El mundo de las emergencias es un lugar donde la comunicación efectiva no solo es esencial, sino que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Sin embargo, a veces parece que los que están a cargo no tienen un manual de instrucciones. Recientemente, el caso de la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) en la Comunidad Valenciana es un ejemplo perfecto de esta desafortunada realidad. Vamos a desmenuzar lo que ocurrió, desde declaraciones contradictorias hasta la falta de reglamentación en sistemas de alerta.
La tormenta que se avecinaba
El 29 de octubre, los valencianos se encontraron en medio de una situación que muchos describirían como apocalíptica. Antes de que la DANA hiciera su entrada triunfal, se levantaron banderas de alarma. Pero, ¿qué hicieron las autoridades mientras tanto? Pues, parece que hubo más confusión que acción. La consellera de Justicia e Interior, Salomé Pradas, se encontró en una serie de malentendidos sobre el sistema ES-Alert, un mecanismo que se supone debería alertar a la población en condiciones de emergencia.
No sé ustedes, pero cuando pienso en «algo que debería funcionar en una emergencia», espero que, al menos, se sepa que existe. ¿No sería lógico? Pero en este caso, la consellera afirmó desconocer la existencia de ES-Alert, un clásico «momento de pánico» por parte de la oficina gubernamental. Menos de 24 horas después, hizo un “mea culpa” y tuiteó (sí, porque Twitter es la plataforma perfecta para gestionar crisis) que, por supuesto, conocía el sistema. ¡Qué confuso!
La llamada que cambió todo
Entonces, ¿qué pasó exactamente en ese fatídico día? La consellera recibió una llamada del secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, a las 20:00 horas, donde se le indicó que no podía garantizar la integridad de la presa de Forata. Al recibir esta información, un técnico le comunicó que existía un mecanismo llamado ES-Alert. Aquí es donde la historia se torna un poco más irónica. ¿Cómo es posible que la consellera no estuviera al tanto de algo tan crucial en una situación de emergencia?
La situación llegó a ser tan surrealista que uno podría pensar que estaba viendo una comedia de enredos. Imagínense a la consellera frente a su teléfono, recibiendo noticias urgentes mientras en el fondo suena una música de sitcom. ¡Todo un espectáculo!
Aparte de la falta de conocimiento del sistema, Pradas subrayó que la decisión de activar la alerta fue unánime y recomendada por los técnicos. Sin embargo, tales declaraciones a veces pueden sonar como un intento de desviar la responsabilidad. ¿Queda claro que la información llegó tarde y mal?
El dilema del mensaje
Uno de los primeros puntos que se tocaron fue que el sistema ES-Alert de momento no está reglado. Pradas mencionó que se encontraba en un «borrador» pendiente de aprobación en el Comité Nacional de Protección Civil. ¿Borrador? El sistema de alertas debería estar tan afilado como una navaja, listo para ayudar a la población en cualquier momento, no en el «próximo proyecto de ley». A fin de cuentas, ¿quién quiere ser parte de un test que podría haberse evitado con una simple preparación?
En la reunión del Cecopi, la que assume la coordinación de emergencias, las autoridades solo recibieron emails que se volvieron inútiles en un contexto donde la acción requería inmediatez. Pradas declaró que la información sobre el desbordamiento del río Magro fue recibida cuando el río ya estaba convertido en un enemigo voraz. A veces me pregunto: ¿es necesario esperar a que el agua llegue hasta las rodillas para hacer sonar las alarmas?
La logística de la alarma
En este contexto, vemos que los responsables de las alertas no solo tienen que lidiar con la falta de información, sino también con la percepción pública que se genera en crisis. La delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, también fue parte del entramado al reunirse con los alcaldes de las zonas afectadas el mismo día de la tormenta. Pero aquí viene la parte interesante, o triste, según se mire: tras esa reunión, no se transmitió “ningún dato alarmante”. Y eso es como decir que la pizza se sirve quemada pero «sin preocupaciones». ¡Madre mía!
Seguramente, y cito aquí en tono sarcástico, todos pensaron: «¿Para qué alarmar a la población si podemos jugar a la ruleta rusa con su seguridad?». Un comentario desafortunado que ilustra lo que puede ocurrir cuando la comunicación se convierte en un juego de charadas.
Un llamado a la acción
Dicho esto, es fundamental aprender de estas experiencias y no caer en la trampa de la complacencia. Lo inesperado puede suceder en cualquier momento, y el efecto en cadena que puede resultar de una mala gestión en la comunicación durante emergencias es devastador.
Imagina que eres un ciudadano valiente, sentado en tu sofá cuando tu teléfono te estalla en alertas de ES-Alert; Te levantas de tu silla y gritas «¡quiero salir de aquí!». Pero, ¿dónde vas con esa falta de información? Aquí entraríamos en un ciclo de ansiedad que podría haberse evitado. Al final del día, todos estamos en este planeta juntos, y la seguridad es responsabilidad de todos, desde el gobierno hasta el último ciudadano.
Recomendaciones para mejorar la comunicación en emergencias
Ahora que hemos hecho un análisis del por qué esta situación fue un fiasco monumental, hagamos una pausa para reflexionar sobre cómo se puede mejorar.
1. Capacitación constante
No solo es importante conocer los sistemas de alerta, sino también saber cómo utilizarlos eficazmente. Entrenamientos regulares y simulacros de emergencias ayudarían a los funcionarios a estar mejor preparados.
2. Claridad en la comunicación
Es vital que las autoridades comuniquen claramente lo que está sucediendo y qué medidas se están tomando. Cuando la información fluye de manera transparente, la ansiedad puede ser reducida significativamente.
3. Reglamento y revisión de sistemas de alertas
El sistema ES-Alert debería ser evaluado y reglamentado de manera urgente. No podemos permitir que posibles mejoras se queden en «borradores».
4. Fomentar la participación ciudadana
Alentar a los ciudadanos a que se mantengan informados y que identifiquen canales de comunicación oficiales para captar alertas podría ser crucial.
5. Uso de tecnología moderna
Las aplicaciones móviles y las redes sociales pueden jugar un papel fundamental en la divulgación de información durante emergencias. Es hora de dejar de depender del correo electrónico, que parece un artefacto del pasado, y abrazar el poder de las apps y redes sociales.
Reflexión final
Al final del día, la DANA en la Comunidad Valenciana nos dejó con muchas preguntas incómodas y, lamentablemente, con lecciones dolorosas. Es esencial que todos aprendamos de la lógica fallida detrás de este hecho y trabajemos hacia una mejor comunicación y preparación en situaciones de emergencia.
La seguridad de los ciudadanos debe estar siempre en la parte superior de la lista de prioridades de cualquier administración pública. Si no al final del día, seremos todos los que estemos sentados en ese sofá con un teléfono en la mano, esperando que alguien, en el cielo o en el gobierno, nos diga qué hacer. O peor aún, ¡esperando a que llegue la pizza!