La primera vez que escuchamos hablar sobre enfermedades de transmisión sexual (ETS) suele ser una anécdota que compartimos entre risas, casi como un rite de paso en nuestra adolescencia. Tal vez recuerdes esa charla incómoda con tus padres o la conversación «informativa» que ofreció tu profesor de biología sobre el tema. Sin embargo, a medida que se avanza en la edad adulta y enfrentamos situaciones reales, ese tema que antes parecía lejano y casi absurdo puede volverse aterradoramente presente. ¿Por qué? Porque, como Rita, la protagonista de Animales pequeños, podemos encontrarnos un día al borde de un descubrimiento que transforma nuestra percepción de la salud sexual. Pero vayamos al grano.

La realidad oculta de las ETS

Las ETS son más comunes de lo que muchos piensan. Según la Organización Mundial de la Salud, se estima que más de un millón de personas contraen una infección de este tipo cada día. ¿Te imaginas? Un millón de personas. La estadística es escalofriante. Y aunque las ETS se pueden prevenir y tratar, el estigma que las rodea a menudo puede hacer que las personas eviten las visitas médicas o no se hagan pruebas. Como si un simple chequeo se convirtiera en una especie de juicio público. ¿Quién no ha sentido esa presión?

Mitos que debemos romper

Primero, desmitifiquemos algunas ideas preconcebidas. A menudo escuchamos que las ETS son un problema solo para quienes llevan estilos de vida «libres» o promiscuos. Nada más alejado de la realidad. Todos somos vulnerables, sin importar cuán «prudentes» seamos. ¿Te ha pasado que, después de una cita, no puedes dejar de pensar en todas esas reglas de «no hagas esto, no hagas aquello»? Es como una comedia romántica con un guion lleno de ansiedad.

La verdad es que esas conversaciones que teníamos en la adolescencia sobre protegernos y ser responsables no eran solo charlas. Son cruciales. No hay nada divertido en un resultado positivo en una prueba de ETS, y lo sé por experiencia. Recuerdo haber estado en esa sala de espera, con el estómago en un puño, pensando que el mundo había terminado. La presión de las expectativas sociales puede ser aplastante, y nos olvidamos de que la salud sexual es una parte esencial de nuestro bienestar general.

¿Por qué deberías hacerte pruebas regularmente?

Incluso si eres un «buen chico» o una «buena chica», las pruebas regulares de ETS son indispensables. No solo proteges tu salud, sino también la de tus parejas, quienes, por cierto, podrían no estar tan informados como tú. Si alguna vez has estado en un bar y has escuchado a alguien jactarse de haber estado con varias personas esa semana, la primera pregunta que deberías hacerte es: “¿Cuándo fue la última vez que se hizo una prueba?”. La ignorancia a menudo puede ser esa línea delgada que construimos entre nuestras emociones y la realidad dura de la salud sexual.

El impacto psicológico de una ETS

¿Sabías que el impacto psicológico de una ETS puede ser tan devastador como el físico? La ansiedad y la depresión pueden ser efectos secundarios de recibir un diagnóstico positivo. Mi amigo Pedro, por ejemplo, vivió meses de angustia después de recibir un diagnóstico de clamidia. Se sentía avergonzado, como si hubiera fracasado en su vida amorosa. Pero aquí viene la parte interesante: tras recibir tratamiento y apoyo de amigos y profesionales, se dio cuenta de que había muchas personas en su misma situación. Y él no estaba solo, como a menudo creemos.

¿Cómo prevenir las ETS?

La importancia del sexo seguro

“Amor, cariño, un momentito… ¿tienes preservativos?”, es una frase que tal vez no quieres pronunciar la primera vez que estás a punto de tener relaciones. Sin embargo, ¿no es más incómodo una enfermedad? Usar preservativos no solo previene muchas ETS, sino que también puede ser parte de una conversación madura sobre la salud. Imagina que estás en una cita, todo va genial y, de repente, surge el tema. ¿Por qué no incorporar el uso de preservativos como parte de la intimidad? Puede sonar un poco raro, y hasta podría arruinar el momento, pero es vital.

Vacunación y exámenes periódicos

Además de la protección física, hay otras formas de prevenir ETS. La vacunación contra el VPH (Virus del Papiloma Humano) es un gran paso. Es triste que aún, a estas alturas, exista desinformación al respecto. Muchas personas creen que las vacunas son solo para los niños, pero más allá, todos deberían considerar recibirlas. ¿Recuerdas esos memes sobre “me siento como en un videojuego, con más vidas”? La vacunación es como una vida extra en el juego de la vida.

Comunicación abierta

La comunicación se vuelve fundamental. Pregúntate a ti mismo: ¿eres capaz de hablar con tu pareja sobre las pruebas de ETS? La respuesta puede ser incómoda, pero es un paso necesario. Si no se sienten cómodos hablando sobre esto, ¿realmente están listos para el siguiente paso? Las conversaciones sobre salud sexual pueden parecer acaloradas. Sin embargo, se trata de amor propio y de cuidar a los demás.

Tratamiento y seguimiento

Si resultaste positivo en alguna ETS, la importancia de seguir el tratamiento es clave. Muchas infecciones son curables y otras pueden ser tratadas para que no afecten tu salud a largo plazo. Pensemos en esto: recibir un diagnóstico no es el fin del mundo. Es solo una llamada de atención para ser más proactivo sobre tu salud. Hacerte chequear regularmente es tan importante como ir al dentista; nadie quiere perder un diente, ¿verdad?

Recuerden, no se trata solo de ustedes; se trata de su red de amigos, familiares, y parejas. No es fácil, por supuesto, y seguro necesitarás algunas copas de vino (o dos) para tener una charla honesta, pero el amor propio comienza con la aceptación.

El camino hacia la normalización

Tal vez sea momento de dejar de ver las ETS como un tabú. Hay que normalizar el hablar sobre ello. Mis amigos y yo hemos decidido crear un «club de salud sexual». Suena como algo salido de una comedia, pero créanme, es un gran alivio poder discutir nuestras experiencias sin vergüenza. ¿Sería la nueva ola de clubs que todos quisiéramos tener?

Además, al abrir estos espacios de diálogo, podemos ayudar a otros a sentirse cómodos tratando sus problemas. La educación y el apoyo son cómo podemos ganar la batalla contra el estigma de las ETS.

Mirando hacia el futuro

Nos guste o no, el mundo siempre estará lleno de sorpresas y desafíos. Al final del día, la salud sexual es parte de nuestra existencia humana. Preguntémonos: ¿puedo hacer algo diferente? ¿Puedo ser más abierto sobre mis preocupaciones? La respuesta es un rotundo «sí». La gente puede cambiar, siempre que haya amor y apoyo.

Recordemos que cada uno tiene una historia diferente. Algunas personas pueden haber tenido relaciones casuales, mientras que otras pueden estar en relaciones monógamas. Tan variadas como nuestras vidas, así son las experiencias con la salud sexual. Dialogar sobre ello es nuestra responsabilidad individual y colectiva.

Reflexión final

Así que la próxima vez que escuches el término ETS, en lugar de sentir miedo o vergüenza, piensa en ello como una oportunidad para aprender, crecer y empoderarte a ti mismo y a otros. Hay un universo de información disponible tanto en línea como en contacto con los profesionales de la salud.

Al final, la vida es demasiado corta para no tener discusiones incómodas. Recuerda: la salud sexual no es solo una parte de nuestra vida; es el hilo que conecta todas nuestras experiencias. Así que, hagamoslo juntos. ¿Listos para comenzar? 🥂

Esto es solo el comienzo. La conversación sobre las ETS y la salud sexual puede extenderse hasta donde tú quieras. Abracemos esa complejidad y enfrentemos el futuro con conocimiento y valentía. ¡Hagámoslo!