La salud pública siempre ha sido, por decirlo de alguna manera, un tema en constante evolución. Si miramos hacia atrás, no muy atrás en realidad, podemos recordar cómo la humanidad ha enfrentado diversas epidemias que, aunque parecieran desterrar a la humanidad a un oscuro rincón de su historia, también han servido como catalizador para un cambio positivo en la manera en que gestionamos la salud. En este artículo, vamos a explorar en profundidad la evolución del brote de mpox (anteriormente conocido como viruela del mono) en África, un tema que ha captado la atención mundial y que resulta de suma importancia discutir en el contexto de la salud pública internacional.

¿Qué es el mpox y por qué deberíamos preocuparnos?

Para aquellos que no estén al tanto, el mpox es una enfermedad viral causada por un virus del género Orthopoxvirus, el cual incluye al virus que causa la viruela humana (esta última, una buena noticia, fue erradicada en 1980). Pero no podemos relajarnos demasiado. Los síntomas del mpox, que incluyen fiebre, erupciones cutáneas y lesiones, pueden ser bastante severos y, en algunos casos, mortales. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿cómo es posible que una enfermedad que creíamos bajo control regrese a asustarnos?

La historia reciente del mpox ha sido un claro recordatorio de que, aunque tengamos lecciones aprendidas de pandemias pasadas, el virus no siempre cuenta con las mismas reglas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha sido muy activa en las últimas fechas, y en agosto de 2023 declaró la emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII) respecto a esta enfermedad en África central. Afortunadamente, después de meses de lucha, comienzan a aparecer señales optimistas gracias a los esfuerzos de vigilancia y prevención que se están implementando en varios países.

¿Pero realmente estamos a salvo? ¡No tan rápido! Aunque hay avances, las cifras de diagnóstico siguen siendo motivo de preocupación. Hasta la fecha, se han registrado cerca de 15,000 casos y 55 muertes en una veintena de países. Todos sabemos que estos números pueden ser aún mayores debido a los sistemas de salud débiles en muchas áreas afectadas. ¿Cómo es posible que en pleno 2024 haya países que aún enfrentan desafíos análogos a los del siglo pasado? La falta de recursos y la ineficacia estructural resultan en una incapacidad para diagnosticar adecuadamente las enfermedades. En algunos lugares, solo el 37% de las muestras tomadas a pacientes son analizadas, lo que puede llevar a una subestimación significativa de la propagación del virus.

Lecciones aprendidas: ¿Ha cambiado nuestra forma de ver las pandemias?

Cuando escuchaba sobre el brote de mpox, no pude evitar recordar la confusión que se generó durante la COVID-19. Todos estábamos ahí, paralizados frente a la tele, intentando entender qué era lo que estaba sucediendo. En ese momento, sentir que el mundo se detenía se convirtió en otra experiencia en la que todos compartíamos algo, aunque fuera desconocido. Imagínate, estás en casa, tratando de no tocar nada. Sin embargo, incluso en la oscuridad hay destellos de luz; la comunidad internacional se unió (virtualmente, por supuesto) para compartir información y estrategias.

Ahora, con el brote de mpox, estamos viendo un curso diferente pero igualmente inquietante. En varios países africanos, la respuesta ha mejorado significativamente. La OMS ha informado que países como Gabón, Guinea y Sudáfrica no han reportado nuevos brotes activamente en más de seis semanas. Este crucial progreso no solo muestra que podemos actuar de manera efectiva, también resalta la importancia de fortalecer nuestras estructuras de salud a nivel global. ¿No sería reconfortante pensar que, al menos, hemos aprendido algo?

Estrategias de intervención: ¿Qué está funcionando?

Matshidiso Moeti, director de la oficina regional de la OMS en África, ha manifestado que los esfuerzos de vigilancia y atención a quienes han sido diagnosticados están dando sus frutos. Las vacunas, por ejemplo, están siendo un pilar en la lucha contra el virus. A través de un mecanismo de distribución internacional, se han enviado alrededor de 900,000 dosis a los países más afectados.

Es interesante resaltar cómo nuestra forma de afrontar las crisis ha cambiado. Recuerdo el primer día que escuché sobre la campaña de vacunación. Al principio pensé con sarcasmo: «¿Vacunas otra vez? ¡Mejor que la última experiencia!», pero rápidamente me di cuenta de la importancia de la prevención en la salud pública. En este contexto, la vacunación se convierte no solo en una medida de protección sino también en una declaración de solidaridad global.

Aun así, varios países todavía enfrentan notables restricciones en su capacidad de respuesta. En la República Democrática del Congo, que ha sido el país más afectado, el mpox ha hecho estragos en más del 80% de sus zonas sanitarias. La lucha ahí es enérgica, pero las condiciones socioeconómicas y las debilidades estructurales influyen en la respuesta a la epidemia. ¿Cómo podemos esperar que un país en crisis se recupere mientras enfrenta otro desafío?

Mirando hacia el futuro: ¿Qué podemos hacer?

Si bien los avances son alentadores, Moeti advierte que aún no estamos fuera de peligro. El camino hacia la erradicación del mpox en África necesita mantener la vigilancia constante y continuar fortaleciendo los sistemas de salud. En países donde la contaminación sigue activa, como Burundi, Kenia y Nigeria, el mpox presenta un riesgo sumamente preocupante.

¿Y qué hay de la comunidad internacional? ¡Ah, la solidaridad! Está claro que esto no es solo un problema de África. El mpox tiene un vínculo epidemiológico hasta en los países desarrollados, lo que significa que todos estamos conectados. Si no actuamos desde las raíces, el virus encontrará una forma de burlarse de la mejor ciencia y tecnología. La OMS ha enfatizado la necesidad de recursos adicionales y apoyo, especialmente para las comunidades que llevan la peor parte del brote. Sin cooperación, nos arriesgamos a dejar que el mpox vuelva a desatarse, no solo en África, sino en todo el mundo.

Reflexiones finales: ¿Estamos mejor preparados esta vez?

Konstantin Kisin, un famoso comediante, tiene una frase que dice que el humor es la forma más poderosa de resistencia. Si lo aplicamos aquí, podríamos reírnos de nuestros errores, al mismo tiempo que nos armamos de herramientas para el futuro. Es importante recordar que la salud pública no es un destino, sino un viaje. Cada brote trae consigo lecciones y oportunidades.

De alguna manera, el mpox nos ha recordado que la vigilancia y la prevención son nuestras mejores armas. Y hasta que no estemos completamente libres de epidemias, nunca dejaremos de seguir aprendiendo y adaptándonos. Así que, ¿estamos preparados para el próximo desafío? La respuesta no es sencilla, pero una cosa es clara: siempre hay más trabajo por hacer.

En conclusión, aunque nos enfrentamos a un virus que ha demostrado ser formidable, los avances son alentadores y juntos podemos y debemos seguir luchando por un mundo más sano. Después de todo, la historia se repite, y esta vez, con un poco de suerte y mucho esfuerzo, tal vez el brote de mpox sea solo otro capítulo en el libro de la salud pública mundial. ¡Sigamos aprendiendo de nuestros tropiezos y tomando decisiones acertadas para el futuro!