En la vida, a veces aprendemos de las maneras más duras. Y aunque me gustaría compartir un relato optimista sobre los avances en la gestión de crisis en España, la reciente tragedia de la dana (gota fría) en Valencia nos deja con una profunda reflexión sobre la responsabilidad política, la preparación ante desastres y, sobre todo, la vida humana. Aprovechemos este espacio para preguntarnos: ¿qué podemos hacer para evitar que situaciones como esta se repitan?

El pasado miércoles, el presidente Pedro Sánchez se dirigió al Congreso para hablar sobre las decisiones que llevaron a este desastre, que se ha cobrado la vida de al menos 222 personas. Entre las palabras de Sánchez, Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana y del PP, fue señalado como el principal responsable de los errores cometidos en la gestión de esta crisis. Pero, ¿es esto suficiente para ofrecer consuelo a las familias que han perdido seres queridos?

La tragedia de la dana: ¿qué ocurrió realmente?

Para aquellos que no están familiarizados con la terminología, una dana es una masa de aire frío en altura que provoca lluvias intensas y convectivas. En términos sencillos, es como abrir un grifo de agua caliente en pleno invierno… y olvidarte de cerrarlo. Con los intensos aguaceros, Valencia sufrió inundaciones devastadoras que causaron la muerte de muchas personas, además de daños materiales significativos.

Recuerdo una anécdota personal que me hace reflexionar sobre la importancia de estar preparados. Una vez, en una tormenta intensa, la electricidad se fue y las luces parpadearon como si estuviera en una película de terror de bajo presupuesto. Afortunadamente, contaba con una linterna y algo de comida, pero si hubiera estado en un lugar más vulnerable, las cosas podrían haber salido muy mal. Así es como la naturaleza puede llevarnos al límite y hacernos recordar lo frágil que es nuestra existencia.

La responsabilidad política: palabras y acciones

Sánchez, en su intervención, mantuvo un tono tranquilo, algo que podemos calificar de admiración, dado el peso de la situación. No obstante, en tiempos de crisis, las palabras son solo eso: palabras. Lo que la ciudadanía exige son acciones, no solo declaraciones. ¿Cuántas veces hemos escuchado a nuestros líderes hablar sobre cambios en la gestión de crisis? ¿Cuántas veces han fallado en llevar a cabo estas promesas?

El hecho de que Mazón haya sido señalado como responsable no es solo un grito de desesperación por parte de Sánchez; es un reflejo de la lucha interna entre diferentes partidos políticos, donde a menudo se priorizan los intereses personales sobre las vidas de las personas. Eso parece un argumento de una mala serie de Netflix, donde los antagonistas elaboran planos macabros mientras las víctimas gritan desde el fondo. Pero esta no es ficción; esto es la dura realidad.

¿Qué podemos aprender de la dana en Valencia?

La preparación es esencial

Una de las principales lecciones que resuena tras la tragedia de la dana es que la preparación es fundamental. La meteorología ha avanzado significativamente en las últimas décadas. Sin embargo, la infraestructura y las políticas que nos protegen no necesariamente han avanzado al mismo ritmo.

Pensemos en ello de esta manera: ¿alguna vez has dejado tu coche en el taller y luego te has dado cuenta que los frenos estaban más desgastados de lo que pensabas? Si bien es cierto que la vida es una aventura, también lo es que debemos hacer todo lo posible para estar seguros y evitar accidentes.

La comunicación es clave

La comunicación durante una crisis es absolutamente crucial. De hecho, podría decirse que es más importante que la acción misma. La población necesita estar informada, recibir actualizaciones y saber cómo reaccionar. Cuando el caos se apodera, el miedo puede ser parálisis, pero la información adecuada puede ser un atajo a la seguridad.

Y aquí es donde enfrentamos otro desafío: la desinformación. Con los rumores corriendo más rápido que un meme viral, las redes sociales pueden ser un arma de doble filo en situaciones de crisis. En mi experiencia, he visto cómo la información incorrecta puede causar pánico innecesario. Por lo tanto, los gobiernos deben establecer canales de comunicación efectivos y confiables, porque confiar en un tweet de un famoso no es realmente la mejor estrategia.

Las políticas deben ser inclusivas

Cuando se habla de gestión de crisis, hay que recordar que no todos son iguales ante una tragedia. Algunas comunidades son más vulnerables que otras, y así, se deben implementar políticas inclusivas. Esto significa tener en cuenta las necesidades de personas mayores, personas con discapacidad y aquellas que no dominan el idioma local.

¿Te imaginaste alguna vez que en medio de un desastre natural, una persona con discapacidad auditiva no pudiera escuchar las advertencias? Es un ejemplo extremo, pero representa cómo el enfoque inclusivo es necesario en las políticas públicas.

El futuro de la gestión de crisis en España

Es vital que, tras esta tragedia, todos los actores involucrados reflexionen sobre su papel. Sí, la responsabilidad política es fundamental, pero también lo es la participación ciudadana y la conciencia colectiva. Cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar en la preparación ante desastres.

La importancia de la educación

Para enfrentar futuros desastres, la educación debe ser prioritaria. Las escuelas, comunidades y organizaciones pueden tener programas que enseñen a las personas sobre la gestión de crisis. Para mí, fue en la escuela donde aprendí a distinguir entre un volcán y una montaña, pero nunca se nos habló de lo que debíamos hacer durante una dana. ¿Qué tal si en lugar de memorizar las capitales del mundo, empezamos a aprender sobre resiliencia? No es un sueño imposible.

Fortalecimiento de la infraestructura

Si miramos al futuro, se hace evidente que invertir en infraestructura es crucial. Ya sea que se trate de mejores sistemas de drenaje, estructuras que resistan desastres naturales, o centros de emergencia equipados, debemos superarnos. Al fin y al cabo, como dice el viejo dicho: «No puedes construir un castillo en arena». En este caso, sería más bien: «No puedes construir un refugio sin cimientos sólidos».

La colaboración entre gobiernos y comunidades

Sánchez y Mazón están en el ojo del huracán, pero la verdad es que la colaboración debe ir más allá del ámbito político. Si queremos que nuestras comunidades sean más seguras, debemos fomentar la colaboración entre los gobiernos local, regional y nacional, así como con las organizaciones no gubernamentales y los propios ciudadanos.

A menudo, la mejor forma de prevenir una crisis es ver cómo han aprendido otras comunidades. Al fin y al cabo, la experiencia compartida puede ser una luz en la oscuridad.

Reflexiones finales

La reciente tragedia en Valencia es un recordatorio desgarrador de que, como sociedad, debemos estar siempre preparados para afrontar las inclemencias de la naturaleza. La gestión de crisis no debería ser un tema que aparece solo en momentos de desastre, sino que debe ser inverso en la conversación pública y en nuestras vidas diarias.

Es un hecho que la política y la preparación deben ir de la mano, y que cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar. Así que antes de cerrar la ventana de tu navegador y pasar a vecindario más entretenido, te pregunto: ¿qué vas a hacer para contribuir a una sociedad más resiliente? Porque al final del día, la verdadera pregunta es: ¿estás dispuesto a ser parte del cambio?