El 12 de octubre, un invitado especial se acercó a la Tierra: el cometa C/2023 A3 Tsuchinshan-ATLAS. Con un nombre que podría recordar a un personaje de anime, este cometa ha capturado la atención de astrónomos y entusiastas de la astronomía en todo el mundo. Pero, ¿realmente este cometa es digno de su apodo de “cometa del siglo”? La respuesta no es tan sencilla. Vamos a desglosar lo que ha ocurrido hasta ahora y lo que nos depara en los próximos días, todo mientras comparto algunas anécdotas y reflexiones propias.
Un comienzo titubeante
Cuando se anunció la llegada de Tsuchinshan-ATLAS, estaba claro que la emoción iba en aumento. Las redes sociales se inundaron de imágenes espectaculares de cometas anteriores, como el famoso C/2020 F3 NEOWISE, y se divulgó la esperanza de que este nuevo viajero celeste pudiera rivalizarlo. Sin embargo, las primeras semanas de octubre se convirtieron en una especie de montaña rusa emocional para los aficionados a la astronomía.
Recuerdo una anochecida especialmente emocionante en la que decidí salir a observarlo. Con más fe que una monja en un milagro, monté mi telescopio en el balcón, solo para darme cuenta de que el único reflejo brillante era el de mi vecino tras la ventana disfrutando de una película en su televisor. ¿Por qué nunca son los propios cometas los que brillan a la vista cuando uno realmente quiere verlos? La vida tiene un peculiar sentido del humor, ¿no?
¿Quién diría que podría desaparecer?
La decepción se apoderó de quienes intentaron observar el cometa a simple vista, especialmente en el hemisferio norte, donde su brillo se esfuma como una mala ilusión óptica. Al parecer, el cometa había tenido un inicio titubeante y había preocuparse sobre su capacidad de sobrevivir al perihelio, donde fue ‘impelemente’ sometido a la intensa radiación solar el 27 de septiembre. Pero, cuando parecía que el entusiasmo iba a notar un colapso, ¡el cometa regresó! Con la oportunidad de rematar un espectáculo estelar en el firmamento al comenzar a aparecer en los atardeceres. ¡Aleluya!
Llega el momento de brillar
A partir del 9 de octubre, Tsuchinshan-ATLAS comenzó a brillar más que los sueños de un niño en su cumpleaños. El 12 de octubre marcó su máxima aproximación a la Tierra, situándose a aproximadamente 71 millones de kilómetros de distancia. Para que te hagas una idea, eso es como si hubiese decidido pasarse por casa de un amigo, pasar un rato y luego marcharse antes de que le inviten a la pizza. Esto hace que sea bastante sencillo la observación desde nuestras latitudes.
La mejor parte era que el cometa se ubicaría justo para el atardecer. Aquí es donde la astrofotografía se convierte en un arte que merece la pena practicar. Con el sol poniéndose en el horizonte y la cola del cometa brillando, se abren las puertas a la creación de fotografías que, honestamente, acumularían millones de «me gusta» en Instagram. Recuerdo una vez al salir con mi celular en mano a capturar un paisaje, las únicas estrellas que logré capturar fueron las de un mal ángulo… pero eso es parte de la aventura.
Conociendo a nuestro cometa
Ahora, hablemos un poco más sobre este Tsuchinshan-ATLAS. Su nombre puede sonar extraño, pero tiene un sentido tras de sí. La “C” en su designación simboliza que se trata de un cometa no periódico, una especie de viajero místico del cielo que solo aparece una vez cada cientos o miles de años. ¿Alguna vez te has preguntado qué es eso de la nube de Oort? Yo pensaba que era un nuevo modelo de coche eléctrico. Sin embargo, es realmente un vasto depósito de cometas, y Tsuchinshan-ATLAS proviene de allí, como una esfera de nieve sucia compuesta de hielo, roca y polvo.
Cuando se acerca al Sol, deja de ser simplemente un objeto de hielo. Al experimentar el efecto de la intensa radiación solar y el viento solar, comienza a brillar. Se forma lo que llamamos una coma, y es ahí donde el cometa empieza a despuntar con una apariencia casi mágica.
El brillo en la oscuridad
Su brillo ha seguido las predicciones más optimistas, y de alguna manera, esa curva tan bonita sugiere que no hay nada como la experiencia del asombro humano cuando miramos hacia el cielo y vemos estas maravillas. Para ilustrar lo mencionado, Pepe Chambó, un experto en astrofotografía de cometas, ha hecho un trabajo maravilloso al documentar esta travesía. La próxima vez que veas una espectacular fotografía de un cometa y sientas envidia, recuerda que detrás de cada imagen hay horas de paciencia, visión y un buen montón de pizza para mantener al artista alimentado.
Es fascinante ver cómo este cometa dejará de ser visible a simple vista más adelante en octubre. Pero eso no quiere decir que los aficionados a la astrofotografía no continúen dándole vida en la narrativa de lo que significa observar naves celestiales.
La experiencia de observar el cometa
Si bien muchos podrán preguntarse, ¿es realmente necesario salir a buscar cometas? La respuesta es un rotundo «sí». Para aquellos de nosotros que pasamos nuestras noches mirando hacia el cielo, la experiencia de observar un cometa que se acerca es única. Aquí hay algunos consejos sobre cómo maximizar la experiencia de observación del cometa.
1. Preparación es clave
Planifica tu observación una media hora después de la puesta de sol. Buscando un lugar elevando donde la contaminación lumínica no te moleste, y, ¡abróchate el cinturón, que esto va a ser un viaje estelar!
2. El momento perfecto
El plenilunio, es decir, la luna llena, ocurrirá el 17 de octubre. En torno a esa fecha, la luminosidad de la luna puede hacer que la observación del cometa sea más complicada, así que planifica tus fotos para antes y después de esta fecha.
3. Equipamiento de calidad
Si tienes binoculares, ¡genial! Si no, una buena cámara o un telescopio te ayudarán a capturar la esencia de esta espléndida bola de nieve sucia. No te olvides del trípode, ¡no querrás que tus fotos salgan movidas como si las hubieras tomado después de un par de copas!
El final de la historia cósmica
A medida que avanzamos hacia finales de octubre, Tsuchinshan-ATLAS comenzará a desvanecerse poco a poco de nuestra vista. Se hablará de su travesía y cómo, a pesar de todas las dificultades, brillando como nunca antes, nos dio una oportunidad para recordar lo pequeños que somos en este vasto universo. En cierto modo, es como recordar a esa persona especial en una cita que claramente no funcionó, pero que valió la pena por la experiencia.
Así que, la próxima vez que veas un cometa, recuerda: no es solo un objeto brillante en el cielo, es una historia. Es un recordatorio del universo que nos rodea y de cómo cada uno de nosotros juega un papel en este espectáculo cósmico.
Y aquí estamos, en medio de un cosmos lleno de maravillas, esperando al siguiente cometa que nos sorprenda. Así que levanta la mirada, respira hondo y, aunque C/2023 A3 Tsuchinshan-ATLAS se va, otros vendrán. Siempre lo hacen. ¿Quién sabe? Tal vez el próximo cometa tenga un nombre aún más sorprendente.
Hasta entonces, mantén tus ojos al cielo y dividamos algunas risas bajo la estrellada noche, mientras seguimos esperando hasta que llegue el próximo baile cósmico.