La reciente operación de respuesta a la DANA en Valencia ha puesto de manifiesto la esencia del Ejército español: una fuerza logística y humana capaz de responder a situaciones de emergencia con eficacia y dedicación. Así lo ha enfatizado la ministra de Defensa en su visita a la Agrupación de Apoyo Logístico (AALOG) número 41 en Zaragoza, donde se destacó la labor “espectacular” de unos 30,000 soldados que participaron en esta gigantesca operación. Pero, ¿qué significa realmente todo esto y por qué deberíamos prestarle atención? Déjame contarte.

¿Qué es la DANA y por qué fue tan relevante?

La DANA, o Depresión Aislada en Niveles Altos, es un fenómeno meteorológico que puede causar lluvias intensas y repentinas, llevando a inundaciones y desastres naturales. En Valencia, este fenómeno provocó una serie de emergencias que obligaron a poner en marcha recursos militares para brindar apoyo y asistencia. En tiempos de crisis, es fácil perder la noción del caos: mientras unos están atrapados en sus casas, con el agua hasta las rodillas, otros están allí, listos para ayudar.

Recuerdo una anécdota de un amigo mío, que durante una tormenta intensa decidió hacer un «tour acuático» en su kayak por su barrio, conversando con los vecinos sobre cómo mejorar la infraestructura. ¡Imagina eso! Mientras él estaba de “turista”, los soldados estaban listos para actuar de inmediato, sensiblemente preparados para suplir esas necesidades humanas, mientras los ciudadanos intentaban mantener el humor entre aguas.

La preparación y el despliegue: trabajo detrás de escena

La ministra Robles enfatizó que el despliegue no solo significó llevar soldados a la zona afectada, sino también garantizar el alojamiento y las necesidades básicas de miles de hombres y mujeres en el terreno. ¡Y aquí es donde entra la logística, esa “madre de todas las virtudes”! Organizar y asegurar el suministro de alimentos, la atención sanitaria y otras necesidades esenciales para los más de 1,700 militares que estaban en el campo diariamente, dejó a muchos impresionados.

Fueron necesarios reparar y revisar hasta 400 vehículos y establecer una infraestructura que incluyó zonas de alojamiento para 3,000 personas, cocinas, aseos, lavandería, e incluso atención sanitaria. ¡Imagina el caos de intentar organizar todo eso! A veces me pregunto, ¿cómo uno puede mantener la calma en medio del huracán… literalmente?

El trabajo heroico del personal militar

Hablando con el teniente coronel Alberto Zalba, uno de los que estuvo al frente del despliegue, nos dio un vistazo a lo que significa realmente estar en el campo. “Trabajábamos desde el amanecer hasta el atardecer, cargando los vehículos con suministros”. Una jornada intensa y agotadora que podría hacer que cualquiera se sintiera como un trabajador de una planta de montaje en una película de acción.

Y sí, el Ejército es una “red de seguridad”. Una afirmación que, a pesar de ser un cliché, nunca ha sido tan cierta como en estos momentos críticos. Cuando todo falla, ellos están allí, desde brindarle un sándwich caliente a un soldado, hasta garantizar que nadie se quede atrás. Si piensas en ello, ¿no es eso un reflejo de la mejor parte de la humanidad? La empatía en acción.

Un despliegue que marca el camino

Lo que sucedió en Valencia no solo fue un ejemplo de eficacia y eficiencia, sino también un recordatorio de la invaluable profesionalidad de nuestras Fuerzas Armadas. La ministra Robles destacó la importancia de lo que muchos consideran “trabajo invisible”, que se necesita para que todo funcione sin problemas. “Es un trabajo que muchas veces no se ve, pero que es indispensable”, dijo.

Podría ser fácil olvidar el esfuerzo que hay detrás. Recuerdo un día en el que fui parte de un evento comunitario y se nos pidió ayudar a organizar sillas. La gente estaba genialmente entretenida, pero las sillas no se colocaban solas. ¡Qué caos! Algo similar podría decirse del despliegue militar: su arduo trabajo no siempre está en los titulares, pero sin él, la situación sería insostenible.

La importancia de tener un plan

La existencia de una fuerza militar organizada para actuar ante emergencias no es solo una medida de logística. Es una estrategia bien pensada. En los primeros días de la DANA en Valencia, los efectivos de la AALOG trabajaban sin parar, asegurando que todo estuviera bajo control mientras se atendían las necesidades humanitarias más urgentes. Piensa por un momento en lo que significa: no solo el efecto inmediato, sino también la resiliencia que crea en la comunidad.

Una vez escuché a un experto en gestión de crisis decir que «cuando la preparación se encuentra con la oportunidad, la magia sucede». Este tipo de iniciativas no son simples. Requieren años de planificación, formación y recursos. Ya no se trata solo de reacción, se trata de prevención. ¿Cuántos de nosotros nos tomamos la molestia de pensar a largo plazo?

Conclusiones: el orgullo de una nación

Lo que queda claro es que el despliegue en Valencia fue un testimonio del compromiso de nuestras Fuerzas Armadas. Sabemos que en momentos de crisis, como la DANA, no solo se necesita fuerza física, sino capacidad logística y, sobre todo, humanidad. Desde la ministra Robles hasta el último soldado, todos demostraron que, en situaciones de emergencia, lo que realmente importa es el bienestar del otro.

Así que la próxima vez que pienses en el Ejército, no solo lo veas como una fuerza de combate. Piensa también en los días y noches que pasan trabajando tras bambalinas, asegurando que nuestra comunidad esté siempre protegida y lista para enfrentar cualquier adversidad. ¿No es reconfortante saber que hay personas capacitadas y listas para ayudar, incluso cuando la naturaleza parece estar en nuestra contra?

Y, quién sabe, quizás la próxima vez que estés en un evento, podrías ofrecerte como voluntario para ayudar a organizar las sillas, con un pequeño consejo de eficiencia técnica gracias a los militares. Porque al final del día, todos formamos parte de la misma red de apoyo. ¡Y esa es la magia de estar unidos!