La reciente DANA en Valencia ha dejado a muchos de nosotros mirando por la ventana, tratando de comprender qué es lo que está pasando con el clima y, más importante aún, qué podemos hacer al respecto. En un mundo donde la preocupación por los desastres naturales ha aumentado un 17% en solo un año, según el último informe del CIS, la emergencia climática ha escalado a ser la segunda preocupación más significativa para los españoles, justo después de las guerras. Pero, ¿realmente estamos preparados para lidiar con este tema que nos preocupa tanto? Vamos a profundizar en esto.
La ansiedad climática: ¿nueva normalidad?
Antes de seguir, déjame compartir una anécdota personal. Recuerdo que cuando era niño, solía tener pesadillas sobre monstruos bajo la cama. Ahora, con un entorno mundial inestable, esas noches han sido reemplazadas por la ansiedad sobre el futuro del mundo y de mis hijos. Asustado por la tormenta global —metafórica y literal— que podría barrernos a todos, me uní a grupos de discusión en mi comunidad. Era como un club de apoyo sobre el clima, donde todos estábamos más confundidos que nunca. Y sí, a menudo nos veíamos obligados a preguntar: “¿Hay algo que realmente podamos hacer?”
Vamos a ser sinceros: a pesar de entender que el cambio climático es una amenaza real, muchas personas tienden a ignorar esta preocupación a largo plazo. ¿Por qué? Según Climate Outreach, la respuesta puede ser que los humanos somos increíblemente adaptables. La gente se habitúa a vivir con la crisis climática de tal manera que ya no la ve como una emergencia. ¿Te suena familiar?
La desmotivación y el problema de la comunicación
Hameed, una de las investigadoras clave en Climate Outreach, menciona que a menudo el abordaje puede ser tormentoso y aterrador. Hablar del cambio climático a veces se convierte en un concurso de pesadillas. La gente se siente desmotivada y asustada en lugar de inspirada. ¿Alguna vez has oído a alguien decir: “¡Hay tanto por hacer!” y te has sentido abrumado? La verdad es que, al hablar sobre lo terribles que son los problemas climáticos, olvidamos que cada pequeña acción cuenta.
Una nueva estrategia de comunicación
Realmente necesitamos cambiar la narrativa. A veces pienso que podríamos utilizar menos términos técnicos complejos y más historias. Sería mucho más efectivo hablar de cómo nuestras comunidades están arreglando el mundo en lugar de empujarlas hacia un abismo de desesperación e impotencia. En un mundo ideal, deberíamos estar mostrando ejemplos inspiradores en nuestras narrativas.
Tomemos el caso del Cricket for Climate en el Reino Unido. Imagínate viendo a tus jugadores favoritos hablando sobre la crisis climática. De repente, es más atractivo, ¿verdad? La clave parece ser dar el micrófono a personas cuyas historias resuenen con la audiencia. ¿Por qué no utilizar figuras públicas o historias cotidianas sobre cómo la gente común está manejando el cambio climático?
La polarización: ¡es hora de unirnos!
Incluso en España, la crisis climática se ha convertido en un tema polarizante. Mientras algunos deslegitiman el cambio climático, otros se manifiestan y luchan por su causa. Pero, la buena noticia es que el cambio climático no tiene por qué ser un tema partidista. Alguien con ideas conservadoras puede sentirse igualmente preocupado por la disminución de la población de abejas en su jardín que un activista de izquierdas. ¿Por qué no hemos logrado comunicarnos de tal manera que todos puedan verse reflejados en la lucha climática?
Si le hablamos a la gente de manera que se sientan cómodos y se reconozcan en la conversación, podríamos encontrar un terreno común. De la misma manera que una buena comida puede reunir a amigos de diferentes orígenes, la comunicación honesta sobre el clima puede unir a personas con diferentes perspectivas.
La importancia de la comunidad
Imagina sentarte en una reunión comunitaria donde la gente comparte sus sueños y temores sobre el futuro del planeta. Vemos que cuando los ciudadanos se involucran en discusiones participativas, comienzan a tomar decisiones y acciones concretas, como la reducción de su huella de carbono.
Quizás la próxima vez que hagas la compra, puedes compartir con tus vecinos sobre cómo se están organizando grupos para plantar árboles en sus barrios. Dale un buen vistazo a tu comunidad; no subestimes el poder de pequeñas acciones. Cuando los individuos ven a sus vecinos involucrarse, casi como un efecto dominó, todos desean hacerlo.
La pandemia como un punto de inflexión
La crisis del COVID-19 dio a los gobiernos la oportunidad de cambiar muchas cosas de golpe; una acción forzada contra el cambio climático, si se quiere ver desde ese prisma. En 2020, el mundo cambió repentinamente, y nos adaptamos a nuevas normas que parecían imposibles de implementar anteriormente. Climate Outreach recuerda que la presión social fue determinante para forjar cambios profundos y rápidos. Si el cambio fue posible entonces, ¿por qué no ahora?
Resulta que no se trata solo de tecnologías verdes y alzas en impuestos; necesitamos una aceptación generalizada y normas sociales que reflejen un futuro sostenible. ¿Te imaginas un futuro donde las acciones climáticas ya no parezcan radicales?
De la preocupación a la acción
Todo esto nos lleva a una pregunta esencial: ¿Cómo podemos transformar la preocupación activa en acción real? La respuesta parece sencilla, aunque no lo es: cada uno de nosotros debe obtener un micrófono. Debemos tomar la iniciativa de compartir nuestras historias, involucrar a nuestras comunidades y crear una base sólida para asumir responsabilidades colectivas.
Historias que inspiran
Permíteme compartir otra historia. Conocí a una madre que, tras darse cuenta del impacto que las prácticas de su familia tenían en el medioambiente, decidió hacer algunos cambios. Comenzó a usar productos ecológicos y a cultivar un pequeño jardín en su balcón. Fue transformador no solo para ella, sino también para sus hijos, que aprendieron sobre sostenibilidad desde una edad temprana. Aunque en sus inicios pensaba que era solo un pequeño gesto, se convirtió en un impacto tangible en su comunidad. ¿Puedes imaginar cuántas otras familias pueden estar en la misma situación?
La clave aquí es mantener el diálogo y las discusiones, compartiendo no solo los fracasos sino también los éxitos. Cuando compartimos historias de esperanza, podemos inspirar a otros a hacer lo mismo. No olvidemos que el cambio verdadero comienza desde abajo, no desde plataformas políticas.
No es un objetivo inalcanzable
Finalmente, debemos recordar que no es irrealista esperar cambios. Las transformaciones profundas son posibles. Desde abolir la esclavitud hasta cambios sociales significativos desencadenados por la presión comunitaria, el cambio no es algo que se dé únicamente por reglas tecnocráticas. Las normas y actitudes sociales también juegan un papel crucial.
El poder de una conversación
Así que, aquí estamos, al borde de un precipicio. ¿Te atreves a dar el paso? La próxima vez que te sientas mucho mucho más atrapado en la desesperanza que en la acción, revisa lo que puedes compartir con tus amigos, lo que puedes hacer en un grupo comunitario o, simple pero poderoso, lo que puedes conversar en una reunión familiar. A veces, todo lo que se necesita es el coraje de hablar debidamente.
En esta era de incertidumbre climática, hagamos que nuestra preocupación se convierta en poder colectivo, desde los jardines traseros hasta los parlamentos. Está en nuestras manos, y la verdad es que podemos lograrlo. ¿O no?