El pasado 13 de octubre, el mundo de la televisión española sufrió una pérdida irreparable: Mayra Gómez Kemp, la icónica presentadora de programas como “Un, dos, tres…” y una figura querida por muchos, falleció dejando un legado imborrable. Su capilla ardiente, realizada el 18 de octubre en el tanatorio de San Isidro, fue un evento agridulce donde amigos, familiares y colegas se reunieron para rendir homenaje a su amplia carrera y su vida.

La despedida de Mayra era más que un simple acto; era una celebración de su vida y su impacto en el entretenimiento español. ¿Te suena eso de que las despedidas deben ser festivas? ¡Eso siempre lo dijo la abuela! Acompáñame a recordar momentos, anécdotas y la esencia de lo que Mayra fue en este recorrido lleno de emociones.

La llegada de amigos y familiares

El tanatorio recibió a lo largo de la tarde a diversas personalidades del mundo de la televisión y el espectáculo. Entre las primeras en llegar estuvo Roxana Berco, hijastra de Mayra y quien expresó su dolor con palabras que resonaron en el corazón de todos. La recuerda como una figura materna, lo cual me lleva a reflexionar sobre esos vínculos familiares que a veces, sin ser de sangre, son los más significativos. “Es muy difícil este momento”, dijo Roxana, y cuántas veces no hemos sentido eso al despedir a alguien querido.

Luego, llegaron otros importantes personajes como la periodista María Casado y el colaborador José Manuel Parada, ambos dispuestos a dar el último adiós. Parada compartió un emotivo recuerdo sobre cómo en Mayra “no había nadie que diga que no era buena compañera”, un gesto que revela el profundo respeto que sus colegas le profesaban. ¿Alguna vez te has preguntado qué se siente ser una figura tan querida y admirada?

Recuerdos que trascienden el tiempo

El ambiente en el tanatorio estaba impregnado de recuerdos. Yusan Acha, director de “¡Qué tiempo tan feliz!”, rememoró con cariño las tardes pasadas en compañía de Mayra. Me hizo pensar en esas amistades que, aunque estén distantes, siempre se llevan en el corazón. Según él, Mayra era “pionera, valiente, maestra y escuela”, palabras que, sin duda, encapsulan su espíritu innovador y apasionado.

José Manuel Parada sumó a la conversación los múltiples talentos de Mayra: “presentaba, cantaba y bailaba”. Ah, el arte de hacer múltiples cosas al mismo tiempo; suena familiar, ¿verdad? La vida moderna puede ser un torbellino de responsabilidades y, a menudo, encontramos en la figura de Mayra un ejemplo inspirador de cómo vivir la vida con entusiasmo y entrega.

Un legado que perdura

Mayra Gómez Kemp no solo fue una presentadora; su presencia en la televisión en los años 70 y 80 emblemática marcó un antes y un después en el medio. Imagina estar en una época donde todo estaba por inventar y, sin embargo, ella se atrevió a ser la voz y la cara de un formato que aún resuena hoy. En un mundo donde la televisión se ha saturado de programas similares, su originalidad es algo que siempre la caracterizó.

Recuerdo cuándo era niño, ¡por favor! No había un fin de semana completo sin la risa contagiosa y las travesuras de “Un, dos, tres…”. No sé tú, pero aún siento que aquel programa sigue siendo parte de mi infancia. Al final, ¿no es eso lo que todos queremos? Dejar una huella, un legado que pueda recordarse y celebrarse.

La despedida íntima que ella quería

En un momento en que las despedidas suelen ser espectaculares y llenas de público, el deseo de Mayra era el opuesto: una despedida íntima, rodeada de los más cercanos. La llegada de figuras como Alejandro Ibáñez, hijo de Chicho Ibáñez Serrador, y los recuerdos de Tony Antonio, quien reconoció que Mayra había estado en su boda, reflejan ese círculo íntimo que ella siempre apreciaba. «Es una pena porque tenía una gran vitalidad”, dijo Tony, una frase que podría resumir la vida de Mayra.

Es esencial reconocer que, al final del día, lo que verdaderamente cuenta no son los seguidores o el número de fans en redes. Es sobre esos momentos atesorados con amigos y seres queridos. ¿No es cierto que son esos momentos los que recordamos con cariño, independientemente del tiempo que haya pasado?

El camino hacia el recuerdo

A través de los años, muchos artistas se han perdido en el camino. Sin embargo, el amor y el respeto que se reflejaron en este funeral son prueba de que Mayra Gómez Kemp será recordada no solo como un ícono de la televisión, sino como alguien que iluminó la vida de muchos. Sus carreras no se miden solo por números, sino por impacto.

Como dijo el expresidente de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión de España, Manuel Campo Vidal: “Fue una de las personas más simpáticas que he conocido”. La simpatía, una cualidad que puede parecer simple, es una de las más difíciles de cultivar en un mundo donde todos estamos tan ocupados. ¿Te has detenido a pensar en cuántas personas han tocado tu vida con una simple sonrisa o una palabra amable?

Reflexiones finales sobre su legado

Mientras recuerdo a Mayra y escucho las palabras de sus colegas y familiares, es imposible no sentir una mezcla de tristeza y gratitud. Ella puede haberse ido físicamente, pero el legado que ha dejado es impermeable al tiempo.

¿Cuántas veces hemos tenido la oportunidad de decir “gracias” a aquellos que han sido una inspiración en nuestras vidas? La vida pasa volando y es bueno hacer una pausa para apreciar a quienes han dejado huella. Así que, la próxima vez que veas un programa de televisión, recuerda que detrás de esas luces hay historias y vidas como la de Mayra, que vale la pena celebrar.

En conclusión, el adiós a Mayra Gómez Kemp no es un final, sino un nuevo comienzo; una invitación a recordar lo que nos hizo reír y soñar. Que su memoria nos inspire a todos, no solo a ser mejores profesionales, sino también mejores personas en nuestro día a día. Espero que, donde quiera que esté, Mayra sepa que su luz sigue brillando en cada hogar que la recibió con tanto cariño. ¡Hasta siempre, Mayra!