En los últimos años, el fascismo ha dejado de ser una sombra del pasado para convertirse en un tema de discusión candente en nuestra sociedad. Recientemente, el estreno de la película ‘The Order’ en plataformas de streaming ha reabierto viejas heridas y nos invita a reflexionar sobre los ecos del extremismo en nuestros días. Pero, ¿qué podemos aprender de este filme sobre la violencia y el odio en un mundo que parece ser cada vez más intolerante? En este artículo, profundizaremos en la película y su contexto, a la vez que exploraremos el impacto del fascismo en la cultura popular y la sociedad actual. Así que, ponte cómodo, agarra unas palomitas (siempre cuentan como cena, ¿no?) y acompáñame en esta exploración.

Un mirada al pasado: recuerdos del fascismo en los 90

¿Te acuerdas de los años 90? Esa era de bandas de música grunge, desfiles de moda extraños y muchos de nosotros intentando averiguar qué era la vida adulta. Pero para otros, era un tiempo de violencia y miedo, especialmente en ciudades como Madrid. Iñaki Domínguez lo retrata de manera muy vívida en su libro Macarras interseculares, mencionando cómo el ambiente era dominado por grupos extremistas que sembraban el pánico y la violencia.

Ah, los skinheads. Subir al Metro y encontrarte con un grupo de ellos podía ser un momento de pura adrenalina, pero no del tipo bueno. En ocasiones, la valentía se transformaba en silencio: gente mirando hacia otro lado, evadiendo la confrontación. ¿Es una historia que nos suena familiar? ¿Cuántas veces hemos optado por no intervenir, por dejar que otros hagan la tarea incómoda?

La película ‘The Order’ nos conduce a una época similar, pero esta vez en los Estados Unidos de los años 80. Aquí encontramos a una organización supremacista que, como un grupo de amigos malencarados, decide que el camino hacia la gloria requiere un poco de violencia. Con un enfoque en el extremismo, la trama nos presenta a jóvenes seducidos por la ideología nazi, atrapándolos en un ciclo de violencia y odio.

La película: un thriller inquietante

Dirigida por Justin Kurzel, un maestro de la narrativa oscura, ‘The Order’ no escatima en detalles al presentar la vida de aquellos que, en su ignorancia, buscan justificar sus acciones en nombre de una causa. Jude Law, un detective en decadencia, se enfrenta a un mundo que ha perdido su rumbo, mientras Tye Sheridan representa a un policía de pueblo que busca la redención en un entorno hostil.

Pero antes de entrar en detalles sobre la actuación y la dirección, hablemos de algo que me hizo reír en medio del terror: el peinado de Nicholas Hoult. Mientras lo veía como el líder de la secta, no podía evitar preguntarme si había pasado por una tienda de disfraces antes de filmar. A veces, es difícil tomar a un villano en serio cuando su flequillo parece ser el antagonista principal.

¿Acaso la elección de peinado no remarca una verdad inquietante? En muchas narrativas contemporáneas, la forma en la que se presentan los villanos puede influir en nuestra percepción de ellos. La película, aunque seria, no puede evitar caer en ciertos clichés visuales. Sin embargo, esto no resta valor a su mensaje central, que es inquietantemente relevante hoy.

Más allá de la violencia: un análisis profundo

Una de las cuestiones más fascinantes que plantea ‘The Order’ es la humanización de los villanos. En un mundo donde el bien y el mal son actores en un juego de ajedrez, la película se atreve a explorar las motivaciones de aquellos que han optado por el camino del extremismo. ¿Qué es lo que lleva a una persona a convertirse en un tirano? ¿Es la educación, el entorno, o tal vez la falta de dirección?

Parece que la lucha entre el bien y el mal tiene capas complejas, y la narrativa nos desafía a pensar más allá de clichés. No todos los villanos son malvados por naturaleza; algunos simplemente han sido arrastrados por fuerzas que pareces incontrolables.

Recuerdo una anécdota de una conversación que tuve con un colega sobre cómo la violencia a menudo surge de lugares inesperados. Él solía decir: “No hay maldad inherente, solo decisiones equivocadas”. Esa madrugada, tras una larga discusión, ambos acordamos que el extremismo es un comportamiento aprendido y cultivado a través de experiencias compartidas. Así que, en este sentido, podemos ver cómo ‘The Order’ nos da un vistazo a los efectos del entorno social en la formación de la identidad.

¿Por qué el silencio? La complicidad de la sociedad

Si algo queda claro, es que la sociedad a menudo se convierte en cómplice del extremismo a través del silencio. La película muestra esto explícitamente, pero también nos invita a reflexionar sobre nuestras propias acciones. Cuando vemos injusticias a nuestro alrededor, ¿qué hacemos? Un ejemplo perfecto lo encontramos en nuestra vida diaria: cuántas veces nos hemos encontrado en situaciones donde un simple comentario podría haber marcado la diferencia, pero optamos por permanecer en silencio.

La falta de intervención en el Metro de Madrid es solo una pequeña muestra de una tendencia más amplia. La desesperante realidad es que, en muchos casos, preferimos la comodidad sobre el conflicto. ¿Qué pasaría si, en lugar de evitar el enfrentamiento, decidiéramos desafiarnos a nosotros mismos y a quienes nos rodean? Es una pregunta incómoda pero necesaria.

¿Cultura de la cancelación? La paradoja de la visibilidad

Hoy en día, vivimos en una era donde la cultura de la cancelación puede parecer la respuesta a la intolerancia y el extremismo. Pero, ¿realmente funciona o simplemente enmascara el problema? La película ‘The Order’ toca esta temática al mostrar cómo ciertos grupos de individuos se encierran en su propia ideología, sin ser confrontados por una comunidad más amplia. ¿Podría ser que, en nuestra búsqueda por ser inclusivos, a veces lavamos nuestras manos de la responsabilidad de participar en el diálogo?

A menudo, cuando se aborda el extremismo, hay una tendencia a demonizar a quienes lo practican, olvidando que, en algún momento, fueron simplemente jóvenes perdidos buscando un propósito. Esta idea también se refleja en el filme con una cuidada profundidad. Los personajes no son simplemente caricaturas de maldad; son personas con historias, luchas y traumas.

La importancia del diálogo y la educación

Es un hecho que la ignorancia puede propagar el odio de manera eficaz. En lugar de ver a aquellos que piensan diferente como enemigos, deberíamos buscar puntos en común. Como han mencionado diversas plataformas y estudios recientes, la educación es clave para combatir el extremismo y el odio. Conocer la historia y los contextos sociales puede ayudarnos a comprender mejor a los demás y a nosotros mismos.

La película nos deja un mensaje crucial: a menudo, el conocimiento es nuestra mejor arma. A medida que nos adentramos en un mundo cada vez más polarizado, es vital que fomentemos el entendimiento y el diálogo, e insistamos en que incluso los peores actos tienen raíces profundas en problemas sociales y psicológicos.

Reflexiones finales: ¿qué futuro nos espera?

A medida que cerramos este capítulo de nuestro análisis sobre ‘The Order’, queda la pregunta en el aire: ¿qué futuro nos espera si la violencia y la intolerancia continúan creciendo? La película es un recordatorio de que el fascismo y la discriminación pueden resurgir en cualquier momento si no estamos atentos. A veces, parece que la historia tiende a repetirse; ¿seremos capaces de aprender de ella?

Si algo hemos aprendido es que todos somos responsables de lo que ocurre a nuestro alrededor, y que cada acción cuenta. Entonces, la próxima vez que te enfrentes a situaciones de intolerancia, recuerda: hablar es un acto de valentía. Mantente firme en tus convicciones y no te dejes llevar por la corriente del silencio.

Al final del día, siempre habrá algo más que ver en la pantalla, pero las lecciones y emociones que nos dejan historias como ‘The Order’ son las que realmente perduran. Así que, si aún no la has visto, quizás sea hora de ponerla en tu lista de pendientes y reflexionar sobre las realidades de un pasado que, aunque doloroso, nos puede guiar hacia un futuro más esperanzador.