El 29 de octubre, Valencia y sus alrededores fueron testigos de una tragedia indescriptible. La DANA (Depresión Aislada en Altos Niveles) provocó precipitaciones de hasta 300 litros por metro cuadrado, ¡un diluvio bíblico! Lamentablemente, 219 personas perdieron la vida, dejando tras de sí un rastro de destrucción y miedo. Pero, ¿qué podemos aprender de esta catástrofe? Vamos a profundizar en este tema crítico, hablando sobre los riesgos de inundación en España, cómo prevenirlos y la importancia de herramientas como el Sistema Nacional de Cartografía de Zonas Inundables (SNCZI).

Un vistazo a la catástrofe

Cuando pienso en la DANA, no puedo evitar recordar mis propias experiencias con inundaciones. Recuerdo una vez, cuando vivía en un pequeño pueblo junto a un río. Una noche, el cielo decidió abrir las compuertas y el agua comenzó a desbordarse. En un abrir y cerrar de ojos, mi calle se transformó en un arroyo. La imagen de mi vecino tratando de rescató su barbacoa del agua aún me hace reír, aunque la situación era más bien un desastrozo.

La situación en Valencia, sin embargo, no tiene nada de cómica. Este desastre ha sido catalogado como una de las mayores catástrofes naturales en España en lo que va del siglo. Es fácil perder la perspectiva en medio de estadísticas y cifras. Pero cada número representa una vida, un hogar, una historia.

¿Por qué ocurren inundaciones?

Las inundaciones no son solo un capricho del clima. Son el resultado de una combinación de fenómenos naturales y decisiones humanas. Cómo construimos y urbanizamos nuestras ciudades puede exacerbar estos eventos naturales. Según el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), el riesgo de inundaciones varía según la ubicación, la orografía y la composición urbanística. Por ello, hay que tener en cuenta lo que esa herramienta, el SNCZI, puede ofrecer.

¿Qué es el SNCZI?

El Sistema Nacional de Cartografía de Zonas Inundables es como un mapa del tesoro, pero en lugar de buscar oro, buscamos evitar el desastre. Esta herramienta permite a los ciudadanos conocer las áreas con un alto riesgo de inundación mediante una representación visual de los niveles de peligrosidad. Es indispensable que todos tengamos acceso a esta información, no solo porque puede salvar vidas, sino porque también nos ayuda a planificar y tomar decisiones informadas sobre dónde vivir y cómo construir.

¿Cómo utilizar el SNCZI?

Pongamos un ejemplo práctico: si vives en Sevilla, podrás consultar las zonas inundables más críticas que incluyen localidades como Lora del Río y Alcalá del Río. Existen diversas formas de interactuar con la aplicación. La clave es explorar y, en el proceso, descubrir si estás viviendo en una zona de riesgo. Sin embargo, ten en cuenta que, aunque ver el mapa puede ser aterrador, tener información es poder.

  1. Visita la página web del MITECO: busca el apartado que dice ‘dhp zi’.
  2. Ingresa tu ubicación: ya sea por el nombre del río o la localización en la que resides.
  3. Añade servicios: selecciona ‘Mapas de peligrosidad’ y ‘Cartografía de zonas inundables (ZI) de origen fluvial’.
  4. Analiza el mapa: busca las áreas con mayor riesgo de inundación.

Suena un poco complicado, pero una vez que te familiarizas con la herramienta, es como aprender a andar en bicicleta. Todo tiene su truco.

Zonas de riesgo en Andalucía

En Andalucía, las zonas más vulnerables son aquellas en las que los ríos como el Guadalquivir y el Genil tienden a desbordarse. Recuerdo una visita a Córdoba durante una tormenta; el río estaba más que contento. La belleza del paisaje contrastaba con el pánico que sentíamos.

Las inundaciones en el río Genil han sido especialmente notorias, incluso generando evacuaciones masivas en el pasado. Hasta 2010, más de 3,000 personas fueron forzadas a salir de sus hogares. Es un recordatorio escalofriante de lo lejos que podemos llegar a caer en la desesperación debido a la naturaleza.

¿Qué debemos hacer como ciudadanos?

Pregúntate, ¿cómo podemos protegernos? La responsabilidad no solo recae en el gobierno. Como ciudadanos, necesitamos conocer los riesgos y actuar en consecuencia. Aquí hay algunas sugerencias:

1. Infórmate sobre tu localidad

Haz como los detectives y utiliza el SNCZI. Conoce si tu zona es propensa a inundaciones. La información es una herramienta poderosa. No querrás ser la persona que dice: «¿Por qué no sabía esto?».

2. Planifica tu ruta de evacuación

Siempre es bueno tener un plan B, C, y hasta la letra Z en caso de que la naturaleza decida hacer de las suyas. ¿Sabes a dónde ir si debes escapar de tu casa? Haz un mapa de las rutas más seguras hacia lugares altos, preferiblemente donde haya amigos o familiares.

3. Mantén un kit de emergencia

Cuando ves un video de una tormenta y el agua empieza a entrar por la puerta, no es el mejor momento para preguntarte si debes tener un kit de emergencias. Lleva contigo suministros básicos como agua, comida no perecedera, linternas y baterías. ¿Acaso no es agradable saber que estás preparado para cualquier eventualidad?

4. Conéctate con la comunidad

Vivir en comunidad significa estar allí para los demás. Apóyate en tus vecinos, ya sea para hacer compras o para crear un grupo de preparación ante desastres. Nunca subestimes el poder de una comunidad unida. Puede que un café con tu vecino de al lado te lleve a formar partes cruciales de una cadena de apoyo.

Cambios que necesitamos ver

Es innegable que el cambio climático está aquí y está afectando nuestra forma de vida. Con tormentas que parecen cada vez más extremas y frecuente, es fundamental que tanto el gobierno como los ciudadanos tomen acción. ¿Por qué no invertir en infraestructuras resilientes que mitiguen estas eventualidades? La prevención es clave, y cada euro invertido en estos proyectos puede salvar vidas más adelante.

Además, hay que ampliar la educación sobre inundaciones. Si cada niño y adulto aprende sobre los riesgos en su área y cómo actuar, puede que en el futuro vivamos en un país menos vulnerable. La educación, al igual que la risa, es contagiosa.

Reflexiones finales

La tragedia de Valencia debido a la DANA nos recuerda que enfrentamos un futuro lleno de incertidumbres climáticas. Vale la pena notar que, aunque el dolor es profundo y las pérdidas son irreparables, debemos aprender a vivir con las adversidades y actuar ahora. La preparación ante inundaciones y la utilización de herramientas como el SNCZI son esenciales en nuestra labor de fomentar un ambiente seguro.

Así que, la próxima vez que mires por la ventana y veas nubes amenazantes, no te limites a pensar en lo cómodo que está tu sofá. Pregúntate: ¿estoy preparado? La vida es demasiado valiosa para dejarla al azar.

La protección y la prevención deben estar en la agenda de todos. Después de todo, como dice el refrán: «Más vale prevenir que lamentar». Así que, ¡a tomar acción y ser parte de la solución! ¿Quién se anima?