Cuando escuchamos la palabra «huelga», en primera instancia, solemos pensar en paros laborales, protestas masivas y pancartas ondeando al viento. Sin embargo, la historia ha demostrado que las huelgas pueden tomar múltiples formas, incluso algunas insólitas y que destilan un humor inesperado. Uno de los ejemplos más sorprendentes y antiguos de huelga es la famosa historia de Aristófanes, que en 411 a.C. propuso en su obra Lisístrata la idea de que las mujeres de Laconia se abstuvieran de relaciones sexuales con sus parejas para forzar a los hombres a negociar la paz con los atenienses. A veces tengo la sensación de que, al igual que en la comedia de Aristófanes, la historia se repite, sólo que ahora las protagonistas son las mujeres de la Generación Z en Estados Unidos, inspiradas por el movimiento coreano conocido como 4B.

¿Qué es el movimiento 4B y por qué importa?

El movimiento 4B, que surgió en Corea del Sur en 2017, es un fenómeno social que se apoya en la idea de rechazar matrimonios, relaciones románticas y maternidad. En un país donde las expectativas sobre las mujeres son estrictas y la presión social es apabullante, las mujeres están comenzando a alzar la voz. El término «4B» es una contracción de las palabras coreanas que describen los cuatro «no»: maternidad, matrimonio, romance y relaciones sexuales. Así, las integrantes de este movimiento ven la búsqueda de estas metas como un acatamiento a la estructura patriarcal que sigue dominando su sociedad. Como diría cualquier mujer en una conversación informal: «No, gracias, prefiero salir con mis amigas a un bar que a una cita desastrosa».

Este movimiento ha encontrado eco en otros lugares, especialmente en Estados Unidos, donde las mujeres están sintiendo que su única herramienta de presión es, sorprendentemente, alejarse de las relaciones con hombres que apoyan a políticos como Donald Trump. Pero, ¿realmente puede una huelga sexual o un movimiento como el 4B cambiar la dinámica del poder en una sociedad? Veamos.

Una mirada a la historia: huelgas sexuales que cambiaron el rumbo

La huelga sexual no es solo un invento de Aristófanes o las jóvenes de hoy. En 2003, durante la guerra civil en Liberia, las mujeres tomaron una postura similar, organizándose para decir «basta» mediante una huelga de sexo. En este proceso, surgió la figura de Leymah Gbowee, quien fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz por su papel en la búsqueda de una resolución pacífica. Las mujeres en Liberia no solo dejaron de lado la intimidad, sino que también se unieron en una lucha por la paz, lo que demuestra que, cuando se trata de enfrentarse a la opresión, la unidad y la creatividad pueden abrir caminos insospechados.

El eco del movimiento 4B en EE. UU.: ¿un fenómeno viral?

A medida que el movimiento 4B se hacía eco entre las mujeres de Corea del Sur, los medios de comunicación estadounidenses comenzaban a notar que algo estaba cambiando. Así, las jóvenes liberales, especialmente las de la generación Z, usaban TikTok como plataforma para compartir su decepción con los hombres, en particular con aquellos que votaron por Trump. Hablando con honestidad, ¿quién puede culparlas? La frustración se palpaba en el aire, y el deseo de hacer una huelga moderna no solo se sentía común, sino también necesario. Pero aquí llega la pregunta: ¿hasta qué punto estas acciones pueden generar un cambio real?

El problema es que en la cultura de las redes sociales, la desinhibición puede dar paso a la desinformación. Aunque el movimiento 4B ha captado atención y admiración, la periodista Mara Mariño apunta que este enfoque tan radical puede no ser la solución que todas buscan. En contraste con el enfoque inclusivo del feminismo, la idea de alejarse de los hombres puede reforzar divisiones en lugar de promover una conversación constructiva. Quizás lo que realmente necesitamos es más diálogo y menos gritos de «no quiero verte más».

Voces disidentes: ¿por qué el 4B no es para todos?

No todas las mujeres están convencidas de que el movimiento 4B sea la respuesta a la desigualdad. La catedrática Marián López Fdez. Cao advierte que dividir a la sociedad entre hombres y mujeres no contribuirá al avance que tanto se desea. En lugar de anhelar la separación, deberíamos buscar un camino que involucre a todos los géneros. La historia ha demostrado que, cuando se trata de cuestiones sociales, la inclusión suele ser más eficaz que la exclusión. Así que, dado que no se puede simplemente «cancelar» a la mitad de la población, ¿por qué no intentar un enfoque más cooperativo y menos polarizante?

Además, hay una preocupación real en torno a la idea de que esta búsqueda de independencia sexual y emocional pueda radicalizar a algunos jóvenes hombres, llevándolos a respuestas negativas y defensivas. Así, el feminismo, que a menudo ha incluido a hombres como aliados, puede correr el riesgo de convertirse en algo que ellos vean como amenazante en lugar de inspirador.

La estrategia de “Decenter Men”: un nuevo enfoque para el empoderamiento

En medio de esta confusión, otro concepto ha comenzado a surgir: Decenter Men, que significa literalmente «descentrar a los hombres». Suena un poco complicado, ¿verdad? Pero la idea central es sencilla: poner el enfoque en las mujeres y su bienestar sin la necesidad de estar a la sombra de los hombres. En otras palabras, algunas mujeres se dan cuenta de que, durante mucho tiempo, su vida ha girado en torno a las expectativas masculinas, y es hora de cambiar esto. Aquí es donde entran conceptos como el amor propio, la autoestima y la amistad entre mujeres.

Una mujer mayor de la Generación X, en un foro de Reddit, mencionó que, al aprender a anteponer sus deseos a los de un hombre, decidió construir la vida que realmente quería, en lugar de dejarse llevar por las expectativas sociales. La verdad es que, a veces, aprender a decir “no” puede ser el primer paso para empoderarse.

Del deseo al celibato: una opción cada vez más popular

Y aquí viene el dilema: ¿qué hacemos con el deseo? La cultura pop y las redes sociales están repletas de ejemplos de mujeres que han optado por el celibato como una forma de sanación y crecimiento personal. Personalmente, no puedo evitar reírme al pensar en lo complicado que resulta poner en práctica un celibato autoimpuesto en una era donde los “matches” en aplicaciones de citas son casi irresistibles. Sin embargo, las historias de mujeres como Jasmin Siri, quien un día decidió pasar un periodo sin salir con hombres y dedicar ese tiempo a sí misma, son inspiradoras. Dijo que el celibato le ayudó a conocerse más a fondo y a enfocarse en sus metas. ¿Acaso el celibato no se parece más a un retiro espiritual? En este sentido, tal vez alejarse de los hombres te brinde más que «una otra oportunidad con tu ex».

Y, si hablamos de celebridades, ¿qué decir de Britney Spears o Drew Barrymore? Ellas también están en la onda, hablando abiertamente sobre su decisión de dejar de lado las citas por un tiempo. ¡Quizás podría convertirse en una tendencia global! Hacer una pausa en las relaciones no suena tan mal, siempre que lo tomemos como una oportunidad para aprender, crecer y, por supuesto, autosatisfacernos.

Reflexiones finales: el futuro del feminismo en un mundo complicado

Al final del día, el feminismo y las relaciones humanas seguirán evolucionando. El movimiento 4B y estrategias como Decenter Men ponen de manifiesto que las mujeres están cansadas de ser vistas como un apéndice del patriarcado, y por una buena razón. Pero también es vital recordarnos que los hombres pueden ser aliados en este camino, y que trabajar juntos podría dar lugar a un futuro más equitativo.

Así que, mientras el celibato y las huelgas sexuales pueden ser herramientas, no debemos olvidar la importancia del diálogo, la empatía y, sobre todo, el respeto. Después de todo, no queremos construir un mundo donde el único enfoque sea la batalla entre géneros. En su lugar, busquemos una alternativa donde la vida se viva en cooperación.

Y tú, ¿cuál es tu opinión sobre este fenómeno? ¿Te ves unirte a una huelga sexual, o prefieres sumergirte en el mundo del celibato? ¡Cuéntamelo todo!