En un rincón de Granollers, Barcelona, se encuentra un lugar que podría confundirse fácilmente con la sede de una escudería de rallies. Allí, las paredes están adornadas con trofeos de motociclismo, y un plató de televisión se erige como testigo de la creatividad de una empresa que ha sabido reinventarse: KH Lloreda. Pero no solo de enfocarse en quitagrasas vive el hombre; esta es la historia de una empresa que ha tejido su éxito a través de la adaptación, el cambio y un poco de locura. Así que, prepárense para un viaje emocionante sobre cómo un negocio familiar se convirtió en un icono de productos de limpieza y mudó su sede a un universo lleno de adrenalina.

Los inicios: de joyas a quitagrasas

Todo comenzó hace 75 años, en 1949, cuando Jaume Lloreda, el padre del actual propietario, decidía despegar su negocio en la joyería. Anhelando pulir y limpiar joyas y circuitos electrónicos, nunca se imaginó que su hijo, Josep Maria, un día transformaría esa pequeña empresa en un gigante de la industria de la limpieza. “Yo siempre lo digo, las mejores historias de éxito son aquellas que surgen de momentos difíciles”, recuerda Josep. Y vaya que su historia tiene un poco de drama.

Cuando llegó la crisis de los noventa, la situación se tornó sombría. La joyería y los fabricantes de circuitos eléctricos empezaron a desaparecer. Josep, en una especie de película de suspenso, tuvo que luchar para mantener a flote el legado familiar. No fue hasta una reveladora conversación con su madre que la chispa de la innovación se encendió. «¡Tu mamá ha estado utilizando el pulverizador para limpiar la campana de cocina!» ¿Quién lo diría? A veces, los mejores productos nacen de las situaciones más cotidianas.

De la crisis a la consolidación

Ahí fue cuando todo cambió. La misma máquina que antes se usaba para limpiar circuitos eléctricos comenzó su nueva vida como el pionero KH-7, el producto estrella que se lanzó a conquistar las estanterías de los hogares españoles. “El hecho de que mi madre ya estuviera haciendo la prueba en casa fue un visto bueno de que podíamos salir adelante”, dice Josep con un guiño, como si el universo le diera una palmadita en la espalda.

No obstante, emprender no es un camino de rosas. En 2023, KH Lloreda alcanzó los 58 millones de euros en facturación y espera superar los 65 millones para el final del año. ¿Se imaginan tener que gestionar una empresa que ha vivido la historia de su país, desde la posguerra hasta la era digital? Es como manejar un Ferrari en una pista llena de obstáculos.

Innovación y tecnología: un enfoque al futuro

Una de las claves del éxito actual de KH Lloreda radica en su enfoque en la innovación tecnológica. Este año, la empresa ha invertido nada menos que 1,5 millones de euros en innovación. Esto incluye un vistazo detrás de las cortinas del desarrollo de la inteligencia artificial aplicada al campo de la limpieza.

“Es fascinante ver cómo los robots de nuestra fábrica producen 120,000 botellas al día. Puede parecer una escena de ciencia ficción, pero es nuestra realidad”, comenta Josep con un brillo en los ojos. Además, la empresa se jacta de tener la botella más ligera del mundo, pesando solo 28 gramos y, lo mejor de todo, ¡100% reciclable! ¡Qué manera de contribuir al medio ambiente!

Y, por si eso fuera poco, KH Lloreda no solo se ha quedado en España, ya ha puesto un pie en los Estados Unidos y ha iniciado su viaje hacia mercados como Irlanda, Perú y Colombia. A medida que avanza en territorio internacional, no podemos evitar preguntarnos: ¿cuántos retos más les esperan en la carretera?

Cultura empresarial: rompiendo muros

Con 77 empleados, Josep se ha propuesto crear un ambiente propicio para la colaboración. “Tiramos todas las paredes de las oficinas. Sí, como lo oyen. Ahora, los trabajadores pueden interactuar libremente, generar ideas y hasta aprender de áreas diferentes. Es una especie de brainstorming humano”, cuenta, mientras entrelaza las manos como si celebrara un gol.

Lo curioso es que Josep ha sabido aplicar en su gestión lo que la vida le ha enseñado a lo largo de los años. “Es más fácil innovar cuando todos están en la misma línea. Y créanme, encontrar esa línea no siempre es sencillo”, añade riendo. Tal vez no se trate solo de limpiar casas, sino de limpiar ideas y generar un espacio donde la creatividad brille con fuerza.

La conexión personal: una anécdota de motivación

Mientras escucho a Josep, no puedo evitar recordar mis propias experiencias. En una ocasión, estaba en una reunión de trabajo y uno de mis colegas dijo que debía dejar de escribir cosas «oscuras» y «melancólicas». Me pregunté: ¿debería limitar mi creatividad solo porque no encajo en la moldura habitual? A veces, es precisamente de las historias más obscuras donde surgen las luces más brillantes.

La historia de KH Lloreda es eso, luz en medio de la oscuridad. A veces, los que empiezan desde la adversidad adquieren una resiliencia que se traduce en éxito, como ha pasado con la empresa de Josep. Me gusta pensar que un buen quitagrasas no solo quita lo visible; también podría eliminar alguna que otra frustración, ¿no creen?

Una mirada al futuro: ¿qué se viene para KH Lloreda?

Volviendo al presente y al futuro de KH Lloreda, la empresa se mantiene en constante movimiento. “Este es el año de la innovación. Pero no solo de nuestros productos, sino también en cómo nos comunicamos con nuestros consumidores”, asegura Josep. “La idea es crear campañas mucho más cercanas, más auténticas, y conectadas con la realidad de la gente”. Es un enfoque que muchas empresas deberían considerar en esta era de la transparencia.

La presencia de caras conocidas en sus anuncios, como la famosa Chenoa, habla de su interés por llegar a un público más amplio. “No hay nada más humano que la empatía. Queremos que las personas sientan que estamos a su lado. Que no solo vendemos productos, sino que ellos son parte de nuestra historia”.

Conclusiones: el poder de la adaptabilidad

Al final del día, la historia de KH Lloreda no es solo una crónica de limpieza; es una lección sobre cómo la creatividad, la innovación y el trabajo en equipo pueden cambiar el rumbo de una empresa. Desde sus humildes comienzos en el negocio familiar hasta convertirse en una compañía emblemática, han sabido adaptar sus estrategias a los tiempos que corren, con honestidad y un toque de humor.

Y cuando pensemos en limpieza, quizás deberíamos recordar que hay una variedad de formas de hacerlo. Desde una casa impecable hasta desterrar dudas del camino profesional. Al final, el verdadero éxito no se mide solo en facturación, sino en la capacidad de hacer que cada desafío se convierta en una oportunidad.

Entonces, la próxima vez que vean un spray de KH-7 en la estantería, piensen en la historia que hay detrás y en cómo, a veces, la inspiración puede venir del lugar menos esperado, incluso de una simple conversación matutina en la cocina. Ahora, ¿quién quiere limpiar algo?

Recuerden, en el mundo empresarial, cada gota cuenta. ¡Y no se olviden de pasar el trapo!