Es un día triste para el mundo de la televisión española. Este pasado 13 de octubre, sepultamos a una de las figuras más icónicas de la pantalla, Mayra Gómez Kemp, quien partió a los 76 años. ¿Recuerdas ese programa «Un, dos, tres… Responda otra vez»? Si tu infancia estuvo marcada por el sonido del timbre de este concurso y las intrigas de sus preguntas, entonces seguramente conoces el nombre de Mayra. La noticia de su fallecimiento nos deja un vacío que es difícil de llenar. Pero hoy, en lugar de llorar su pérdida, vamos a celebrar su vida y legado.

Un repaso a su vida y carrera

Mayra no solo fue una presentadora; fue un ícono cultural. Nacida en La Habana, Cuba, el 14 de febrero de 1948, emigró a España en su infancia, donde comenzaría a forjar su carrera. Recuerdo vividamente verla en mi televisor como una niña, disfrutando de su carisma y esa risa contagiosa que llenaba cualquier sala. Era una mujer adelantada a su tiempo, rompiendo barreras en un mundo que rara vez daba visibilidad a las mujeres en roles de liderazgo.

«Yo rompí un techo de cristal y eso es muy bonito de sentir», compartió alguna vez en una entrevista. Esta frase resuena ahora más que nunca, mientras reflexionamos sobre las luchas de tantas mujeres en el ámbito televisivo.

La presentación de programas de televisión era (y sigue siendo) un terreno predominantemente masculino. Sin embargo, Mayra no solo fue una pionera; se convirtió en una referente. Todo comenzó con «Un, dos, tres», un programa que no solamente ofrecía entretenimiento; era una parte fundamental de la cultura popular española.

¿Recuerdas las animaciones de los concursantes intentando resolver esos acertijos? Esa mezcla de humor, risas y un toque de emoción hacía que todo el mundo se sentara frente al televisor. Para muchos, ese momento era sagrado, y Mayra lo hizo especial.

Los últimos años de vida de mayra

La vida de Mayra, sin embargo, no fue solo un cuento de hadas. Después de una espectacular carrera, se retiró de la vida pública en los últimos años. Uno de sus momentos más recientes en los medios fue en abril, donde declaró su intención de pasar a un segundo plano, dejando el camino «a la gente joven». «Creo que ya está bien, ya hice lo que tenía que hacer,» dijo en una emotiva entrevista. Esto nos recuerda que, al final del día, todos tenemos un tiempo en el que debemos apartarnos y abrir espacio a nuevas voces.

Desafortunadamente, su vida privada estuvo marcada por acontecimientos trágicos. La pérdida de su marido, Alberto Berco, durante la pandemia, fue un duro golpe. Estaban juntos desde hace 47 años, y Mayra no ha ocultado que su partida dejó un vacío incolmable en su corazón. En sus propias palabras: «Perder a mi marido ha sido lo más duro que me ha pasado.»

Sus luchas personales

La vida de Mayra no solo estuvo llena de éxitos profesionales sino también de retos personales. Enfrentó dos diagnósticos de cáncer: uno de lengua y otro de garganta. A pesar de estos obstáculos, nunca dejó que eso la definiera. Su lucha fue un testamento de fortaleza y resiliencia.

Un día, durante una conversación con amigas, recordamos cómo, a pesar de sus problemas de salud, siempre tenía una sonrisa. ¿Recuerdas cómo esas personalidades grandes como la suya iluminaban incluso los momentos más oscuros? Mayra tenía esa habilidad especial para hacerte sentir bien, incluso cuando estaba lidiando con sus propios demonios personales.

Mucha gente no sabe que, en sus últimos días, vivía una existencia tranquila en su casa de Mijas, Málaga. Los amigos de la presentadora aseguran que afrontaba su jubilación con serenidad, a pesar de la soledad que le dejó la muerte de su esposo.

La caída de octubre: un desenlace trágico

A principios de octubre, Mayra sufrió un accidente doméstico, una caída que no pasó desapercibida. Estuvo varios horas en el suelo, indispuesta y sin ser auxiliada. Al parecer, se golpeó la cabeza al caer y eso solo añadió dolor a un periodo ya difícil de su vida. La imagen de una figura tan vital y vibrante, ahora inmóvil en el suelo, crea un contraste doloroso que refleja la fragilidad de la vida. A veces nos olvidamos de que los héroes también son humanos.

Mayra fue llevada al hospital, donde enfrentó un mundo muy diferente del que había conocido como presentadora famosa. Nadie deseaba que su vida se apagara así, y mucho menos por no recibir auxilio a tiempo.

La memoria colectiva

La televisión española va a luchar por encontrar alguien que llene el vacío que deja Mayra Gómez Kemp. Su legado quedará perpetuado en los recuerdos de aquellos que crecimos viéndola.

Y aquí es donde entra la nostalgia. La sociedad está en constante evolución, y con cada nuevo programa que llega a nuestras pantallas, parece que la esencia de la televisión se desdibuja un poco más. En una época donde las redes sociales dominan el espacio mediático, es fundamental recordar y valorar a aquellos que hicieron que el medio fuera relevante.

Al menos, siempre podemos volver a recordar los capítulos de ese programa que nos hizo reír y pensar. Nos quedamos con sus contribuciones al mundo de la televisión y, por supuesto, con esa forma encantadora que tenía de ser.

Reflexiones finales: un adiós que duele

El dolor que sentimos por la pérdida de figuras como Mayra es parte de nuestra conexión como seres humanos. La tristeza ante su muerte nos recuerda cuán valioso es el tiempo que compartimos con nuestros seres queridos y aquellos que nos inspiran.

Así que, mientras todos digamos nuestro último adiós a Mayra, recordemos también sus enseñanzas: vivir plenamente, amar profundamente y nunca dejar de intentar abrir caminos para la próxima generación. Después de todo, la vida es efímera, más aún si eres un ícono.

En sus palabras finales: «Quiero que la gente recuerde a la Mayra que vio.» Y así será, Mayra. Tu esencia vivirá por siempre en nuestras memorias, como esa chispa de alegría que iluminó nuestras vidas y, quizás, un par de preguntas. ¿Qué programas marcaron tu infancia y qué legado de Mayra resonó más contigo? ¡Comparte tus recuerdos y celebremos juntos a esta grandiosa presentadora!


En esta era de cambios constantes, hay que rendir homenaje a quienes nos han marcado y nos han hecho sentir parte de una comunidad más grande. Y si hay algo que debemos llevarnos de la vida y obra de Mayra es que nunca subestimes el poder que tienes de hacer reír, soñar y conectar con los demás.