En un mundo donde las imágenes y las narrativas tienden a ser pulidas y brillantes, ¿alguna vez te has detenido a pensar en la esencia de lo grotesco? A veces, nos encontramos rodeados de situaciones que parecen sacadas de una película de terror o, mejor aún, de una comedia de enredos. Nos reímos, porque es mejor que llorar, pero, ¿qué pasaría si te dijera que esta dualidad de risas y lágrimas es precisamente la piedra angular de lo que Ramón María del Valle-Inclán definió como el esperpento?
Cuando hablamos de esperpento, nos referimos a un concepto que, aunque nacido a principios del siglo XX, sigue siendo increíblemente relevante hoy en día. Como una especie de espejo cóncavo que refleja nuestra sociedad, sus luchas y sus absurdos, el esperpento se presenta en la exposición del Museo Reina Sofía que ha reimaginado esta corriente artística. Pero antes de sumergirnos en la crítica y la belleza que nos ofrece hasta el 10 de marzo de 2025, déjame contar una anécdota.
Recuerdos extraños de la vida cotidiana
Recuerdo claramente la primera vez que llegué a una exposición de arte moderno. Con la mente abierta, pero el estómago revuelto por la expectativa, me abrí paso a través del bullicio de la multitud. La primera pieza que vi era una pintura de un gato que parecía estar lanzándole un discurso a un grupo de ratones. ¿Arte? Me pregunté. ¿O simplemente un grito de desesperación por parte de un felino frustrado?
No obstante, con el tiempo, aprendí a ver lo que hay detrás del arte: las historias, los traumas, y sí, incluso las ironías. Lo que me lleva de regreso al esperpento. En ese abrazo crudo y desnudo de la realidad que se ofrece en el Museo Reina Sofía, encontramos un refugio parecido al mío en aquella galería de gatos parlanchines.
El esperpento: un viaje a través del tiempo
Valle-Inclán, un gigante de la literatura española, es el creador del esperpento. Su obra, como Luces de bohemia, pone en evidencia el vitiligo social y político de una España en decadencia, marcada por el bipartidismo fraudulento y un pueblo que lucha por encontrar su voz en un mar de injusticias. Así que, cuando te detienes a mirar quieras o no, estás observando más que una mera representación artística; estás siendo testigo de la lucha del ser humano por sobrevivir en una sociedad que, a menudo, parece un circo grotesco.
“¿Es este el final de la civilización?”, me pregunté mientras leía sobre la portada de julio de 1870 de La Flaca. Un soldado ahogándose, una espada victoriosa en una mano mientras que la otra sostiene un brazo descuartizado. ¿Te suena familiar? Desgraciadamente, con solo cambiar el año y los personajes, compruebas que las luchas humanas permanecen inmutables a lo largo del tiempo.
La exposición, como un verdadero viaje en el tiempo, no solo rinde homenaje al esperpento, sino que también lo coloca en un contexto contemporáneo. Goya, con sus visiones distorsionadas de la sociedad y su crítica a sus contemporáneos, se convierte en un faro que guía nuestra comprensión de este fenómeno. La influencia de Goya es innegable; su capacidad para captar el absurdo de la vida aún resuena en nuestro tiempo.
Más que teatro: el esperpento en múltiples disciplinas
Los curadores de la exposición han rescatado el esperpento del mero concepto teatral y lo han integrado a otras expresiones artísticas: pintura, fotografía, y hasta el diseño teatral. Más de 60 obras componen esta fascinante revisión que incluye a artistas de renombre tanto nacionales como internacionales, como José Clemente Orozco y Umberto Boccioni. ¿No te parece un poco extraño cómo el arte puede unir a un grupo diverso de creadores en una lucha común?
Una parte particularmente emocionante es la sección que explora el espiritismo y el ocultismo a principios del siglo XX. En tiempos de incertidumbre, muchas personas se volvían hacia lo desconocido para encontrar respuestas. Valle-Inclán utilizó estos temas en su obra, revelando el deseo humano de escape y búsqueda de sentido. “La lámpara maravillosa” y «La pipa de kif» de Valle-Inclán son ejemplos perfectos de cómo la realidad y la surrealidad pueden entrelazarse hasta formar un lienzo más grande.
La conformidad como espectáculo: el carnaval
En el universo del esperpento, el carnaval juega un papel crucial. Valle-Inclán se inspiró en su espíritu caótico para desafiar las normas sociales. Cuando miro hacia atrás en mis propias experiencias carnavalescas, recuerdo una fiesta en la que terminé disfrazado de un plomero que intentaba arreglar una fuga de agua con un sombrero de vaquero. En medio del escándalo y las risas, una verdad fundamental surgió: todos llevamos una máscara en la vida cotidiana. Pero en el carnaval, esas máscaras se convierten en algo tangible, en una forma de expresar lo que realmente pensamos y sentimos sobre nuestro mundo.
La exposición presenta caricaturas de grandes artistas como Feliu Elías y Juan Gris. Con sus colores intensos y figuras distorsionadas, estas obras hacen que el espectador cuestione lo que conoce y lo que considera ‘normal’. The big question here: ¿quién necesita la normalidad si la locura es mucho más divertida?
La doble vida de la nocturnidad española
La vida nocturna también se presenta con dos caras en la exposición: la bohemia y la crítica social. Recordando mis propias noches de juerga (que a veces parecían sacadas de una página de Valle-Inclán), puedo confirmar que hay un cierto tipo de magia en el aire cuando el sol se pone y la música comienza a sonar. Sin embargo, esta «magia» también puede empañarse con la lucha contra la opresión y las injusticias que se mezclan en la fiesta.
Las obras de María Blanchard y Antonio Fillol, entre otros, abordan estas tensiones en la sociedad, mostrando que mientras algunas personas pueden disfrutar de la velada, otras luchan por su propia supervivencia. La dualidad de celebraciones y resistencia es un recordatorio de que incluso en la oscuridad, hay luz y esperanza.
El legado del esperpento: más allá de la muerte de Valle-Inclán
A medida que la exposición avanza, se nos recuerda cómo la estética del esperpento sigue viva a través de las generaciones. En un mundo que parece girar cada vez más rápido, las voces de aquellos que han luchado contra las injusticias se vuelven más pertinentes. Valle-Inclán no solo observó su tiempo; lo cuestionó, lo retó y lo transformó, y así esta exposición cierra con una poderosa reflexión sobre el impacto duradero de su obra.
El epílogo de la exposición llega con una instalación que presenta una revisión contemporánea de «Tirano Banderas», mostrando que el legado de Valle-Inclán no solo perdura, sino que evoluciona y se reinventa. ¿Cómo se interpreta hoy en día su crítica social? La verdad es que sus palabras, su arte y su esperpento son legados que continúan hablando y resonando en un espectro de temas actuales.
Reflexiones finales sobre el esperpento en nuestro contexto actual
Así que, la próxima vez que te sientas atrapado en la rutina diaria o que percibas lo absurdo de una situación, recuerda que estas experiencias son las que alimentan la esencia del esperpento. Te animo a explorar el arte no solo como un observador, sino como un crítico activo. Porque si hay algo que podemos aprender del esperpento es que la risa y la tragedia a menudo caminan de la mano.
En un momento donde el mundo se siente como un teatro de lo absurdo, las obras que se exhiben en el Museo Reina Sofía nos invitan a ver más allá de lo evidente, a cuestionar lo que creemos cierto y a celebrar lo que nos hace humanos. Después de todo, en la tela de la vida, todos somos un poco esperpentos.
Así que si estás en Madrid, no dejes pasar la oportunidad de sumergirte en el universo del esperpento. Te prometo que te llevarás no solo una experiencia visual, sino una reflexión que perdurará mucho más allá de la visita. ¿Quién dice que no podemos ver el mundo a través de una lente divertida, incluso cuando la vida se siente un poco absurda?