Cada vez que recibo una llamada de mi madre, los mismos pensamientos cruzan por mi mente: ¿será que necesita algo más o solo está llamando para preguntarme por los niños? Y es que, entrar en la etapa de la «generación sándwich» no es algo que se avise como el inicio de un programa de televisión. No hay un cartel luminoso que diga: «Bienvenido a la realidad de estar atrapado entre tus hijos y tus padres». La vida, como siempre, decide saltarse los anuncios y presentarse con sus propios desafíos.
¿Qué es la generación sándwich?
La generación sándwich es un término que se refiere a aquellas personas que cuidan simultáneamente de sus hijos y de sus padres o familiares mayores, creando una especie de «sándwich» en el que se encuentran atrapados entre dos generaciones. En España, esta situación es más común de lo que se cree, y el panorama es cada vez más complejo. ¿Quién diría que cuidar de dos generaciones podría convertirse en un trabajo de tiempo completo? ¡Yo tampoco lo vi venir!
En 2020, un estudio reveló que alrededor del 12% de los padres españoles forman parte de esta generación. Me pregunto, ¿cuántos de nosotros hemos oído historias de amigos y familiares que comparten esta carga? Las cifras son alarmantes, pero más allá de los números, están las historias personales que nos conectan.
Un punto de inflexión: la historia de Tania
Hablemos de Tania, una mujer cuya vida cambió drásticamente en 2014. Antes de ese año, ella era solo una madre ocupada, pero al convertirse en directora de una fundación, dar la bienvenida a su segunda hija y enfrentar la diagnosis de Alzheimer precoz de su madre a los 55 años, se unió a las filas de la generación sándwich. Ella comparte que fue ese año cuando realmente comprendió los desafíos que tanto había escuchado en su trabajo. De repente, el mundo del que hablaba a diario se volvió su realidad tangible.
«Sentí que pasaba de cuidar a niños a educar a adultos. ¡Vaya gran ironía!», comenta Tania. Y es que la crianza de los hijos implica prepararlos para el mundo, pero cuidar a un padre que ha sido independiente toda su vida se siente como un viaje en sentido contrario.
El cambio demográfico: ¿qué lo provoca?
La estructura de las familias ha cambiado. Antes, era común que varias generaciones vivieran bajo el mismo techo, compartiendo los responsabilidades del hogar. Sin embargo, con el aumento de la esperanza de vida y el retraso en la maternidad, las familias se han vuelto más pequeñas y dispersas. ¡El mundo parece darle un nuevo significado a la frase «la familia no es lo que solía ser»! Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la edad media para tener el primer hijo ha pasado de 25,25 años en 1975 a 31,5 en 2023. En lugar de un hogar repleto de voces familiares, ahora tenemos padres y abuelos que a veces viven lejos, complicando aún más las cosas.
Y aquí nos encontramos, tratando de hacer malabares con las revisiones médicas de nuestros padres mientras calculamos si vamos a llegar a tiempo a la reunión de la escuela. ¡Al final, está claro que no tenemos superpoderes!
Una jornada laboral de tres jornadas
La socióloga Maite Egoscozabal menciona que la generación sándwich a menudo debe enfrentarse a una «triple jornada laboral»: el empleo regular, el cuidado de los niños y el apoyo a las personas mayores. Te puedo asegurar que, para muchos, esto puede parecer como tratar de hacer malabares con tres bolas de fuego mientras intentas no quemarte. Cada día se convierte en un desafío, donde el tiempo es un recurso que desaparece tan rápido como la batería de mi teléfono antes de una reunión importante.
Tania describe sus días como un torbellino de actividades, donde debe recordar que hay que llevar a su hija a practicar baloncesto mientras intenta no olvidar la cita con el neurólogo para su madre. Y si quieres conectar con ella, olvídate de la mansión en la que debía vivir. ¡Lo único que tiene ahora son listas de tareas y un dojo de meditación que apenas puede utilizar!
La importancia de la comunicación familiar
Un aspecto crucial que Tania resalta es la comunicación familiar. ¡Ay, cuán mágica puede ser! Más que nunca, tener abiertas las líneas de comunicación entre generaciones es clave. ¿Has considerado cómo se siente realmente tu madre al cambiar su rol en la familia? La empatía, amigos, es un superpoder que todos podemos compartir.
Es vital tener conversaciones sobre las necesidades y expectativas. En lugar de ocultar lo que ocurre, hablar de ello puede proporcionar un alivio y crear un mejor entorno de apoyo. Pero, por supuesto, eso no significa que no se sentirán las presiones. Las emociones humanas son intrincadas y, a menudo, difíciles de gestionar.
La brecha de género en el cuidado
Si bien ha habido avances en la división de las responsabilidades de cuidado, la brecha de género sigue siendo notoria. Las estadísticas indican que son las mujeres las que generalmente asumen la carga de los cuidados, especialmente en el grupo de edad de 45 a 65 años. Esto me hace pensar: ¿acaso las mujeres han sido programadas para ser cuidadoras mágicas?
La verdad es que muchas mujeres sienten que deben dejar de trabajar o reducir sus horas para poder atender a sus familias, sufriendo un impacto emocional que a menudo se pasa por alto. La presión social parece dictar que ellas son «las encargadas de cuidar,» cuando, en realidad, esto debería ser un esfuerzo corresponsable donde toda la familia participe.
Estrés y culpa en la generación sándwich
El estrés, la ansiedad y la culpa son compañeros frecuentes de aquellos que se ven atrapados en el «sándwich». ¿Pero cómo podemos combatir esto? La verdad, aunque duela, es que debemos aprender a priorizar el autocuidado. Las mujeres, en especial, tienen la tendencia a dejar de lado sus necesidades en favor de los demás. Es como si se colocaran a sí mismas al final de la lista de prioridades y, para ser honesta, no es el mejor lugar para estar.
Tania menciona lo difícil que fue lidiar con el duelo anticipado de su madre. «Me siento culpable por querer tiempo para mis hijas y, al mismo tiempo, cuidar de mi madre», comparte. En cada decisión, el miedo a no hacer lo suficiente crea una atmósfera cargada y pesada.
Un cambio necesario y urgente
El cambio estructural es primordial. Tanto las empresas como las instituciones deben reconocer que el cuidado es una responsabilidad compartida. La corresponsabilidad no es solo un concepto bonito decorando murales; es una necesidad urgente en nuestra sociedad actual.
Silvia Álava, psicóloga y divulgadora, insiste en que se necesita un sistema de cuidados más accesible que apoye tanto a las personas dependientes como a quienes las cuidan. Es fundamental que las empresas implementen políticas de conciliación que permitan a los empleados navegar por esta fase de la vida de manera más equilibrada.
La luz al final del túnel
¿Podemos soñar con un futuro donde cuidar no sea una carga abrumadora, sino una responsabilidad compartida y dignificada? Creo que sí. Y puede que este cambio dependa de cada uno de nosotros. Con cada pequeño paso hacia un sistema más justo, protegemos no solo a nuestros padres y a nuestros hijos, sino también a nosotros mismos.
Por último, creo que es imprescindible que aquellos que están en la posición de poder—familias, líderes comunitarios y empresas—enfaticen el valor de la corresponsabilidad. Cuidar a una generación no debería ser un peso que cae solo en los hombros de unos pocos.
Así que, si alguna vez te encuentras estancado en la burbuja de estrés de la generación sándwich, recuerda: hay un mundo entero de apoyo e información ahí afuera. Pregúntale a tus amigos, busca recursos, y sobre todo, cuídate a ti mismo. Porque, al final, todos somos humanos y merecemos un poco de cuidado, incluso mientras cuidamos a otros.
Y quién sabe, tal vez un día podamos mirar hacia atrás con una sonrisa, recordando esos agotadores días como una rica experiencia de vida que nos enseñó el verdadero significado de los lazos familiares. ¡Quién pensaría que hacer malabares podría ser tan divertido… y desgastante!