Cuando escuchamos hablar de avatares en la vida de los veterinarios, pocas historias son tan entrañables como la de Begoña Barturen Eguren. Su viaje en el mundo animal ha sido más que una simple carrera profesional; ha sido una vida dedicada a los seres que han marcado su camino y que han dado sentido a su existencia. Desde hace más de 30 años, Begoña no solo ha ejercido como veterinaria especializada en pequeños animales, sino que también se ha sumergido en el encantador, aunque complejo, mundo de la cría de dobermanns. Pero, ¿cómo comenzó todo esto? ¿Qué anécdotas y enseñanzas se esconden tras su pasión? Vamos a desglosarlo.
Un encuentro que lo cambió todo
La historia de Begoña comienza en la tierna infancia, cuando sus vacaciones pasaban rodeada de un colorido «zoológico» doméstico que incluía gallinas, conejos y, por supuesto, perros. Y aquí es donde la historia se vuelve entrañable: imagina a una niña, armada con un corazón lleno de amor por los animales, tratando de convencer a sus padres para que le permitieran tener una mascota. ¿Te suena familiar esa lucha?
Por fin, tras obtener su independencia, Begoña se lanzó al mundo de la tenencia de animales. Durante sus estudios de veterinaria, conoció a Bruja, una dobermann de su profesora de cirugía. Según Begoña, Bruja era «tan inteligente y cariñosa» que fue amor a primera vista. ¿Hay algo más bonito que encontrar a tu compañero perfecto justo en el contexto de lo que amas? Esa fue la chispa que encendió su pasión por la raza.
Hoy, su afijo «De Dashlut» no solo es un simple nombre, sino una representación de su amor por Egipto, la naturaleza, y su compromiso por el bienestar de sus perros. Y claro, no podemos dejar de mencionar ese pequeño toque de humor que la caracteriza, al referirse a sus crianzas como un «Cadillac de los perros». Pero, ¿qué hay detrás de esta afirmación?
La importancia de la socialización en los perros
Una de las premisas de Begoña es que los perros, especialmente los dobermanns, necesitan mínimo 15 minutos de juego al día. Es más que una cuestión de actividad física; es una necesidad social y emocional. A veces, la gente piensa que tener un perro es simplemente sacarlo a pasear y listo. Pero, ¡oh, sorpresa! A los perros no les basta con correr un rato. Necesitan interacción, estimulación y, sobre todo, amor.
Al igual que nosotros, los perros tienen su propia gama de emociones. Recuerdo una ocasión en la que logré que un amigo me dejara cuidar de su perro durante una semana. Al principio, todo era diversión y juegos. Pero, al tercer día, el pobre animal comenzó a ladrar de una manera que claramente decía: «¡¿Acaso no voy a conocer a más perros?!». Ese encuentro social valió la pena por la cantidad de amor y alegría que se generó.
Begoña aplica una filosofía bastante similar. Desde el primer día, cada cachorro es pesado y tratado con un cariño palpable, con el fin de ayudarles a acostumbrarse a todo tipo de ruidos y situaciones. Imaginen eso: cachorros escuchando música clásica y ruido de coches. ¿Quién sabe? ¡Tal vez estén preparándose para una carrera en el mundo del espectáculo canino!
El carácter de la raza: más allá de los estereotipos
Uno de los mitos más comunes sobre los dobermanns es su caracterización como perros agresivos. Begoña se encarga de romper estos estereotipos de una manera clara y contundente. A pesar de su reputación a menudo temida, los dobermanns son cuidadores por naturaleza, con un instinto protector notable que no se basa en el miedo o la agresión, sino en el amor por su familia.
Como dijo una vez un conocido entrenador de perros: «Los perros son espejos de sus dueños». Es decir, si un perro crece en un ambiente amoroso y socializado, es muy probable que exhiba esos mismos atributos. ¿No es bonito pensar que, al final del día, somos nosotros, los humanos, quienes moldamos el carácter de nuestros compañeros de cuatro patas?
Con un enfoque en la salud y el bienestar, Begoña asegura que todos los progenitores de sus cachorros pasan pruebas rigurosas, lo que subraya su compromiso por minimizar problemas de salud como la cardiomiopatía dilatada y otras afecciones que afectan a la raza. En otras palabras, Begoña no está solo criando perros, está criando futuros compañeros prometedores.
Del campo a casa: haciendo de tu dobermann un miembro de la familia
Un punto esencial que Begoña destaca es que los dobermanns no son simples perros de finca; son, de hecho, compañeros de vida. Esto significa que, al igual que tú y yo, necesitan amor, ejercicio y la sensación de pertenencia. ¿Alguna vez te has sentido como un extraño en tu propia casa? ¡Imagina lo que sería para un perro!
Ella enfatiza que, para ser un buen propietario de un dobermann, es fundamental dedicar tiempo a su ejercicio y socialización. No son para quienes piensan que pueden dejarlos en un jardín y olvidarse de ellos. Y la verdad es que no hay nada más triste que un perro desatendido.
Por la experiencia de Begoña, aquellos que deciden convivir con un dobermann nunca miran atrás. A menudo habla de cómo esas primeras travesuras, como morder muebles, encuentran su fin cuando se encauzan correctamente con amor y disciplina. En su opinión, la paciencia y la dedicación son esenciales. Esto me recuerda un poco mi experiencia con mi gato, que, después de romper varios adornos de la casa, ha aprendido que el sofá es para dormir y no para escalar montañas.
La tenencia responsable de mascotas: un compromiso ineludible
La cría responsable y la tenencia de mascotas son dos aspectos críticos que Begoña defiende con fervor. No solo se trata de traer a casa a un lindo cachorrito, sino de estar conscientes de todo lo que implica tener un animal de compañía. Desde la alimentación adecuada, los chequeos veterinarios hasta el ejercicio y la socialización, un propietario responsable abarca un sinfín de responsabilidades.
Curiosamente, Begoña ha notado que la tendencia actual es que muchas personas opten por mascotas de compañía que exigen menos atención, como los reptiles, en lugar de perros tradicionales. A esto, podría lanzar una pregunta retórica: ¿No consideras que los perros, con su amor incondicional, son una de las mejores recompensas que podría ofrecernos la vida? Cada ladrido, cada salto de alegría, es un recordatorio de que hemos hecho la elección correcta.
Conclusiones: ¿Cuánto amor cabe en un dobermann?
A medida que llegamos al final de esta historia, no puedo evitar sentirme inspirado por el compromiso absolutamente atractivo de Begoña Barturen con sus perros. A lo largo de los años, su dedicación y pasión han transformado su vida y la de muchos otros, estableciendo un precedente para la cría de animales de compañía responsable y cariñosa.
Así que, si alguna vez te has preguntado si deberías adoptar un dobermann, recuerda que ellos pueden convertirse en esos compañeros leales que no solo te acompañan, sino que también esperan siempre lo mejor de ti. Con un poco de amor, paciencia y dedicación, tal vez descubras que, además de ser «el Cadillac de los perros», son también «el mejor amigo que podrías tener».
Al final del día, ¿quién puede resistirse a un dobermann que te mira con esos ojos tan expresivos, esperando siempre un poco más de cariño? Después de todo, ellos no solo merecen un hogar: merecen ser parte de nuestra familia. Vaya que sí.
Para quienes deseen saber más sobre este apasionante mundo, no duden en seguir el trabajo de Begoña y su afijo «De Dashlut». Quién sabe, tal vez tú también te enamores de un dobermann en el camino. ¡La aventura está a un ladrido de distancia!