La cocina humeante y el abrigo bien cerrado aún no han podido ahogar las risas de los encuentros navideños. Sin embargo, mientras te recuperas de las fiestas —y de ese turrón de más—, hay una realidad que no podemos ignorar: cinco virus invernales han decidido hacer su aparición triunfal, y no parecen estar dispuestos a irse sin dejar huella. Así que, ¡abrocha bien tu bufanda! Hablemos de estos virus, de cómo enfrentarlos, y quizás, de cómo darle la vuelta a esta situación con un poco de humor.
¿Qué está pasando exactamente?
Con los servicios sanitarios en todo el país desbordados, conseguir una cita en el centro de salud es tan fácil como encontrar un unicornio en un taller de manualidades. En la última semana, los ingresos hospitalarios se han disparado debido a la coincidencia de cinco virus comunes, y aunque suene un poco dramático —como una serie de Netflix que no puedes dejar de ver—, todos ellos son viejos conocidos.
Gripe: el eterno clásico de invierno
Cada año, la gripe entra en nuestras vidas como el amigo que llega a la fiesta sin ser invitado, para quedarse más de lo que quisiéramos. Este virus presenta dos subtipos conocidos: tipo A y tipo B. El tipo A es el villano principal, ya que puede desencadenar neumonías si se deja llevar. Los síntomas son tan familiares como un villancico en diciembre: fiebre, escalofríos, cefalea, dolor muscular, tos y, por supuesto, esa fatiga que preferirías evitar.
- Realidad: No hay un tratamiento específico. La medicina más efectiva es un buen abrazo de tu abuela y un poco de paracetamol para los síntomas. Después de una semana de reposo y tratando de no transformar la casa en un laboratorio de virus, es probable que estés de nuevo en forma.
Norovirus: el intruso estomacal
¡Ah, el norovirus, ese amigo que realmente no tiene modales! Este virus es conocido por causar lo que muchos llaman «gripe intestinal» (aunque, spoiler alert: no tiene nada que ver con la gripe). Con una contagiosidad que haría que el más optimista de nosotros se tape la boca al estornudar, sus síntomas incluyen fiebre, diarrea, vómitos y dolor estomacal.
Si tienes la mala fortuna de ser uno de los elegidos, lo mejor que puedes hacer es mantenerte hidratado. Aquí es donde entra la clásica frase que todos hemos escuchado: «¡toma mucha agua, que la piel lo agradece!» Me atrevería a decir que, en este caso, ¡tus intestinos también lo agradecen!
Coronavirus: el presente que no se marcha
Aunque el COVID-19 ha bajado en su virulencia, no podemos hacer como si no estuviese. La nueva variante activa, conocida como XEC, parece decidida a seguir jugando donde menos nos gusta: nuestro sistema respiratorio. Síntomas como fiebre moderada, tos y malestar general son la norma con este virus, así que si tienes un estornudo o un malestar, ten la estrategia lista para combatirlo y, quizás, ya de paso, evitar esas reuniones que no querías.
Rinovirus: el rey de los resfriados
Los resfriados son como ese «tío» que no se va de la fiesta. Con síntomas clásicos como congestión nasal, estornudos y un dolor de garganta que te hará preguntarte si realmente es buena idea seguir hablando, te llenará de ese líquido que parece tener vida propia. Pero aquí está la buena noticia: los resfriados no son graves, suelen desaparecer en tres o cuatro días.
- Consejo: Permítete llorar a gusto por el que se te ha escapado el chocolate, pero dale la vuelta al asunto. Un té caliente y un par de días en cama pueden hacer maravillas.
VRS: el virus respiratorio sincitial
¿Te has preguntado alguna vez por esos virus que parecen llevar al extremo a los pediatras? El virus respiratorio sincitial (VRS) ha sido una molestia para las familias desde siempre, responsable de miles de hospitalizaciones especialmente en bebés. Sin embargo, ¡sorpresa! Otra vez, no es solo un club de bebés. Este virus también puede exacerbarse en ancianos y personas con problemas respiratorios. Los síntomas varían, pero puedes esperar rinorrea, fiebre y mucha tos.
¿Es posible encadenar infecciones?
La pregunta del millón: ¿puede ser que después de recuperarnos de la gripe, un resfriado decida que también es su turno? La respuesta es un contundente sí. Es totalmente posible, e incluso probable. Sería ideal que los virus respectaran nuestro calendario, pero ¡sorpresa! Este no es un contrato donde hay términos y condiciones.
Si te has preguntado si tienes una infección respiratoria, es probable que hayas acertado. Casi el 70% de las infecciones respiratorias están causadas por virus. ¿Quién necesita hongos y bacterias, verdad?
¿Cómo protegernos?
Ahora que ya tenemos esta información, quizás estés pensando: «¿y yo, qué hago con todo esto?». Primero que nada, no entres en pánico, ¡tenemos algunas estrategias!
- Lava tus manos: Este consejo suena tan simple, y aún así, tan pocos lo llevan a cabo. El lavado frecuente de manos puede ser un escudo efectivo contra estos virus. ¡Hazlo como un mantra!
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Hidratación a tope: Mantente hidratado, eso ya lo hemos mencionado. Como dicen en la tele: “inviertan en su salud”.
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Mantén tus espacios limpios: Y no, no estamos hablando de esa limpieza emocional que todos necesitamos de vez en cuando. Desinfecta superficies, sobre todo si hay alguien en casa que parezca estar teniendo una batalla con un virus.
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Vacunas: Mantente al tanto de las vacunas recomendadas. Este año, las campañas de vacunación están más activas que los propósitos de año nuevo.
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Escucha a tu cuerpo: Si sientes que un virus se ha apoderado de ti, escúchalo. Si te pide un día de cama, ¡escúchalo! Nadie quiere estar lidiando con un virus resfriado en plena semana de trabajo.
La importancia de la empatía
Es fácil mirar nuestro entorno y pensar que todos los que nos rodean están sanos, pero la realidad es que muchos podrían estar batallando en silencio. Así que, si ves a alguien tosiendo, en vez de salir corriendo —deseando que no te atrape ese virus—, ofrécele un pañuelo o el último trocito de tarta de chocolate de la oficina. Eso podría cambiar su día.
¿No crees que un pequeño gesto que siempre vuelve en forma de un enorme salario emocional no podría hacer mucho?
Conclusiones y recomendaciones finales
Ahora que has estado leyendo sobre la llegada de estos virus y sabiendo cómo protegerte, mantén el buen sentido del humor. Recuerda, la risa puede ser nuestra mejor medicina. La sonrisa es contagiosa, pero los virus no tienen nada que hacer ante un buen chiste. ¡Así que ríe más, bromea más!
¿Listo para enfrentar la temporada?
Con un poco de cuidado y muchas risas, atravesar este invierno viral será más fácil. Mantente informado, mantén las manos limpias y recuerda que cada virus tiene su tiempo, ¡pero tú también! La salud es lo primero y la vida es demasiado corta para pasarla acurrucado en la cama.
Si bien no podemos detener la llegada de estos virus invernales, podemos ser sabios en nuestra preparación. Así que prepárate, y recuerda: siempre habrá un día soleado después de la tormenta. ¡Suerte!