La justicia tiene un aspecto peculiar, ¿no? A veces llega a su debido tiempo, otras parece vacilar como un viejo amigo al que se le olvidó la dirección y, en ocasiones, aparece a la velocidad del rayo cuando menos lo esperas. Esa fue la sensación que muchos experimentaron al enterarse de la condena de Ronnie Lessa y Élcio Queiroz, expolicías culpables del asesinato de la activista política Marielle Franco y su conductor Anderson Gomes. En este artículo, vamos a profundizar en este caso que ha sacudido no solo a Brasil sino al mundo entero, explorando la historia de Marielle y las sombras que rodean la investigación sobre su muerte.
Marielle Franco: una voz que resonó más allá de las balas
Imagina por un momento ser un ferviente defensor de los derechos humanos, levantando tu voz contra la injusticia en un país donde muchos aún luchan por ser escuchados. Eso era lo que Marielle Franco representaba. Nacida en la favela de Maré en Río de Janeiro, Marielle no solo hablaba de la violencia, la desigualdad y la discriminación; la vivía. Pero su vida fue interrumpida brutalmente el 14 de marzo de 2018, cuando apenas tuvo la oportunidad de seguir luchando por aquellos a quienes representaba.
Con una carrera política en ascenso y una extraordinaria capacidad para conectar con la gente, Marielle se convirtió en una figura emblemática del Partido Socialismo y Libertad (PSOL). Su vida fue un faro de esperanza, tanto para mujeres como para personas de la comunidad afrobrasileña y la comunidad LGBTQ+. Pero, ¿qué llevó a la tragedia que le quitaría todo eso?
Detrás de su asesinato yace un oscuro entramado de milicias y corrupción que, lamentablemente, continúa siendo un reto en Brasil. Las milicias consisten en grupos armados que, bajo la fachada de ofrecer seguridad, extorsionan e imponen miedo en las comunidades. Marielle Franco, con su valentía y activismo, no solo era un estorbo; era una amenaza directa a los intereses de estos grupos.
La condena: un paso hacia la justicia, pero con sombras
Recientemente, el 28 de septiembre de 2023, Ronnie Lessa y Élcio Queiroz fueron condenados a 78 años y 9 meses y 59 años y 8 meses de prisión, respectivamente. La jueza que dictó la sentencia se mostró contundente en sus palabras: «La justicia a veces es lenta, ciega, torpe, pero llega hasta para los acusados que creen que jamás serán alcanzados». Sin embargo, aquí es donde el tema se torna espinoso. Debido a acuerdos de colaboración con la Fiscalía, se espera que los asesinos no cumplan más de 18 años en régimen cerrado. Entonces, ¿realmente se puede hablar de justicia en este contexto?
Aquí es donde uno se rasca la cabeza y se pregunta: ¿es suficiente esta condena para quienes han causado tanto dolor? Personalmente, me parece que condenar a los culpables es solo una pequeña pieza del rompecabezas. La búsqueda por la justicia no solo radica en encarcelar a los que tiraron del gatillo, sino también en desmantelar las estructuras que sostienen todo el entramado criminal.
El testimonio de un arrepentido… o no tanto
Durante el juicio, Lessa se presentó con un papel que sería digno de una telenovela. Dijo que había recibido el encargo de matar a Marielle porque ella era un ‘obstáculo’ para la venta de terrenos vinculados a las milicias. Extraña lógica, ¿no? Al final del día, argumentó que no tenía intención de matar a Gomes, señalando que la pistola utilizada no era «la adecuada». Francamente, a estas alturas, suena más a un mal guion que a una disculpa sincera.
Los fiscales, por su parte, no mostraron interés en aceptar sus disculpas. Calificaron a Lessa y Queiroz como «sociópatas» que solo hicieron confesiones cuando se encontraron acorralados, lo que hace que uno se pregunte: ¿qué tipo de sinceridad puede emergir de alguien que ha cometido un crimen tan atroz?
El contexto político: ¿dónde están los verdaderos culpables?
Investigaciones sobre el asesinato de Marielle no solo han puesto el foco sobre estos dos expolicías. Se han mencionado otros actores en la escena política, como el diputado federal José ‘Chiquinho’ Brazão y su hermano, quienes supuestamente son los autores intelectuales detrás del crimen. La pregunta que sigue es, ¿por qué aún no han sido llevados ante la justicia? El sistema parece tener una habilidad impresionante para girar alrededor de ciertos personajes mientras la gente común queda atrapada en el crisol del poder.
Una comunidad herida: el legado de Marielle
Marielle no solo fue una víctima; fue una madre que dejó atrás a su hija, una luchadora que dejó un vacío en la política brasileña, y una voz que todavía resuena en las calles de Brasil. La noticia de su asesinato generó una ola de indignación no solo en Brasil, sino en todo el mundo. Las vigas de luz que emanaron de su lucha continúan inspirando a otros.
Sin embargo, su legado no ha sido solo tristeza. Muchos jóvenes activistas han comenzado a levantarse, siguiendo sus pasos, alzando sus voces y desafiando al sistema. Es un legado que desafía las balas; un recordatorio de que, aunque una vida puede ser despojada, las ideas son indelebles.
La justicia es un camino, no un destino
Como sociedad, es crucial recordar que la búsqueda de la justicia es un proceso continuo. Las condenas son un primer paso, pero no son un final. La lucha por los derechos humanos, la igualdad y la justicia no se detiene en una sala de tribunales, sino que continúa resonando en las calles, en las charlas cotidianas, y en la determinación de aquellos que no olvidan y no dejarán de luchar.
Entonces, te pregunto, querido lector: ¿estás dispuesto a ser parte de esta lucha, incluso si es en pequeñas formas en tu vida diaria? La justicia puede ser lenta, pero cada pequeño paso cuenta. Así que, cuando la vida te pida acción, recuerda a Marielle y a todos aquellos que luchan sin el mismo reconocimiento que se les niega en la sombra.
Reflexiones finales: el camino hacia un futuro más justo
La condena de Ronnie Lessa y Élcio Queiroz es, sin duda, un punto de inflexión en la historia de Brasil. Pero el verdadero cambio solo vendrá cuando se aborde el sistema que se oculta detrás de tales atrocidades. La comunidad debe jugar su papel, y el suscitar el interés por la justicia y la verdad está en manos de cada uno de nosotros.
Así que mantente informado, asiste a las reuniones, alza la voz y actúa. Marielle Franco nos mostró que el valor no es la ausencia de miedo, sino la decisión de actuar a pesar de él. Si todos nos preguntáramos qué hicimos hoy por un mundo más justo, tal vez, sólo tal vez, estaríamos más cerca de la respuesta que todos buscamos.
En memoria de Marielle Franco.