La generación Z está aquí, y con ella llegan nuevos valores y comportamientos que marcan una diferencia notable en el entorno laboral. Mientras que muchos de nosotros recordamos con nostalgia los días en los que el respeto por la puntualidad era una regla de oro, hoy la generación más joven se enfrenta a un escenario completamente diferente. Y no, no se trata solo de usar TikTok durante las horas laborales. ¿Cómo se comportan estos “nativos digitales” en el trabajo? ¿Tienen una ética distinta que podría desafiar lo que conocemos hasta ahora?

En este artículo, vamos a desglosar algunos de estos comportamientos, las experiencias de vida de los miembros de la generación Z, y cómo pueden convivir con las generaciones anteriores en un entorno laboral que busca adaptarse. Así que busca tu café favorito, acomódate y vamos al grano.

La vuelta a la oficina: el gran reencuentro

Después de tantos meses de trabajo remoto, muchos de nosotros podríamos pensar que regresar a la oficina sería como reencontrarnos con un viejo amigo, pero debo confesar que para algunos podría parecerse más a una reunión incómoda con un ex. La verdad es que la vuelta a la oficina ha puesto a prueba la dramaturgia generacional. Aquí es donde la generación Z se siente como un pez fuera del agua o, a menudo, un gato escurridizo que intenta encontrar su camino en un universo de peces tropicales.

Un estudio de PapersOwl reveló que el comportamiento en el trabajo de los jóvenes de entre 18 y 34 años no siempre coincide con lo que se espera. Por ejemplo, la puntualidad. Para ellos, llegar tarde podría ser considerado una simple «minicita», mientras que para las generaciones anteriores, como los baby boomers, llegar 10 minutos tarde es llegar tarde… y muy tarde. ¿Acaso no se dan cuenta de que en las reuniones el tiempo es oro, y que este tiempo se convierte en menos como un juego de bingo y más como un juego de velocidad?

Nuevas normas de etiqueta en el trabajo

Vamos a ser sinceros: el mundo laboral nunca ha sido un picnic. Pero, en estos días, unos snack de almendras y frutos secos parecen ser lo que se lleva, y estoy hablando en términos de cultura laboral. La generación Z ha traído consigo un nuevo conjunto de reglas. Aquí hay algunos ejemplos.

La puntualidad: ¿qué es eso?

Arden Clise, experta en protocolo, proverbialmente ha “tirado la toalla” respecto a la puntualidad en muchas ocasiones. Para la generación Z, la idea de que llegar a una reunión puntualmente es esencial para el respeto hacia los demás parece ser un concepto abstracto, como lo es explicarle a tu abuelo cómo funciona Instagram.

«Si todos llegan tarde, no se puede empezar una reunión a tiempo», dice Clise, y sí, todavía estoy tratando de entender cómo algunos compañeros de generación Z piensan que “llegar tarde es un sello de autenticidad”. Este tipo de comportamiento puede ser chocante, especialmente para aquellos que crecieron con el lema “el que llega tarde, pierde”. Pero hey, ¿no es esta una de esas ocasiones en que deberíamos intentar ver el lado positivo? Después de todo, si llegas tarde y nadie se da cuenta, ¿acaso no hay un toque de magia en ello? No lo intenten en casa, amigos.

Presencia en remoto vs. presencial

Pasamos de reuniones presenciales a “teleconferencias desde el sofá” en un abrir y cerrar de ojos. La generación Z ha crecido en un entorno digital, donde el Zoom es tan familiar como el correo electrónico. Pero aquí viene la trampa: ¿cuántas veces has asistido a una reunión virtual con la cámara apagada, entreteniéndote con los memes de gatos en tu teléfono y prestando una atención similar a la de un pez dorado? ¡Esto no es un video de TikTok!

Clise enfatiza que mantener la cámara encendida es esencial para mantener la conexión. Si alguna vez has tenido la experiencia de hablar con alguien mientras te da la espalda, sabrás de lo que hablo. Sin embargo, el hecho de que alguien desconecte la cámara es un recordatorio perfecto de que a veces necesitamos más que un código de ética, necesitamos empatía.

La multitarea: ser parte o estar presente

La multitarea es como ese ex que nunca se va. Te juras que no volverás a caer en sus garras, pero aquí estás, organizando tu correo mientras «escuchas» a tu jefe hablar sobre el próximo proyecto. Clise señala que esto es una falta de respeto hacia los demás participantes. La investigación indica que este comportamiento disminuye la productividad y afecta la calidad de nuestras aportaciones.

Así que, ¿por qué no hacemos un trato? En lugar de participar en una reunión con múltiples monitores y distracciones, pongamos nuestro teléfono en modo «no molestar» y demos paso a una conversación real. Después de todo, nadie quiere que su gran idea se ahogue en una corriente de mensajes de WhatsApp.

El arte de la conversación

Monopolizar la conversación puede ser tan problemático como el “meme del gato” que no deja de aparecer en tus redes sociales. Si bien es fundamental expresar nuestras opiniones, también lo es permitir que otros compartan las suyas. La comunicación efectiva en las reuniones es crucial para construir un ambiente de trabajo colaborativo.

Veteranos del trabajo como Jeff Bezos han abogado por cortar las reuniones en pequeños grupos de trabajo por su capacidad de fomentar la participación. Como dice Clise, hacer preguntas y permitir que otros se expresen prolonga la comunicación y termina siendo fundamental en la cultura laboral.

Pero, si eres parte de la generación Z, es posible que estés acostumbrado a que tu voz sea más fuerte que un bocinazo, y eso puede ser un cambio muy drástico para aquellos de nosotros que estamos acostumbrados a asociar el silencio con el respeto. Tal vez la buena comunicación sea cuestión de aprender a escuchar antes de hablar… ¡quién lo diría!

La ética laboral de la Generación Z

Ahora bien, con todo esto en mente, surge una pregunta: ¿es realmente diferente la ética laboral de la generación Z? La respuesta es un rotundo sí y no.

Un reciente estudio encontró que el 40% de los gerentes no confían en su ética laboral. Algunos podrían pensar que los jóvenes de esta generación esperan que todo les sea servido en una bandeja de plata (lo siento, abuelos, hoy no hay truco), pero la verdad es que muchos de ellos están encerrando sus prioridades y valores en un cofre, listos para compartir sus talentos con el mundo.

La flexibilidad laboral

La generación Z tiende a valorar la flexibilidad. ¿Por qué trabajar ocho horas en una oficina cuando puedes ser productivo desde el sofá con tu perro al lado? Algunos podrían ver esto como una falta de compromiso, pero lo cierto es que esta flexibilidad promueve la creatividad, la satisfacción laboral y, en última instancia, un mejor rendimiento.

¿Y si te dijera que no es solo un capricho de la generación Z? Según un informe de PWC, la flexibilidad laboral es un beneficio que la mayoría de las empresas necesita implementar si quieren atraer y retener a los mejores talentos.

Cumplir los compromisos: ¿una cuestión de respeto?

Ah, la responsabilidad. Un término que ha sido el tema de debate durante generaciones. En una reunión, es vital tomar buenas notas y registrar las tareas que deben completarse. Y vale la pena señalar que olvidarse de estas responsabilidades en la próxima reunión muestra una falta de respeto. «No cumplir con tu parte de las tareas laborales no habla bien de ti», dice Clise.

En este contexto, puede que la generación Z no tenga el mismo amor por los «títulos de propiedad» como sus predecesores, pero eso no significa que carezcan de compromiso. Simplemente, les gusta que este compromiso funcione en ambos sentidos: si ellos cumplen con su parte, esperan lo mismo.

Conclusión: aprender de cada generación

Así que, después de explorar el mundo laboral de la generación Z, lo que podemos aprender es que no estamos ante una falta de ética, sino ante una ética ajustada a un nuevo paisaje. Es hora de reconocer que cada generación tiene algo que aportar, y que sería un grave error no aprender de las diferencias.

Quizás, al final, solo necesitemos un poco de humor, un poco de empatía y un gran esfuerzo de comunicación para aprender a coexistir. Porque si hay algo claro, es que ni la generación Z quiere trabajar en un ambiente hostil, ni las generaciones anteriores desean vivir en una burbuja de “los buenos viejos tiempos”.

¿Quién sabe? Tal vez la fusión de ideas y valores pueda llevar a un espacio de trabajo más inclusive, productivo y, con suerte, lleno de un poco más de flexibilidad y respeto mutuo. Como dice el refrán: “Dime cómo trabajas y te diré cómo te llevarás”. En fin, brindemos por la generación Z… ¡y por todas las lecciones que tienen que ofrecer!