El 29 de octubre de 2024 será recordado en Valencia no solo por la devastación que dejó la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos), sino por las decisiones y acciones del presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, durante la crisis. ¿Cómo fue posible que, en un día que demandaba liderazgo y acción decisiva, Mazón pareciera un poco más relajado de lo que la situación requería? A través de este artículo, vamos a desglosar lo ocurrido, con un tono conversacional, algunas anécdotas, y reflexionando sobre lo que esto significa para la política y la gestión de crisis en general.
Una imagen que dice más que mil palabras
Todo comenzó con un video de seguridad del Centro de Emergencias en l’Eliana. En este video, captaron a Mazón llegando al Cecopi (Centro de Coordinación Operativa Integrado) a las 20:28, 17 minutos después de que se emitiera una alerta masiva. ¿No suena como un momento clave? Una alerta que podía haber salvado vidas y él llega tarde. Para muchos, esta imagen ha sido el eje de comentarios, críticas y, por supuesto, memes.
Me acuerdo de la primera vez que llegué tarde a una reunión importante. El jefe de mi equipo, un personaje que parecía salido de una película de acción, me miró como si estuviera en modo «terminator». A veces, la televisión puede ser mucho más perdonadora. Pero para un político en medio de una crisis, ¿puede ignorarse un retraso como este?
Las críticas empiezan a llegar
El Partido Popular (PP) enfrentó reacciones mixtas tras este episodio. Por un lado, Mazón intentó justificar su presencia tardía. Sin embargo, la legislatura estaba marcada por un mala gestión de la crisis. Con frases emotivas y promesas de responsabilidad, algunos esperaban ver más acción y menos discurso. ¿Dónde estaba la estrategia cuando más se necesitaba?
En la misma línea, la diputada del PSPV (Partido Socialista del País Valenciano) no dudó en criticar las acciones de Mazón: “No nos protegió el 29 de octubre y parece que ahora se preocupa más por incrementar el coste de las obras que por ayudar a la gente afectada”. Un comentario afilado que dejó claro que la oposición no se lo iba a poner fácil.
La indumentaria de un líder
Es curioso, pero el cambio de atuendo de Mazón ese día captó tanto la atención como su llegada tardía. Del clásico traje formal pasó a un jersey crudo, como si estuviera preparándose para pasar una tarde tranquila en casa y no para gestionar una emergencia. A veces, el vestuario puede decir más sobre una persona que sus palabras. ¿Podrías imaginar a un bombero apagando incendios en sandalías? Puede que sea cómodo, pero no es precisamente la imagen que queremos ver en momentos críticos.
Como aquel día en la universidad, cuando decidí que un chándal era mi mejor opción para una reunión de grupo. ¿El resultado? El equipo me miró raro y, en lugar de debates apasionados, tuvieron muchas ganas de compartir el menú de la cafetería.
El equipo alrededor de Mazón: apoyos y ausencias
Es innegable que en la política, como en una orquesta, cada músico cuenta. Durante la crisis de la DANA, Mazón contaba con la presencia de su jefa de prensa, Maite Gómez, y el politólogo Josep Lanuza, pero se echó en falta a figuras clave como su jefe de gabinete, José Manuel Cuenca, que enfrentó problemas de comunicación. ¡Vaya manera de estar incomunicado durante una tragedia!
La ausencia de Cuenca y otros miembros del equipo durante momentos cruciales generó dudas sobre la coordinación en tiempos de crisis. Se podría pensar que el liderazgo también necesita tener un plan B. Pero en estos casos, la falta de comunicación puede convertirse en un enemigo mortal.
Estrategias políticas en situaciones de crisis
Con la DANA generando estragos, no solo se necesitaba una gestión activa, sino una estrategia bien definida. Sin embargo, la actitud de Mazón en el Cecopi ha hecho que muchos pongan en tela de juicio la eficacia de su equipo. Aquí me viene a la mente esa película donde el héroe se enfrenta a un monstruo y en vez de luchar, decide hacer una pausa. Claro, no todos los héroes llevan capa, pero algunos sí deberían aprender a pedir ayuda.
La crítica se intensificó cuando se empezó a notar que, en lugar de comunicarse con alcaldes de municipios afectados, Mazón estaba más ocupado realizando llamadas a su número dos. Una estrategia que podría haber estado destinada a mantener a la oposición a raya mientras las aguas se calmaban, pero que terminó siendo contraproducente. “Señor, hemos perdido el mapa”, como diría cualquier explorador que se ha metido en un bosque sin brújula.
Reflexiones finales: ¿Qué se puede aprender?
La crisis de la DANA y la gestión de Carlos Mazón son un claro recordatorio de la importancia de una respuesta rápida y decisiva en situaciones de emergencia. Las imágenes y los recortes de prensa se olvidan, pero los recuerdos de quienes sufrieron las consecuencias permanecerán. ¿Qué podemos aprender de todo esto? Para empezar, ser proactivos y nunca esperar a que el problema golpee la puerta.
Al final del día, es fácil criticar desde el sofá con un helado en la mano, pero es otra historia tratar de tomar decisiones que afecten a miles de personas. Mazón, como todos los liderazgos, debe aprender de esta experiencia. Ya sea a través de una mejor comunicación, mejor equipo, o simplemente asegurándose de que su indumentaria sea adecuada para la ocasión.
Nos queda mucho camino por recorrer en la política y la gestión de crisis, pero quizás, si estamos dispuestos a aprender de los errores de otros, podremos evitar tropezar con la misma piedra. Porque, después de todo, nosotros también somos humanos, y todos cometemos errores. Pero, ¿qué tal si tratamos de aprender de ellos antes de que el desastre llegue a la puerta?
Y tú, ¿qué opinas sobre la gestión de crisis en nuestra política actual? ¿Nos queda algo que aprender de Mazón o de otros líderes? ¡Déjanos tus pensamientos!