Hoy quiero hablarte de un tema que, aunque a veces puede parecer complicado, es absolutamente vital para el funcionamiento de nuestra democracia: la independencia judicial. Recientemente, la presidenta del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Isabel Perelló, ha salido en defensa de los jueces y magistrados en un contexto donde se lanzan acusaciones de lawfare por parte de diversos actores políticos. Pero, ¿qué significa todo esto y por qué debería importarte? Acompáñame a desmenuzar esta situación y reflexionar sobre su impacto en nuestra sociedad.

¿Qué es el lawfare y por qué es importante?

El término lawfare se refiere a la utilización de los procesos judiciales y las normativas legales con el propósito de deslegitimar a un adversario político o causar perjuicios a su imagen. Es como entrar al partido de fútbol con un bate de béisbol en lugar de un balón. Aunque pueda ser emocionante – y hasta gracioso en la teoría – en la práctica puede llevar a una grave distorsión de lo que debería ser un sistema judicial imparcial y objetivo.

Imagina que un día, mientras tomas tu café, te enteras de que un grupo de políticos están acusando a los jueces de estar manipulados por un partido. ¿No te parece que es como si tuviesen un guion para una telenovela? La vida real, sin embargo, es mucho más complicada y seria. Según Perelló, este tipo de acusaciones generalizadas menoscaban la confianza de los ciudadanos en el sistema judicial, haciendo que las personas cuestionen la imparcialidad con la que se aplican las leyes.

Isabel Perelló y su defensa de la independencia judicial

El contexto de la defensa de Perelló llega justo después de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sugiriese que el Partido Popular (PP) tenía una relación favorable con los jueces en el tratamiento de casos de corrupción. Frases como “tiene la sensación de que el PP juega con las cartas marcadas” no son sólo declaraciones al aire; son señalizaciones que generan dinámicas de desconfianza pública. ¿Te imaginas pasar por una reunión y que alguien alegue que tu colega, que quizás es de otro equipo, tiene ventajas inexplicables? Es incómodo, ¿verdad?

Perelló, en su comunicado, subrayó que el Estado de Derecho requiere que los jueces puedan actuar sin presiones, tanto directas como indirectas, de cualquier grupo de poder, ya sea público o privado. Esto enfatiza lo que muchos consideramos evidente: la justicia no debe estar abierta a las manipulaciones del poder político. La independencia judicial no es solamente un concepto legal; es uno de los pilares fundamentales de nuestra convivencia.

La creciente crítica hacia el Poder Judicial en España

No obstante, la crítica hacia el Poder Judicial ha ido en aumento, generando un entorno de creciente tensión. En una de sus intervenciones, el Ministro de Transformación Digital y Función Pública, Óscar López, acusó a los jueces de llevar a cabo investigaciones «prospectivas» a partir de «denuncias falsas». Aquí es donde la narrativa se complica. Al igual que en una obra de teatro en la que cada actor trata de robar el protagonismo, cada partido juega su papel en la arena pública.

El portavoz del PSOE, Patxi López, también se unió a la crítica al mencionar que «hay jueces que hacen activismo político». Esta situación genera un ciclo vicioso: cuando los actores políticos cuestionan la imparcialidad de la justicia, se erosiona la confianza pública, que es esencial para el correcto funcionamiento del Estado.

Pero, ¿qué pasa si tú fueras parte de ese Poder Judicial? Quizás sientes que a pesar de un arduo trabajo y dedicación, eres constantemente cuestionado y ridiculizado. Al final del día, todos queremos ser valorados y respetados en lo que hacemos, ¿no crees?

Cándido Conde-Pumpido y la sumisión de la política al derecho

Como si la situación no fuese ya lo suficientemente complicada, Cándido Conde-Pumpido, presidente del Tribunal Constitucional, dejó en claro que «la política está sometida al Derecho, y no al contrario». Lo que viene a ser como decir que el perro no debería estar caminando al niño, sino al revés.

En su discurso durante la entrega del premio Fórum Europa, Conde-Pumpido enfatizó que el Tribunal Constitucional debe ser el guardián de la Constitución. Esto se traduce en que, en teoría, las normas deben ser claras y seguidas, sin la influencia de quienes se mueven por el poder. Dicho de otra manera, la política no tiene que doblegar al derecho.

Este principio, sin embargo, se enfrenta a numerosos desafíos en un clima donde las declaraciones políticas se convierten en herramientas de deslegitimación. Para cualquier ciudadano que esté atento a las noticias, es evidente que estos debates no son simplemente académicos, ya que tienen repercusiones diretas en la vida de la gente común.

¿Cuál es el impacto de la erosión de la independencia judicial?

Cuando la confianza en la justicia se ve erosionada, los efectos pueden ser devastadores. Podemos pensar en ello como en una cadena de dominós. Si un eslabón se rompe, los demás están en riesgo de caer. La falta de confianza puede conducir a un aumento en la impunidad, ya que los ciudadanos dejan de creer en la justicia y comienzan a ignorarla. Esto podría resultar en un círculo vicioso de violencia, desconfianza y caos, donde las leyes pasan a ser solo meras sugerencias.

Así, nos encontramos ante una pregunta crucial: ¿qué tipo de sociedad queremos construir? ¿Un nuevo paradigma donde el “todos contra todos” sea la norma? En momentos de incertidumbre, plantear esta cuestión es fundamental.

La respuesta del Poder Judicial ante el lawfare

En medios de una situación tan volátil, ha habido voces que han surgido para defender la profesión judicial. Isabel Perelló y otros miembros del CGPJ se han mantenido firmes en la defensa de la independencia judicial. Pero esto plantea otra cuestión: ¿es suficiente una defensa verbal en tiempos de ataques tan fervientes?

Aquí es donde la valentía del Poder Judicial se pone a prueba. No solo deben comunicarse; deben actuar. La protección de la independencia judicial involucra no solo defenderse verbalmente, sino también buscar vías jurídicas y estratégicas para sostener el respeto por la ley.

Lo que me lleva a reflexionar sobre una anécdota personal. Recuerdo una vez que, de manera accidental, terminé en una discusión sobre la importancia de la ética en el trabajo. Un buen amigo, que es abogado, resaltó que “la justicia sin ética es como un coche sin gasolina: no importa qué tan bonito sea, no va a llevarte a ninguna parte”. Esta metáfora se me quedó grabada. La justicia, al igual que cualquier otra profesión, requiere un marco ético robusto para funcionar adecuadamente.

Reflexionando sobre el futuro de la independencia judicial

El gran reto que enfrenta el sistema judicial español es doble: defender la independencia y al mismo tiempo mantener la credibilidad en un entorno político hostil. Isabel Perelló ha señalado que la crítica a los jueces debe enfocarse en casos específicos y no generalizar, una estrategia que podría conducir a una mejor convivencia y entendimiento de las funciones del Poder Judicial.

En este contexto, tenemos que preguntarnos: ¿qué papel estamos dispuestos a jugar nosotros, como ciudadanos, para fortalecer este sistema? ¿Estamos dispuestos a involucrarnos y abogar por una sociedad donde la justicia sea verdaderamente ciega?

La realidad es que hoy en día, como ciudadanos, no podemos quedarnos de brazos cruzados. Debemos estar informados, ser críticos y, sobre todo, participar en la construcción de una cultura de respeto hacia el sistema judicial. En lugar de dejarnos llevar por la negatividad que a menudo transmiten los medios y los políticos, busquemos formas constructivas de participar en el diálogo.

Conclusiones finales: ¿hacia dónde vamos?

A medida que cerramos esta discusión, queda claro que la independencia judicial en España enfrenta desafíos significativos. Pero también es cierto que cada uno de nosotros juega un papel crucial. No solo los jueces y magistrados están en el centro de este debate. Al final del día, somos todos parte de este entramado.

Así que te pregunto: ¿qué piensas tú? ¿Deberíamos ser más proactivos en la defensa de una justicia independiente y equilibrada? La respuesta puede no ser simple, pero prueba a reflexionar sobre ello.

Al igual que un buen libro que no quieres que acabe, pero sabes que necesitarás pasar a otro capítulo, el futuro de nuestro sistema judicial está en manos de todos nosotros. Así que, ¿nos conducirán nuestras acciones hacia un sistema judicial más fuerte y respetado o hacia la desconfianza y el lawfare? La decisión está en el aire, y el tiempo no espera a nadie.