En un mundo donde las noticias cambian tan rápidamente como los memes en las redes sociales, es fácil olvidar las lecciones del pasado. Santiago Alba Rico, en una reciente entrevista, nos recuerda el contraste inquietante entre la lenta construcción de sociedades democráticas y la rápida destrucción que puede acarrear el abuso del poder. Y no podemos hacer como si no lo supiéramos; las sombras de figuras históricas como Hitler aún nos acechan. Pero, ¿qué significa esto realmente para el futuro de nuestras democracias y, sobre todo, para el regreso de personajes como Donald Trump?

La historia es maestra, pero a veces es un poco cruel

Permíteme empezar con una pequeña anécdota personal. Recuerdo que en la escuela, mi profesor de Historia solía decir que habría un examen sorpresa cada vez que nos olvidáramos de las lecciones del pasado. Desgraciadamente, parece que no hemos pasado el examen en muchas ocasiones. Y ahora, con el retorno de figuras como Trump, ¿deberíamos estar preocupados? La respuesta es un rotundo sí, y aquí están algunas razones.

La desdemocratización como un fenómeno natural

Alba Rico argumenta que el regreso de Trump no es solo una anécdota en la historia moderna, sino un “colofón de un proceso de desdemocratización”. Pero, ¿qué significa esto? Bueno, se refiere a la tendencia no solo en los Estados Unidos, sino en todo el mundo, hacia una reducción de los derechos democráticos y un aumento de las voces autoritarias.

¿No te parece preocupante? Si analizamos países donde la democracia se ha visto comprometida, podemos ver un patrón: una manipulación sutil, un «voto» con la boca, en vez del voto en las urnas. Es como si la historia nos dijera, «¿recuerdan el ascenso de Hitler? No olviden que fue un proceso paulatino».

El peligro de la complacencia

¿Nos estamos volviendo complacientes? A menudo sentimos que, como miembros de sociedades democráticas, estamos a salvo de la tiranía. Sin embargo, la historia tiene una forma intrigante de enseñarnos que la tiranía a menudo se presenta con una sonrisa y promesas de grandeza. En su momento, Hitler prometió un renacer alemán, y hoy vemos a muchos líderes que utilizan el mismo tipo de retórica. Cuidado, que no es un cuento de hadas.

La destrucción es más rápida que la construcción. La construcción de una sociedad democrática puede ser un proceso lento y arduo, que requiere de todo un colectivo. En cambio, las instituciones construidas durante décadas pueden ser desmanteladas con un solo discurso bien pronunciado. Si no lo crees, pregúntale a cualquier historiador. O a tu profesor de Historia, que tal vez sí pase el examen pero no sin sorprenderte.

La responsabilidad del ciudadano

Como ciudadanos, hay una lección crucial que debemos aprender: no somos meros espectadores en este teatro político. La responsabilidad no recae solo en los líderes, sino que todos tenemos algo que decir. La democracia no es un regalo, sino un trabajo en progreso que necesitamos mantener. Y manteniendo, no me refiero a agregar más adornos, sino a cimentar bien las bases.

Quizás estés pensando, «esto suena como un discurso de campaña». Y tienes razón, lo es, pero no de cualquiera. Este es un llamado a la acción. Hagamos mucho ruido cuando nuestros derechos se sientan amenazados, porque la próxima vez que alguien como Trump se presente, la complacencia puede costarnos muy caro.

Reflexiones sobre el poder y su ejercicio

El poder es una herramienta fascinante pero peligrosa. A menudo, los líderes que parecen tener buenas intenciones pueden desviar sus caminos a medida que se sienten más cómodos en el poder. La autocracia comienza a parecer menos un monstruo y más un viejo amigo que acompaña las decisiones.

Mientras hablaba con un amigo sobre esto, le comenté: «Es como cuando tu amigo más desorganizado se convierte en el que hace las fiestas, al final siempre terminas recogiendo la basura.» En el juego del poder, los ciudadanos deben asegurarse de que su voz sea la que se escuche por encima de las agrupaciones. Después de todo, no queremos ser los que limpian el desorden que otros han dejado.

Europa y la lucha por la democracia

Ahora bien, el fenómeno de desdemocratización no es exclusivo de los EE.UU. Si miramos hacia Europa, por ejemplo, no podemos ignorar cómo varios líderes han comenzado a aplastar la disidencia desde el poder. ¿Te suena familiar? ¡Claro! Es una tendencia a nivel global.

Los movimientos de protesta que vemos en varios países europeos demuestran que muchas personas están comenzando a decir ‘¡basta!’. En un momento en el que los gobiernos deberían estar luchando contra la desigualdad y la injusticia, algunos parecen estar más ocupados amplificando sus propias voces. La UE está siendo desafiada, y nuestra respuesta como ciudadanos debe ser clara: no nos callaremos.

El futuro de la democracia: ¿optimismo o pesimismo?

Pero no todo está perdido, emocionalmente hablando. Mientras que algunos podrían caer en el pesimismo, otros podrían ver esto como una oportunidad para hacer un cambio. Los movimientos juveniles, las protestas y el activismo están en auge. Las redes sociales han brindado a los ciudadanos una plataforma para unirse, compartir y actuar rápidamente.

Es como una escena de una película donde el héroe parece estar derrotado, pero se levanta y, con un grito poderoso, se une a sus aliados. ¡Es un momento de lucha! ¿Qué estaría dispuesto a hacer para defender tu democracia?

Conclusión: La lucha continúa

La lucha por la democracia es continua. No podemos permitir que la historia se repita. La idea de que los líderes pueden crear un colapso social desde adentro es inquietante, pero es una realidad con la que todos debemos lidiar. Alba Rico nos recuerda que la historia no es solo una serie de eventos, sino un ciclo de decisiones y responsabilidades.

Entonces, la próxima vez que veas alguna controversia política, pregúntate: «¿Esto es realmente lo que quiero para mí y para las generaciones futuras?»

Como ciudadanos tenemos un papel crucial. Nuestro deber es garantizar que la democracia no solo sobreviva, sino que prospere. Y si algún día somos confrontados con decisiones que amenazan nuestro sistema, recordemos que, aunque la destrucción sea rápida, la construcción de una sociedad democrática requiere tiempo y trabajo.

¿Estás listo para formar parte de esta construcción? La historia nos observa, y esta vez, asegurémonos de pasar el examen.