Una de esas tardes en las que me encontraba reflexionando sobre las complejidades de la vida, me topé con una noticia que captó rápidamente mi atención: Marruecos había anunciado la reforma de su Código de Familia, conocido como Moudawana. Esta reforma, que estaba la mar de olvidada en el limbo de las propuestas, finalmente iba a ser revisada. Pero, a medida que leía los detalles, la emoción se mezcló con la preocupación. ¿Realmente cambiaba algo o era solo una ilusión? Un cuento de hadas que nunca se materializaría. ¿Ustedes qué piensan?

Un vistazo al nuevo Código de Familia

Después de meses de discusiones entre sectores conservadores y liberales, el rey Mohamed VI y el Consejo Superior de Ulemas, que es como el consejo de sabios de la religión en Marruecos, aprobaron más de 100 enmiendas a este código. Sin embargo, la expectativa se encuentra en un limbo: ahora deberá pasar por el Parlamento, que es como el burócrata que siempre atrasa el momento de la verdad, ¿no les parece?

Para los que no están familiarizados, el Moudawana fue reformado por primera vez en 2004, un intento de modernización en un país donde las tradiciones a menudo chocan con los derechos individuales. Sin embargo, esta nueva versión provoca más preguntas que respuestas, y nos lleva de vuelta a un espacio donde los derechos de las mujeres siguen siendo un tema espinoso.

Lo bueno y lo malo de la reforma

La nueva ley eleva la edad legal para el matrimonio a 18 años, pero abre la puerta a que un juez autorice excepciones a partir de los 17. Es un paso hacia adelante, y a la vez, un recordatorio de que en algunas partes del mundo, las niñas aún son vistas como mercancía en un contrato matrimonial. Las activistas feministas están, con razón, descontentas con esta excepción que, con un toque de humor mordaz, podría decirse que es simplemente un «permiso» para que las cosas continúen como antes.

En otro ámbito, la reforma introduce la custodia compartida entre padres y madres, algo que parece positivo, pero no deja de ser un pañuelo en una tormenta para muchas mujeres que siguen siendo las principales cuidadoras de los hijos. Aquí entra en juego una cuestión vital: ¿qué tan equilibrada es realmente la custodia compartida en una sociedad donde las dinámicas de poder están tan arraigadas? A veces parece que más que una igualdad de roles, estamos hablando de una igualdad de obligaciones, ¿cierto?

Los derechos de las mujeres: un espejismo

Betty Lachgar, una activista del Movimiento Alternativo por las Libertades Individuales (MALI), tiene mucho que decir sobre esta reforma. Ella menciona que, si bien algunas cosas han cambiado, muchas de las luchas feministas no han sido abordadas en profundidad. La poligamia, por ejemplo, sigue en el código, pero con la condición de que la primera esposa lo apruebe. Aquí es donde entramos en un territorio complicado. ¿Realmente se puede hablar de «aprobación» cuando sabemos que muchas mujeres pueden estar bajo presión para aceptar esta situación?

Lachgar también critica lo que ella considera una falta de reconocimiento hacia los niños nacidos fuera del matrimonio, quienes siguen enfrentando el estigma en la sociedad. A pesar de que la reforma menciona que los padres biológicos deben mantener a estos niños y que pueden heredar, el hecho de que no haya una aceptación total de su existencia es un claro recordatorio de los rezagos culturales y sociales que persisten.

La mirada cómica de la situación

Hablando de la cultura de la pedocriminalidad, crea un panorama complicado en el que no solo estamos hablando de leyes, sino de la forma en que las niñas son percibidas en la sociedad. Cuando les digo a mis amigos que en algunos lugares las leyes permiten matrimonios a los 17 años, ellos suelen estallar en risas. Piensan que se trata de una broma, pero la verdad es que no lo es. La risa se torna amarga cuando uno reflexiona sobre el impacto que esto tiene en la vida de mujeres jóvenes cuyas aspiraciones se desvanecen entre las celebraciones de las bodas.

La lucha por la igualdad continúa

Por si esto no fuera suficiente, la cuestión de la herencia en Marruecos también sufre de un tratamiento desigual. A pesar de que los hombres recibirán el doble que las mujeres, la nueva norma permite a los padres hacer donaciones a sus hijas. Aquí los padres entran como héroes, pero ¿acaso deberían tener que ser héroes por hacer lo que es justo? Entendemos que el contexto islámico es complejo, pero el cambio a menudo exige un cuestionamiento profundo de las normas arraigadas.

Por otra parte, introducir un órgano de conciliación en caso de divorcio puede sonar atractivo, pero si no se aborda adecuadamente, esta medida podría resultar contraproducente. Con un chiste sutil, sería como intentar arreglar un coche con una paleta de helado. Claro, podrá sonar divertido, pero no va a solucionar el problema de fondo.

Mirando al futuro: ¿cambio o estancamiento?

Con el nuevo Primer Ministro Aziz Akhannouch al mando, que llegó al poder después de la derrota del Partido de la Justicia y el Desarrollo en las elecciones de 2021, muchos esperan que estas reformas tengan una verdadera oportunidad de implementar cambios significativos. Pero los temores persisten. Desde que se encomendó la reforma al Consejo de Ulemas, el impacto de la religión en el derecho civil vuelve a ser objeto de debate.

Pongámonos a pensar. ¿En qué momento un país puede dar un salto hacia el futuro si sigue anclado a los dictámenes de un pasado que, sin duda, ha dejado cicatrices profundas en su tejido social? La religión tiene un papel crucial en la vida de muchos marroquíes, pero también hay que considerar una realidad: el mundo cambia, y las leyes deben cambiar con él.

Reflexiones finales: un camino sinuoso por recorrer

Con todo esto sobre la mesa, la reforma del Código de Familia marroquí presenta un complejo entramado de avances y retrocesos. Desde perspectivas feministas hasta reflexiones sobre la justicia social, la revolución de los derechos de las mujeres en Marruecos es un proceso en marcha, pero lleno de piedras y baches.

En esta era de cambios globales, me pregunto: ¿realmente es suficiente con propuestas superficiales? Necesitamos un compromiso genuino hacia la igualdad de género y derechos humanos globales, donde las mujeres no sean objeto de negociaciones y donde sus voces se escuchen en los espacios de poder. A veces, la lucha parece más bien una montaña rusa, pero quizás, al final del día, la perseverancia es lo que realmente cuenta.

Y tú, ¿qué opinas sobre el futuro de los derechos de las mujeres en Marruecos? ¿Estamos en un camino hacia la igualdad o apenas comenzamos la conversación?