Desde el 8 de octubre de 2023, cuando el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu dio la orden de iniciar una ofensiva sobre la Franja de Gaza, el panorama geopolítico ha cambiado drásticamente. En este artículo, desglosaremos lo sucedido desde entonces, arrojando luz sobre las secuelas del conflicto palestino-israelí que ya lleva más de 75 años y las preocupaciones que surgen a nivel humanitario y político.

Un conflicto de larga data: Orígenes y antecedentes

Si bien el actual conflicto fue desencadenado por el ataque sorpresa de Hamás durante la celebración judía de Simjat Torá, las raíces del mismo se extienden a décadas atrás. A veces, me siento como si estuviera tratando de explicar a un amigo cómo se hizo el café más amargo que haya probado, y la historia del conflicto israelí-palestino es exactamente eso: una infusión de agridulces sucesos históricos que crearon un resultado explosivo.

Han pasado 75 años desde que se estableció el Estado de Israel, y la lucha por el territorio ha sido constante. Desde Cisjordania hasta Gaza, la historia de desposesión y lucha por derechos ha complicado aún más una situación que ya era precaria. Sin embargo, este nuevo enfrentamiento, que comenzó con el ataque de Hamás que dejó más de 1.200 muertos y 250 secuestrados, ha marcado un antes y un después en el conflicto.

¿Sabías que la primera guerra árabe-israelí tuvo lugar en 1948? Desde entonces, el conflicto ha estado siempre presente, como ese amigo que siempre se cuela a la fiesta sin ser invitado.

Contexto de la guerra: Aumento de violencia

La respuesta a este ataque no se hizo esperar. Las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) comenzaron rápidamente su Operación Espadas de Hierro, lanzando bombardeos aéreos en Gaza y estableciendo un «asedio total». El detonante de esta guerra no solo ha sido la brutalidad de los ataques, sino también la impotencia de un mundo que asiste a la tragedia humanitaria con las manos atadas, como ese vecino que se asoma a la ventana, pero nunca hace clic en «llamar a la policía».

Ahora, un año después, observamos un conflicto que ha dejado cerca de 42.000 palestinos muertos, una cifra que va más allá de las estadísticas: cada número representa un ser humano, una historia, un sueño truncado. Es justo y necesario preguntarse: ¿Cuántas vidas más se perderán antes de que alguien haga algo?

La respuesta internacional: ¿Silencio o complicidad?

El Consejo de Seguridad de la ONU, un organismo que se supone debe salvaguardar la paz mundial, ha mostrado una incapacidad alarmante para actuar. Las potencias como Estados Unidos, Rusia y China han vetado varias resoluciones, lo que ha llevado a un estancamiento diplomático. Este contexto sirve como un recordatorio de que lasmuchas veces los intereses políticos personales pueden más que el sufrimiento humano.

A medida que las cifras de víctimas aumentan, parece que el mundo se vuelve cada vez más indiferente. Aunque el presidente estadounidense Joe Biden ha expresado preocupaciones sobre la prolongación del conflicto en Gaza y ha sugerido altos al fuego, la realidad es que la violencia continúa.
¿Hasta cuándo permanecerá el ciclo de promesas vacías y declaraciones huecas?

La dimensión humanitaria del conflicto

La situación en Gaza es sencillamente desgarradora. Con más del 90% de la población desplazada y 96% enfrentando inseguridad alimentaria, se podría argumentar que aquí se está escribiendo un nuevo capítulo de la historia humana: uno lleno de desolación.

¿Recuerdas una vez que fuiste a un concierto y había más personas de las que podías contar? Ahora imagina que cada una de esas personas no tenga dónde dormir o qué comer. La magnitud del sufrimiento en Gaza es indescriptible.

Los hospitales han colapsado, las epidemias amenazan a los que todavía permanecen en pie, y las historias de víctimas humanas son tantas que uno podría llenar libros enteros con ellas.

La ONG Oxfam ha reclamado que entre las víctimas están al menos 11.000 menores, que son nada menos que 11.000 futuros perdidos. En lo personal, como alguien que ha trabajado en campañas humanitarias, estas cifras resultan especialmente difíciles de digerir.

Líbano e Irán: Nuevos frentes de conflicto

A medida que la guerra en Gaza se intensificaba, otros actores comenzaron a intervenir en el escenario. La milicia de Hezbolá, que opera en Líbano, empezó a lanzar ataques contra el norte de Israel, añadiendo más combustible a un incendio que ya estaba descontrolado. Era como si una chispa abordara un campo seco: el resultado es devastador. El Líbano, un país que ha intentado reconstruirse tras años de guerra civil, ahora se encuentra arrastrado de nuevo al caos.

La respuesta militar israelí se extendió a Líbano e incluso a Siria, donde varios ataques han dejado a la comunidad internacional en estado de alerta. Como en un juego de dominó, cada acción provocó una reacción, y la escalada de violencia solo consiguió aumentar la tensión en una región que ya se encontraba al borde del colapso.

Mientras tanto, la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán también ha estado pululando en la oscuridad, lanzando amenazas y disparos que hacen temer una posible mayor escalada de violencia.

Raíces de la violencia: ¿Soluciones a la vista?

Es fácil caer en la trampa de pensar que la violencia es la única opción. En medio de este ruidoso caos, un susurro de esperanza persiste en entornos diplomáticos. Las negociaciones para lograr un alto al fuego continúan, pero se enfrentan a escollos casi insuperables: exigencias inaceptables y decisiones políticas que parecen más un juego de ajedrez que una búsqueda de paz.

¿No es irónico que en un mundo donde la tecnología nos permite conectarnos al instante, sigamos desconectados en la búsqueda de la paz? Las redes sociales estallan en opiniones y debates, mientras las acciones quedan a menudo en palabras vacías.

Conclusiones: Un llamado a la empatía y la acción

La situación en Gaza y en la región es un reflejo de lo que pasa cuando la humanidad se olvida de sí misma. No se trata solamente de estadísticas, gráficos y comparaciones provocativas. Cada día perdemos personas cuyas historias nunca seremos capaces de contar.

La guerra en Gaza es un recuerdo de que vivimos en un mundo donde la compasión parece ir en disminución. Pero en este rincón de la historia, la empatía debería ser nuestra mayor aliada. Nos recuerda que, al final del día, somos todos seres humanos, independientemente de la nacionalidad, la religión o la ideología.

Es hora de que el mundo se despierte, actúe y haga algo. Así que, mi querido lector, ¿estás dispuesto a ser parte del cambio o prefieres quedarte en el sofá viendo cómo todo se desmorona? La decisión está en tus manos, así como el poder de influir sobre los demás.

Esta guerra no solo es un conflicto, es un recordatorio de lo que está en juego y lo que aún podemos salvar: nuestra humanidad.