Hoy, como cada 3 de diciembre, el mundo hace un alto para celebrar el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Pero en vez de ser un día de fiesta, debería ser un día de reflexión. Siendo honestos, ¿realmente hemos avanzado en términos de inclusión laboral para las personas con discapacidad? Stats de locura nos dicen que solo el 44% de las personas con discapacidad tienen un empleo. ¡Eso es casi tan bajo como mi paciencia cuando no encuentro el cargador de mi teléfono!
La campaña #TalentIsEverywhere de Eurofirms Foundation, lanzada recientemente, busca enfatizar que el talento no discrimina, y que no debe ser eclipsado por la discapacidad de una persona. Esta iniciativa tiene como cara visible a Marisa Martínez, conocida como La Michi Autista, una mujer que a través de su experiencia personal nos muestra la realidad a la que se enfrenta diariamente. Hablemos de eso, de lo que está bien y lo que está mal, y de cómo cada uno de nosotros puede hacer algo al respecto.
Enfrentando la cruda realidad
Permíteme contarte una anécdota personal. Recuerdo bien mi primera entrevista de trabajo: el sudor frío en la frente, el corazón latiendo como si hubiese corrido un maratón, y una pregunta que todavía resuena en mi mente: «¿Cuáles son tus debilidades?» En ese instante pensé, «¿debilidades? ¿como la incapacidad de no ponerme nervioso?», lo cual, no sé si cuenta.
Imagina a Marisa enfrentándose a un escenario similar, pero con una carga adicional. Ella vive con autismo y TDAH, lo que hace que las entrevistas de trabajo sean aún más complejas. «El 80% de las discapacidades son invisibles», dice Marisa, y eso plantea una pregunta inquietante: ¿acaso hay un estigma mayor hacia estas discapacidades que no se ven?
Entender el autismo es como intentar descifrar un código secreto; cada persona tiene su propio mapa de cómo interpretar el mundo. Y en el trabajo, el miedo a no ser comprendido puede convertirse en una montaña insalvable.
¿Por qué el mundo laboral sigue siendo hostil?
Según un reciente informe de Deloitte sobre la inclusión de personas con discapacidad, la estadística es desalentadora. Un 41% de los encuestados ha experimentado microagresiones, acoso o intimidación en su lugar de trabajo. ¿Te imaginas estar en un entorno donde cada día sientes que debes luchar por tu lugar simplemente por ser quien eres? Es completamente desalentador.
Es un ciclo vicioso: las personas no piden adaptaciones en sus trabajos porque temen ser vistas como «difíciles». ¿No es irónico? Quieren ser productivas y demostrar su valía, pero el temor que sienten por el rechazo o las experiencias negativas del pasado las atrapa en una caja estrecha.
Algunas empresas aún viven en el pasado, como si el marco laboral inclusivo fuese un concepto de otro mundo. Es sencillo pensar que solo aquellas discapacidades visibles requieren ajustes, pero estamos hablando de una gama mucho más amplia. Como dice Marisa: “Cuando ya estás dentro, es inevitable que se te note o que surja algún conflicto”. Así que, ¿qué podemos hacer al respecto?
La importancia de la comunicación
Uno de los desafíos más grandes que enfrenta la comunidad laboral es la falta de comunicación. Durante su experiencia laboral, Marisa descubrió que las personas no siempre entienden las necesidades de alguien con autismo. “A menudo, pido que me expliquen algo con un esquema y no lo hacen. Piensan que estoy haciendo excusas”, comenta. ¿Alguna vez te has sentido incomprendido en tu trabajo? No hay nada más frustrante.
La comunicación clara y abierta puede hacer maravillas. Imagina si cada lugar de trabajo tuviese un manual de «Cómo no ser un idiota» y que ese manual incluyese secciones sobre la neurodiversidad y las adaptaciones razonables. Claro que esto requeriría un esfuerzo conjunto.
La brecha de género en la neurodiversidad
La siguiente pieza del rompecabezas es la brecha de género en el diagnóstico de discapacidades. Marisa menciona que hay un retraso promedio de 10 años en el diagnóstico de las mujeres. ¿Por qué? Porque los estudios tienden a concentrarse en las características de los niños y hombres, dejando a las mujeres en el camino. Esto es otro recordatorio de que la inclusión no solo se trata de integrar a las personas con discapacidad, sino también de considerar las múltiples capas de identidad que pueden influir en sus experiencias.
Un diagnóstico tardío no solo afecta la autocomprensión, sino también las oportunidades laborales. Las mujeres diagnosticadas tardíamente pueden fallar en obtener la adaptación que necesitan y, en consecuencia, enfrentarse a una inclusión más limitada en el ámbito laboral. Es como intentar jugar un videojuego sin los controles necesarios.
La campaña #TalentIsEverywhere: Un paso necesario
Si bien la situación puede parecer sombría, iniciativas como la #TalentIsEverywhere de Eurofirms Foundation son un rayo de esperanza. Esta campaña busca resaltar que el talento, la creatividad y las habilidades no conocen límites. Es importante que las empresas vean más allá de la discapacidad y valoren a las personas por su potencial.
Marisa, con su experiencia y voz, se ha convertido en una defensora de esta causa, utilizando sus plataformas de redes sociales para educar y abogar por la inclusión. Imagina el impacto que podría tener si más personas con experiencias similares se unieran a esta conversación.
¿Qué podemos hacer como individuos y comunidades?
Entonces, querido lector, ¿qué puedes hacer tú? Aquí van algunas sugerencias:
- Educa a otros. Una de las mejores maneras de combatir la ignorancia es a través del conocimiento. Comparte información sobre la discapacidad y la neurodiversidad en tus redes sociales.
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Promueve la inclusión en el trabajo. Si tienes influencia en el ámbito laboral, impulsa políticas inclusivas y flexibles. Recuerda que las adaptaciones no son solo necesarias para quienes las piden; también benefician a la empresa en su conjunto.
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Escucha y apoya. A veces, lo que las personas necesitan es simplemente ser escuchadas. Brindar apoyo emocional a colegas o amigos que enfrentan desafíos puede hacer una gran diferencia.
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Sé un aliado activo. No esperes a que alguien te pida ayuda. Ofrece tu apoyo y ayúdalos a obtener los recursos que necesiten.
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Cuestiona el status quo. Cuando observes comportamientos discriminatorios o comentarios insensibles, siéntete libre de hablar. La inclusión comienza con pequeños actos.
Reflexiones finales
Es indudable que el camino hacia la inclusión plena es largo y complicado. Pero como bien dice Marisa: “Si no tuviéramos que ser invisibles podríamos ser más productivos para nuestras empresas”. No es cuestión de caridad ni de “darles una oportunidad”, sino de reconocer que cada persona, independientemente de su condición, tiene algo valioso que aportar al mundo laboral.
Así que, en este Día Internacional de las Personas con Discapacidad, te invito a reflexionar sobre tu papel en esta lucha. Después de todo, ¿no merecemos un mundo laboral donde todos puedan brillar, sin importar el color de su mochila? Es hora de que el talento, que está en todas partes, sea verdaderamente reconocido y celebrado.