La situación que vivió la Comunidad Valenciana el pasado 29 de octubre, con las devastadoras inundaciones que afectaron a miles de ciudadanos, ha dejado una marca imborrable en la región. El presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, ha admitido públicamente que tanto su administración como otras cometieron errores durante la gestión de la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos). En este artículo, abordaremos lo que sucedió, la necesidad imperiosa de una evaluación honesta y las medidas que se están tomando para que algo así no vuelva a ocurrir.

Un recuerdo reciente

Recuerdo claramente el día de la inundación. Era un domingo cualquiera, y yo estaba en casa, disfrutando de una serie clásica de los 90. De repente, me llegó un mensaje de un amigo que vive en Valencia: «¡Las calles están como ríos, esto es una locura!» Así, entre risas y un poco de incredulidad, decidí ponerme al día con las redes sociales. Nunca me imaginé que aquella tarde se convertiría en un antes y un después para la Comunidad Valenciana.

Las imágenes que surgieron por doquier fueron impactantes: casas anegadas, coches flotando y calles transformadas en torrentes. Esa no era la típica experiencia de un fin de semana español. Lo que debería haber sido un día de descanso se tornó en una pesadilla para muchas familias. Según cifras oficiales, más de 130,000 valencianos se manifestaron para exigir la dimisión de Mazón por la gestión de la DANA. ¿Qué fue lo que salió mal?

Reflexiones sobre la gestión de crisis

La autocrítica es difícil. Admitir que se han cometido errores no es fácil, y es triste ver cómo, en este caso, ocurren a costa del bienestar de personas inocentes. Mazón ha subrayado que la falta de atención a la rambla del Poyo fue uno de los errores principales. “El foco estaba en la presa de Forata”, explicó Mazón, quien admitió que la atención debería haberse centrado en el barranco del Poyo, donde las aguas del desbordamiento causaron la mayoría de las víctimas.

Pero, ¿no es curioso cómo en situaciones críticas se saca lo peor y lo mejor de cada entidad? Algunos pueden criticarnos, pero también hay que reconocer el esfuerzo innegable de las instituciones para afrontar la crisis. Mazón, con una carga política en los hombros, eligió no hacer una evaluación política inmediata de la situación. “Ahora estamos centrados en la recuperación, y de la política hablaremos más adelante”, expresó, buscando, tal vez, un poco de paz en medio del caos.

La búsqueda de soluciones reales

Como dice el refrán, «no hay mal que por bien no venga». La evaluación de la actuación durante esta crisis debe ser una prioridad, y aquí es donde la reflexión entra en juego. Mazón ha instado a revisar otras decisiones de gestión y no solo a mirar hacia atrás con el dedo apuntando al error. ¡Estás en una posición que podría hacer que el mundo entero critique cada movimiento que haces! ¿Deseas seguir dando marcha atrás o empezar a redefinir el contexto?

Para evitar que esta situación se repita, el presidente ha identificado tres pilares fundamentales: obras hidráulicas, un nuevo protocolo nacional de emergencias y pedagogía urbanística.

Obras hidráulicas: una necesidad urgente

Las infraestructuras adecuadas son vitales en cualquier localidad afectada por desastres naturales. Pero, ¿qué pasa cuando las obras no están a la altura? La comunidad valenciana necesita urgentemente un plan de infraestructuras que no solo contemple la construcción de barreras, sino también un correcto mantenimiento de las mismas.

Aquella misma tarde, en mi zona, los vecinos se unieron para elevar un par de barricadas improvisadas; una escena que nunca imaginé ver. Por lo general, eres tú y yo observando las noticias, pero aquella vez estábamos todos involucrados. El apoyo comunitario es clave, y aunque las obras estructurales son esenciales, la solidaridad entre comunidades se convirtió en el verdadero pilar.

Un nuevo protocolo nacional de emergencias

¿Y qué de la burocracia? A veces, parece que la respuesta a las crisis llega tan tarde como el tren de media distancia. Mazón ha señalado que un nuevo protocolo nacional de emergencias es crucial. No podemos esperar a que el agua suba para correr a preparar un plan. ¿Te imaginas? «Lo siento, no puedo ir a la playa porque estoy esperando que me digan qué hacer durante una inundación».

Por lo que parece, la Generalitat debe maximizar las capacidades de respuesta y hacer de esto una prioridad. Este nuevo protocolo debería integrar todos los niveles de gestión pública y asegurarse de que no existan fugas en los planes de contingencia. Recuerda, una buena respuesta a una crisis no sólo implica tener planes, sino también saber cómo y cuándo ejecutarlos.

Pedagogía urbanística: formando a las futuras generaciones

Por último, y quizás lo más valioso, es la cuestión de la pedagogía urbanística. La educación no es solo para las aulas; debe extenderse a todos los ciudadanos. Si los futuros urbanistas y arquitectos son educados en prácticas sostenibles y en la importancia de construir con el medio ambiente en mente, entonces tal vez estaremos menos propensos a enfrentar desastres de esta magnitud.

No hay una fórmula mágica, pero el cambio comienza en la educación. Mi hermana siempre me decía que «saber es poder», y no podría estar más de acuerdo. Así que, ¿qué pasaría si incentivamos esta pedagogía desde la raíz?

La carrera hacia la recuperación

Como parte de la recuperación, Mazón ha mencionado que se están ejecutando nuevas ayudas económicas y fiscales. Quizás esto suene más a una promesa política que a realidad, pero esperemos que no se convierta en solo una frase para calmar los ánimos. La transición hacia la recuperación debe ser rápida y efectiva.

Los ciudadanos quieren respuestas claras y concretas, y no sólo esperar a que las aguas se calmen. Un plan de actuación bien estructurado puede marcar la diferencia entre una mera gestión de crisis y una recuperación sostenible a largo plazo. ¿Estás listo para ver el cambio que hace falta? Esa es la pregunta que todos debemos hacernos.

El futuro de la Comunidad Valenciana

En conclusión, lo vivido en la Comunidad Valenciana debe servir como un toque de atención. La autocrítica es necesaria, los errores deben analizarse y las soluciones deben implementarse con urgencia. La combinación de obras hidráulicas adecuadas, un nuevo protocolo nacional, y una educación en urbanismo que promueva prácticas sostenibles es la respuesta.

Que esto no se convierta en una simple anécdota desactualizada en la que los líderes políticos se limiten a ofrecer discursos mientras la vida continúa como si nada hubiera pasado. Las decisiones tomadas hoy pueden cambiar el futuro de miles de valencianos.

Durante esos días de caos, lo que más resonó en mi mente fue: la unidad ante la adversidad. Y, aunque se puede caer, siempre tenemos la oportunidad de levantarnos más fuertes. Así que, la próxima vez que escuchemos sobre desastres naturales, esperemos que no sean solo grandes titulares, sino el comienzo de un cambio que, sin duda, necesitamos.

La Crisis de la DANA no puede ser solo un recuerdo, debe convertirse en una lección aprendida y, ojalá, en un motivo para la mejora continua. Después de todo, si no aprendemos de nuestros errores, ¿cuándo aprenderemos?