La naturaleza y la política suelen tener una relación simbiótica bastante peculiar. Mientras que la primera puede arrasar con una alegría casi infantil, la segunda frecuentemente se preocupa más por su imagen que por su sustento. La reciente DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) que devastó ciertas áreas de Valencia es un claro ejemplo de cómo ambos mundos chocan. Pero, ¿realmente saben los políticos cómo manejar una crisis de esta magnitud, o simplemente se preocupan por la próxima elección? Acompáñame en este recorrido por el lamentable escenario de la inundación, la política y la vida de los ciudadanos afectados.

Un relato de hechos: la DANA y sus secuelas

Primero, pongamos las cartas sobre la mesa. El ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, al comparecer ante el Pleno del Congreso, reveló cifras asombrosas —y no en el buen sentido. Según él, 36,907 personas fueron rescatadas en medio de esta tragedia. En un país donde la cifra de rescates a menudo parece un récord de programa de realidad, puede que aquí la vida no valga un millón, pero cada uno de esos números representa una historia como la de Juan y María, una pareja de jubilados que han vivido en su casa por casi cinco décadas y que ahora se ven obligados a empezar de cero.

La cruda realidad

Recordemos que la DANA azotó Valencia y otras localidades a partir del 24 de octubre. Así que, ¿qué hicieron nuestros representantes mientras el agua subía? Se enzarzaron en discusiones, como si en vez de dirigir un barco en medio de una tormenta, estuvieran compitiendo en una trivia de televisión. Entre acusaciones y declaraciones de intenciones, lo que parecía faltar era un plan claro y efectivo.

Y ahí es donde el papel de la Aemet se vuelve crucial. A pesar de que algunos minimizan su papel, es evidente que sin su monitoreo meteorológico, las cifras de emergencias quizás serían peores. Pero, ¿tenían los recursos suficientes para reaccionar adecuadamente? Hay voces críticas que sugieren que la Confederación Hidrográfica del Júcar se quedó corta al no anticipar la magnitud del desastre. Al final del día, ¿quién toma la responsabilidad?

La política como espectáculo: un circo en el congreso

Es fascinante (y un poco aterrador) cómo la política puede convertir una tragedia en un espectáculo. El Partido Popular y Vox se convirtieron en los maestros de ceremonia, poniendo en duda la ejecución y responsabilidad del Gobierno. ¿Pero dónde queda la empatía hacia los que han perdido todo? El diputado César Sánchez se despachó a gusto con críticas sobre la «dejadez del Gobierno», mientras que Pepa Millán de Vox se centró más en comentarios sobre RTVE que sobre la tragedia misma. Esto me lleva a preguntarme, ¿por qué la tragedia de otros se convierte en un punto de negociación política?

Incluso voces desde Sumar y ERC también arrojaron comentarios picantes. Aquí la diputada de Compromís, Ángela Micó, calificó con furia a la Generalitat como “está de mierda hasta el cuello”, mientras que Gabriel Rufián catalogó la situación como «vergüenza». ¡Sí, porque en medio de la devastación encontrar la manera de atacar al otro parece ser la prioridad!

Un gobierno al borde del colapso

Volviendo al Gobierno de Sánchez, se les podría acusar de actuar como un niño en una tienda de dulces: perdidos, indecisos y tomando decisiones poco afortunadas. La frase «si necesitan más recursos, que los pidan» es, honestamente, una de las cosas más insensibles que uno podría escuchar en una situación crítica. ¿Acaso no está claro que siempre se necesitan más recursos en medio de una inundación? Era como si el presidente dijera, «si quieren aire para respirar, simplemente háganlo».

El llamado a la unidad y un «pacto de Estado» propuesto por el ministro Torres suena bien sobre papel, pero ¿será útil si la gente sigue sufriendo? Es como ofrecer un vaso de agua a alguien que se está ahogando en un mar de agua.

La realidad de las víctimas

Las víctimas de la DANA no solo necesitan palabras, necesitan acciones. Imagina encontrar a tu vecino al borde de la desesperación; su casa llena de barro, su vida hecha trizas, y todo lo que oyes es que los políticos están lanzando globos de ensayo y lanzando dardos entre ellos. Aquí me gustaría recordar que debajo de cada cifra hay una historia, y esas historias, las de Juan y María o la de toda una comunidad arrasada, no deberían ser background de un drama político.

Dedicarse a encontrar culpables en vez de soluciones es como intentar cambiar la dirección del viento soplando más fuerte hacia el mismo lado. ¿Qué hay del «mejor instrumento para salir adelante», como menciona el ministro? Esa es la empatía, el apoyo a cada uno de los afectados. Pero en lugar de eso, los políticos parecen más interesados en medir quién tiene más seguidores en Twitter.

La reconstrucción: un tema urgente

Según Torres, se nombrará un «alto comisionado» para liderar el proceso de reconstrucción. Pero para ser sincero, la historia nos ha mostrado que muchas veces estas posiciones se convierten en una especie de «tijera» de gestión en vez de un «cinturón de seguridad» que garantice ayuda real. ¿Quién conoce la burocracia mejor que un político? Es un juego donde ellos ganan un sueldo, pero los que realmente pagan las consecuencias son las comunidades afectadas.

Cabe mencionar que este alto comisionado no debería ser otra figura del «sálvese quien pueda». Debería ser alguien que esté comprometido con la comunidad, que entienda el dolor que siguen sintiendo los que han perdido no solo sus pertenencias, sino sus recuerdos.

Una llamada a la acción

Tal vez, lo que necesitamos es un “Pacto de Estado” no solo en la forma de palabras bien construidas, sino en forma de acción real. Si el Gobierno y la oposición se unen, se podría, sin lugar a dudas, poner en marcha recursos verdaderamente efectivos para ayudar a la recuperación de todos los afectados por la DANA.

Y tú, querido lector, ¿qué crees que se debería hacer? ¿Es posible que en medio de la tragedia política se olvide que hay seres humanos detrás de cada cifra proclamada? En mi experiencia personal, he descubierto que muchas veces, en la tormenta, la verdadera luz proviene de aquellos que están dispuestos a actuar, no solo a hablar.

Reflexiones finales

En resumen, el espectáculo de la política puede ser cruel y, en ocasiones, desolador. La DANA y las respuestas que suscitó, exhibieron un lado de la política que a muchos de nosotros nos incomoda. Necesitamos que todas las voces hagan eco de la verdad, no como una guerra de pantallas, sino como un grito unificado en pos de un futuro mejor.

Las aguas, al final, se calmarán, pero las historias de quienes han sido afectados perdurarán. Espero que, después de los ecos de la tormenta, nuestros políticos no sean solo nombres en los titulares, sino que hagan lo que realmente necesitan hacer: escuchar, actuar y, sobre todo, recordar que cada uso de la palabra «crisis» debería traer consigo un sentido profundo de humanidad.

Así que, en medio de todo el caos, recordar que las palabras son poderosas, pero los actos son lo que realmente importa. Que la reconstrucción de Valencia no solo sea física, sino también emocional y política. ¿Qué legado queremos dejar? ¡Que la historia no te lo cuente, sé parte de ella!