad es como una carrera de obstáculos; a veces hay que saltar y a veces hay que trabajar el doble».

Empatía en la adversidad

Lo que es innegable es que la lucha por la igualdad de género tiene un componente fundamental: la empatía. Este año, las cancelaciones y aplazamientos han hecho que diversos grupos se unan en esta causa. Las mujeres y hombres que decidieron no salir a la calle también representan una voz; una voz que dice: «Aunque no estemos allí físicamente, nuestros corazones laten por la causa».

Y aquí es donde quiero abrir un paréntesis para reflexionar. A veces, la verdadera lucha no está solo en marchar a través de las calles; a veces se trata de las conversaciones que tenemos en casa, en el trabajo, y cómo apoyamos a otras mujeres. ¿Estamos respetando sus luchas, todos los días, no solo en días específicos del calendario? La empatía puede ser un rayo de luz en los días más oscuros.

Mirando hacia adelante

En el futuro inmediato, se espera que las organizaciones reprogramen las manifestaciones en Cádiz y Huelva. Es un alivio escuchar que no se rendirán. Al final del día, debemos hacer un seguimiento de las futuras movilizaciones y compromisos. Tal vez este artículo llegue a más personas y, aunque sea extraño pedir que vuelva a llover, sería un trueno que suene en la lucha por la igualdad.

Pero lo que verdaderamente necesitamos, querido lector, es tu voz. ¿Cómo piensas que el clima y otros factores ajenos a la lucha influyen en nuestra capacidad de hacer oír nuestras voces? ¿Estás dispuesto a ser ese rayo que ilumine el camino en este viaje hacia la igualdad?

Conclusiones esenciales: el camino sigue

A pesar de que la lluvia y el mal tiempo trajeron incertidumbre al Día Internacional de la Mujer en Andalucía, lo que quedó patente es que la lucha por la igualdad no se ralentiza. Las propuestas, las conversaciones y el deseo de cambio persisten. Es fundamental recordar que cada voz cuenta y cada acción suma.

Así que, mientras los pronósticos climáticos puedan cambiar, así también pueden las expectativas y la determinación de quienes buscan un mundo más justo. Sigamos mirando hacia adelante, manteniendo el paraguas decorado a mano y el fervor de lucha en nuestros corazones.

Y recuerda, la próxima vez que yo (o tú) levante un paraguas contra la lluvia, lo haga con un manifiesto en la mano y una sonrisa en el rostro, ¡porque la lucha por la igualdad jamás se desvanecerá!

Y tú, ¿estás listo para unirte a la lucha, llueva o truene?