En el mundo de la ciencia, las mujeres representan casi la mitad del personal investigador en España. Sin embargo, un dato que sorprende es que, cuando se trata de ser la «voz experta» en los medios de comunicación, solo una de cada tres voces que escuchamos corresponde a una mujer. A nivel global, esto se vuelve aún más desalentador, con solo una de cada cuatro científicas siendo citadas como expertas. ¿Por qué esta brecha? ¿Y qué se está haciendo al respecto? Hoy vamos a desmenuzar este tema que, aunque a muchos puede parecer un detalle pequeño, envuelve problemáticas profundas de género, visibilidad y justicia social.

La raíz del problema: un círculo vicioso

En un informe reciente publicado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), se pone de manifiesto este inquietante desbalance. Para respaldar sus observaciones, se realizaron 649 encuestas en colaboración con el Science Media Centre España (SMC). Los resultados son claros: cuando los periodistas buscan opiniones para sus piezas, tienden a contactar más a hombres que a mujeres. La razón? Simplemente, la «recurrencia». Los periodistas suelen repetir las fuentes con las que han trabajado previamente, y si solo han llamado a hombres, probablemente continuarán haciendo lo mismo.

¿No te resulta curioso que en un entorno donde se celebra la diversidad de perspectivas, los medios parecen encerrarse cada vez más en un mismo círculo?

Imagina que estás en una fiesta y todos los invitados son hombres. Probablemente, estarías deseando escuchar la voz de las mujeres presentes, pero parece que, cuando se trata de ciencia, sucede algo similar. Según Verónica Pavés, periodista científica de El Día, “acabadamos hablando más con hombres que con mujeres”. ¡Vaya sorpresa!

¿Por qué las mujeres son menos visibles?

Una de las barreras más significativas para las científicas al participar en los medios es la falta de tiempo. Las encuestas revelan que un 22,95% de las mujeres atribuyen su poca participación a problemas de conciliación, mientras que solo un 10% de los hombres lo señala. ¿Te sorprende? Para nosotras, esto puede parecer un día más en la vida, pero es fundamental reconocer cuántas luchas debemos manejar simultáneamente.

Es más, un dato que probablemente te haga levantar una ceja es que el 91,67% de las científicas considera que participar en los medios es parte de su trabajo. Sin embargo, menos del 20% de ellas se siente cómoda al hablar de temas fuera de su campo. Esto no ocurre con los hombres, quienes tienen una mayor predisposición a comentar sobre diversas áreas, mostrando una suerte de exhibicionismo que, irónicamente, se traduce en más entrevistas y, por ende, más visibilidad.

Si eres mujer y estás leyendo esto, quizás te resuene haber estado en una situación similar, donde te sentiste menospreciada o dudaste de tus propios conocimientos frente a un grupo mayoritariamente masculino. ¿Sabes? No estás sola.

La socialización juega un papel clave

La socióloga y periodista científica Victoria Toro, responsable de comunicación de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT), menciona que han desarrollado una base de datos con más de 4.000 investigadoras para facilitar a los periodistas el acceso a expertas. Si bien esto es un gran paso adelante, aún hay un largo camino por recorrer. ¿Cuántas veces se busca activamente esa base de datos? La conciencia y la proactividad son esenciales para cambiar esta inercia.

Además, la historia nos muestra que las mujeres que se atreven a hablar en público suelen recibir críticas y ataques. ¡Como si tener una opinión ya fuera un acto de rebeldía! Los datos son alarmantes: más de la mitad de las científicas que han aparecido en medios han experimentado ataques verbales. Muchas veces las críticas no se centran en su trabajo, sino en su apariencia física.

La percepción pública y el sesgo de género

La percepción social es otro aspecto que a menudo se pasa por alto. Como menciona Marcela Campos-Rueda, investigadora de la Universidad Carlos III, la imagen que muestran los medios es profundamente desigual. ¿Te has preguntado alguna vez por qué siempre asumimos que un autor con iniciales es un hombre? ¡Es una locura! Este sesgo está tan arraigado en nuestra cultura que ni siquiera nos detenemos a pensarlo.

¿No es curioso que, a pesar de los avances, el camino sigue siendo tan espinoso? A veces, me pregunto si el cambio realmente está a la vuelta de la esquina o si estamos atrapados en un bucle sin fin.

El papel de los medios en la transformación

Los medios de comunicación pueden ser actores esenciales en esta transformación. Necesitan gestionar mejor sus recursos y replantearse las prácticas que fomentan esta desigualdad. Como bien indica Campos-Rueda, “no podemos culpar solo al periodista que no llama a mujeres”, pues el problema es mucho más profundo y está relacionado con estructuras y rutinas arraigadas.

Es vital que los medios abran sus puertas a voces diversas y, efectivamente, asexuadas. ¿Y si comenzamos a construir un estándar donde la diversidad sea la norma? Podría significar un cambio a largo plazo en la representación científica.

Propuestas para acortar la brecha

Con el fin de abordar esta brecha de visibilidad mediática, aquí hay algunas sugerencias prácticas:

  1. Impulsar la formación: Programas de capacitación para científicas sobre cómo comunicarse eficazmente con los medios.
  2. Promover la visibilidad: Crear plataformas donde las científicas puedan compartir sus investigaciones de forma accesible al público y a los medios.
  3. Establecer objetivos claros: Los medios deben fijar metas de representación de género y otorgar créditos a cada voz que invite.
  4. Investigaciones continuas: Seguir monitorizando la presencia de mujeres en los medios para asegurar que las tendencias están cambiando.
  5. Crear redes de apoyo: Fomentar la conexión entre científicas para que se sientan respaldadas cuando estén ante los medios.

Un nuevo comienzo a través de la colaboración

Es más que obvio que este no es solo un problema que enfrentan las mujeres. Es un problema de todos. La ciencia avanza gracias a la colaboración y a la diversidad. Cuando fomentamos un entorno donde todos pueden ser escuchados, no solo enriquecemos el debate, sino que también acercamos la ciencia a la sociedad, haciendo que el conocimiento sea más accesible para todos.

Imagínate vivir en un mundo donde cada vez que encendemos la televisión o abrimos un periódico, la representación es justa y equitativa. La trama podría complicarse, pero la historia valdría la pena. Así que, ¿por qué no empezar hoy?


Con un poco de humor y una buena dosis de empatía, espero que hayas disfrutado de este viaje a través del desequilibrado mundo de la representación de las mujeres en ciencia. La lucha continúa, y cada paso cuenta. Al final del día, todos merecemos un asiento en la mesa, y las voces de las científicas son aquellas que enriquecen el diálogo. ¿Te unes a la conversación?