Introducción: Construcción y desconstructo

¿Por qué el vacío puede ser tan poderoso? Es una pregunta que me ha rondado la cabeza mientras navegaba por varias exposiciones y me encontraba con el trabajo de la artista Lara Almarcegui. En un mundo que siempre parece en construcción, donde los ladrillos y el cemento parecen contar más historias que las propias vidas de quienes los habitan, Almarcegui nos invita a mirar hacia el silencio: esos espacios olvidados, esos «descampados» que, según ella, tienen tanto que ofrecer como cualquier edificio modernista. Así que, súbete a esta montaña rusa arquitectónica, porque hoy vamos a explorar el interesante mundo de Almarcegui, donde el vacío no es sólo un hueco en la ciudad, sino un mosaico de historia y significado.

La génesis de una obra

Un encuentro con la geología

Todo comenzó de una manera poco convencional. En sus investigaciones, Almarcegui no se quedó en la superficie; se sumergió, y cuando digo sumergirse, me refiero a que se reunió «incluso» con geólogos, urbanistas y canteros. Recuerdo que la primera vez que leí sobre su proceso creativo, pensé: «¿Quién tiene la paciencia para hacer todo eso?» Pero aquí está la clave: su curiosidad y pasión por comprender el «cómo» y el «por qué» de la arquitectura.

Visitar zonas de extracción de grava y arena en la provincia le abrió los ojos a la «enorme cantidad de graveras» que hay, especialmente a lo largo de los ríos Pisuerga y Duero. Almarcegui nos ofrece la oportunidad de ver estos lugares no como simples huecos en la ciudad, sino como ecosistemas por derecho propio. ¿Te imaginas un espacio que antes fue ignorado, ahora brillando con un nuevo significado? Esa es la magia de su trabajo.

La publicación «Descampado Pinar del Jalón»

Un diario del paisaje urbano

Como resultado de este viaje de exploración, Almarcegui creó la guía «Descampado Pinar del Jalón». Cuando escuché «guía», pensé en el típico folleto turístico, pero aquí las cosas son mucho más profundas. En su publicación, ella narra la historia de estos terrenos, los proyectos que han sido diseñados en torno a ellos y la fascinante relación que tienen con el crecimiento urbano de Valladolid.

Este enfoque no solo muestra su habilidad para transformar el espacio físico, sino también cómo la arquitectura tiene un impacto emocional. Almarcegui ve los descampados como lugares donde se pueden llevar a cabo actividades que la agitada vida urbana no permite. Personalmente, me recuerda a esas tardes en que, sin importar cuán ocupado estaba, me dirigía a un parque vacío para disfrutar de un poco de tranquilidad. A veces, el vacío es más reconfortante que el bullicio.

La acción en el mercado de Gros

Un ladrillo en el camino

En el mercado de Gros, San Sebastián, Almarcegui realizó una acción antes de que el edificio fuera demolido. Aquí es donde su trabajo se convierte en una especie de performance artística. La artista da forma a su narrativa explorando el peso físico de las estructuras urbanas. No sólo está hablando de ladrillos y cemento; está haciendo una declaración sobre la materialidad de la arquitectura misma.

Recuerdo cuando un amigo arquitecto me comentó que la belleza de un edificio no radica solo en su diseño, sino también en la historia detrás de cada ladrillo. Y en esto, Almarcegui hace hincapié al recordar a su auditorio que «la arquitectura tiene una materialidad». ¡Bravo! Antes, en mis años de estudiante, escuché muchas veces que la arquitectura era «luz y aire», y la verdad, nunca lo entendí del todo.

Los números como arte

El peso de la ciudad

Aparte de su enfoque en los descampados, Almarcegui también ha trabajado en proyectos que buscan calcular el peso de ciudades enteras. Uno de sus ejemplos más impactantes fue durante la Bienal de Venecia, donde examinó el Pabellón de España. ¿Alguna vez te has puesto a pensar en la cantidad de recursos que están encerrados en una ciudad? Ella nos invita a reflexionar sobre ello.

Su objetivo aquí es recordar a todos que la arquitectura y el urbanismo van más allá de una superficie pulida. Cada edificio, plaza y calle tiene una historia que se remonta a billones de años. Así que, la próxima vez que te pasees por tu barrio, intenta imaginar el proceso que llevó a cada piedra de la calle en la que caminas.

¿Dónde está la belleza en esto?

Un nuevo enfoque de la naturaleza

Uno de los conceptos más intrigantes que Almarcegui explora es la idea de que los lugares vacíos -los descampados- permiten que la naturaleza y la vida urbana coexistan. La arquitectura racionaliza y controla, pero ¿no sería maravilloso encontrar un equilibrio? Piensa en los ruidos de la ciudad que pueden ser sofocantes, pero un descampado puede ofrecer el silencio y la paz, un refugio para los que buscan escapar del caos.

Ella misma ha reflexionado sobre la importancia de estos espacios: «Cuando no hay arquitectura, existen otras posibilidades». ¿Cómo sería nuestro mundo si pudiéramos redescubrir esos espacios olvidados? Este enfoque empodera no solo al artista, sino a todos nosotros. Al final del día, todos somos parte de este paisaje urbano que necesita un poco de amor y consideración.

La instalación «Caliza»

Un homenaje geológico y arquitectónico

En la capilla del museo, la instalación «Caliza» se refiere al origen geológico de la arquitectura. Los grandes bloques de piedra caliza, que Almarcegui detiene en su producción, actúan como símbolos de la relación entre el entorno natural y la construcción humana. ¿Alguna vez has tenido un bloqueo creativo? A veces, es necesario «parar» para obtener nuevas perspectivas.

Así es cómo ella trabaja. Al interrumpir la producción de una cantera, Almarcegui eleva la materia en su contexto y nos recuerda que estas piedras forman parte esencial de nuestra construcción colectiva. El material no es solo un medio; es la base de nuestro entorno, en tanto que influye en nuestras experiencias diarias.

Un pacto con la minería

Bloqueando la extracción

Finalmente, debo mencionar otro aspecto sobresaliente: su trabajo en la gestión y negociación de contratos de derechos minerales. Esta es la parte en la que te sientas y piensas: «¿Qué está haciendo realmente?». ¡Y tiene todo el sentido del mundo! Almarcegui consiguió permisos para explorar yacimientos de hierro, no con el objetivo de extraer, sino para poder reflexionar sobre lo que yace bajo nuestros pies.

Hay una especie de magicidad en esto—es como desnudarse de la frialdad del urbanismo y descubrir un mundo oculto que, de otro modo, nunca habríamos valorado. Casi como cuando decides limpiar tu armario y te das cuenta de que tenías una chaqueta increíble que habías olvidado. ¡A veces, la belleza se encuentra en lo que consideramos basura!

Conclusión: Un viaje reflexivo

En este recorrido por la mirada única de Lara Almarcegui hacia la arquitectura y el urbanismo, me di cuenta de que su obra es mucho más que materiales y estructuras; se trata de repensar el significado de lo que habitamos. Lo que ella logra es un recordatorio de que el vacío puede ser un espacio para la reflexión, la creatividad y la transformación.

Así que, la próxima vez que camines por un descampado o un edificio en ruinas, recuerda que detrás de cada grieta y cada espacio vacío hay una historia esperando ser contada. Después de todo, ¿quién no ama descubrir que, a menudo, menos es más? ¡Nos vemos en el próximo descampado!