Hollywood, la meca del cine, ha girado sobre sí misma y parece haberse metido en un bucle sin fin: la “secuelaitis”. Cada vez que miro la cartelera, me pregunto: ¿qué ha pasado con la creatividad y la originalidad? Todo parece indicar que los estudios han decidido que, si no puede ser un bombazo, ¡que al menos sea una secuela! Desde Vaiana 2 hasta Gru 4, la taquilla ha estado inundada de historias que alguna vez consideramos completas. Pero, ¿es esto lo que queremos realmente?
Un fin de semana de récords taquilleros
En este reciente fin de semana de Acción de Gracias, Vaiana 2 ha hecho historia al recaudarse 221 millones de dólares, superando el récord que tenía Frozen II. ¡Impresionante! Pero, mientras aplaudimos el éxito, me viene a la mente una pregunta inquietante: ¿es realmente el público quien quiere estas historias de nuevo o simplemente se siente cómodo con lo conocido?
Disney ha convertido la secuela en una fórmula de éxito, una estrategia que le ha permitido revivir y reinventar sus franquicias. Este año, han logrado mantener una racha envidiable con sus estrenos. La película podría muy bien superar los mil millones de dólares, colocándose al lado de otras grandes como Deadpool y Lobezno y Del revés 2. Y claro, ¿quién no querría ver a Moana y sus amigos en una nueva aventura?
Disneylandia: ¿un parque o una máquina de hacer dinero?
Para alguien que ha crecido con las películas de Disney, como yo, la experiencia de ver una secuela de una historia querida es como volver a casa. Recuerdo la primera vez que vi Vaiana. La música, la animación, y esa sensación de aventura. Pero aquí es donde empieza el dilema. Mientras que disfruto de la nostalgia, me preocupa que estas historias se conviertan en un ciclo interminable de contenido reciclado.
Lo curioso es que, a lo largo de la historia del cine, hemos aprendido que las secuelas no siempre funcionan. Recuerdo haber visto Toy Story 4 y pensar: “¿Realmente necesitábamos esto después del perfecto final de la tercera?” Pero al parecer, nosotros, el público, han hecho que Hollywood replantee la situación. Es como si estuviéramos gritando a los productores: “¡Sé lo que me gusta y quiero más de eso, por favor!”
Un cambio de perspectiva en la industria del cine
Mirando a mi alrededor, parece que la mayoría de las películas en las que nos dejamos llevar son secuelas, precuelas o remakes. De hecho, 10 de las 10 películas más taquilleras del año son secuelas. Una señal clara de que la audiencia está buscando familiaridad en lugar de sorpresas. ¿Acaso es esto una falta de originalidad o simplemente una evolución de los tiempos?
Los estudios parecen haber llegado a un acuerdo tácito: empecemos a producir películas no como obras independientes, sino como parte de una franquicia. Y quién puede culparlos cuando las ganancias son tan tentadoras. Sin embargo, lo que me pregunto es si este enfoque destructivo puede sostenerse en el tiempo.
El costo de la habitualidad
Con cada nuevo anuncio de una secuela, como Kung Fu Panda 4 o Del revés 2, los productores se aferran a un sistema ya probado que parece asegurado de éxito. Pero, ¿qué pasa con los nuevos guionistas y cineastas que tienen ideas frescas y originales que, lamentablemente, son ahogadas por la ola de continuaciones? No puedo evitar sentir un poco de nostalgia por aquellos días en los que descubríamos una nueva historia en lugar de regresar a las viejas.
Para ilustrarlo con un toque personal: hay algo especial en ese primer visionado de una película original, llenos de personajes nuevos y tramas inesperadas. Recuerdo ver por primera vez Los Goonies, una película que no necesitaba una secuela. La magia de la sorpresa se ha ido, y muchas veces el ciclo de las secuelas se siente como el mismo guion, pero con un giro, a veces tan ligero como un filme de verano.
Consiguiendo un “win-win” en taquilla y creatividad
A pesar de esta preocupación, debo admitir que hay algo atrapante en ver a nuestros personajes favoritos cobrar vida una vez más. Por ejemplo, los Minions se han convertido en un ícono pop, incluso si han recibido críticas mixtas. Pero hay un elemento en el fenómeno que no se puede negar: los personajes tienen un impacto duradero en nuestra cultura. ¿Acaso no queremos ver cómo evolucionan?
Entonces, ¿hay espacio para nuevos talentos en esta era dominada por las secuelas? Debería haber un equilibrio. La industria del cine debería seguir siendo un lugar para la creatividad y la innovación, mientras que la nostalgia tiene su lugar también. Aquí es donde entra la pregunta: ¿es posible encontrar un término medio entre el deseo de nuevas historias y el amor por nuestras franquicias queridas?
Balancear la balanza
Cuando miro la lista actual de taquilla, no puedo dejar de pensar en la falta de películas originales. Las que han logrado despegar son verdaderas joyas, como Everything Everywhere All At Once, que, aunque tuvo un reconocimiento limitado al principio, ha cultivado un culto de seguidores tres veces más grande que muchos de sus competidores de acción, como Godzilla vs. Kong. Es un recordatorio de que, incluso en un mar de secuelas, la creatividad puede triunfar.
¿Qué debemos esperar del futuro del cine?
Me despido preguntándome: ¿cuál es el futuro del cine? ¿Nunca más veremos historias originales en el cine, solo una fila interminable de secuelas? Espero que los estudios escuchen el llamado a un enfoque más diverso y equilibrado en su producción. Necesitamos dar un espacio a nuevas voces y permitir que florezcan ideas que desafían el status quo.
Mientras tanto, estoy aquí, revisando la cartelera y tratando de encontrar algo que no vaya precedido por un número. Las secuelas son como un buen libro que releo: disfruto la historia, pero siempre estoy ansioso por descubrir nuevas aventuras. Después de todo, mientras haya lugares como Disneyland donde por un momento las historias pueden cobrar vida, siempre habrá algo que seguir buscando en esta eterna búsqueda de originales entre el ruido.