La brecha salarial es un tema que, a pesar de haber sido ampliamente discutido, sigue reflejando una realidad innegable: las mujeres trabajan gratis durante más de 45 días al año en comparación con sus colegas masculinos. Esto no es solo un número frío, sino una herida abierta en nuestra sociedad. Según un informe reciente del Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF), la brecha se ha «estancado» en un preocupante 19,3%. Pero, ¿qué significa esto realmente?

La realidad detrás de los números

Permíteme compartirte un momento personal. Hace unos años, decidí involucrarme más en cuestiones de igualdad de género y, como parte de este viaje, asistí a un taller sobre la brecha salarial. Una de las presentadoras, con un tono irónico, comentó: “Los hombres deben ser considerados como la mitad de lo que son para que las mujeres se sientan completas”. La sala estalló en risas, pero al mismo tiempo, la verdad detrás de la broma golpeó como un martillo.

Volviendo a los datos, el salario medio anual de los hombres en 2023 se sitúa en 26,390 euros, mientras que las mujeres apenas alcanzan los 21,298 euros. Este estancamiento en la brecha salarial indica un fracaso en las políticas de igualdad implementadas hasta ahora. Y lo más alarmante: se estima que, si seguimos a este ritmo, tardaremos 32 años en cerrar esta brecha. Ahora, no sé usted, pero esto me hace sentir que estamos metidos en una especie de máquina del tiempo que está atrapada en un loop de desigualdad.

El rol de las administraciones públicas

Quizás quieras saber cómo se traduce esto en números en el sector público. Según el mismo informe, el salario medio de las mujeres en las administraciones públicas es de 32,137 euros, comparado con 35,908 euros de los hombres. Esta diferencia del 10.5% no solo es injusta, sino que ha aumentado en comparación con años anteriores. El CSIF ha puesto sobre la mesa una realidad incómoda: existe una mayor inestabilidad laboral para las mujeres en el sector público, donde las cifras de contratación temporal son el doble en el caso de las mujeres que en el de los hombres. Para visualizarlo, imagina una balanza desequilibrada, donde un lado pesa el doble.

La carga de la conciliación

¿Cuántas veces hemos oído la frase “las mujeres hacen el doble de trabajo”? Ya sea en nuestras casas, cuidando a nuestros hijos, o en nuestros empleos. Este informe demuestra que las mujeres con contratos a tiempo parcial son tres veces más que los hombres. Un dato que llama la atención: aproximadamente 391,500 mujeres trabajan a tiempo parcial para cuidar a familiares, mientras que solo 28,000 hombres hacen lo mismo. Dicha realidad es un desgarrador reflejo de cómo se perpetúan roles tradicionales que, en el mejor de los casos, son anacrónicos.

Vivir en la inactividad

La laguna de la inactividad también es alarmante. Más de la mitad de las personas inactivas son mujeres. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Qué están haciendo las mujeres? Bueno, según la Encuesta de Población Activa (EPA), hay más de 1.56 millones de mujeres desempleadas frente a 1.03 millones de hombres. Además, un sorprendente 90% de las personas inactivas por labores del hogar son mujeres. Esto plantea aún más interrogantes sobre las estructuras sociales que nos han llevado a este punto.

¿Qué está haciendo el Gobierno?

Y aquí es donde se intensifica el drama. El CSIF no se corta en responsabilizar al Gobierno por esta situación. Según ellos, no se están elaborando planes de igualdad adecuadamente, ni se están realizando las auditorías salariales que son necesarias. Y, en un país donde se establecen normativas complejas para todo, ¿es demasiado pedir que se trabaje en auditorías salariales? Al parecer, sí.

Propuestas a considerar

Ante este panorama, el CSIF ha propuesto varias medidas para abordar la desigualdad salarial. Algunas a destacar son:
– Implantación de medidas de conciliación sin pérdida retributiva.
– Desarrollo de la directiva para el permiso parental retribuido.
– Creación universal de plazas para escuelas infantiles de 0 a 3 años de carácter público y gratuito.

Y, aunque suene a utopía, fomentar la corresponsabilidad a través de campañas de sensibilización y mantener un registro de Planes de Igualdad en el ámbito de las Administraciones Públicas parece una necesidad urgente.

Reflexiones finales

La brecha salarial no es un asunto que se pueda ignorar. Es un síntoma de un problema más profundo que afecta no solo a las mujeres, sino a toda la sociedad. La desigualdad en el ámbito laboral tiene repercusiones en la economía, la familia y, en última instancia, en nuestra calidad de vida. ¿Es posible que, en pleno siglo XXI, estemos aún discutiendo estos problemas? Sabemos que el camino hacia la igualdad es largo y difícil, pero es un camino que tenemos que recorrer.

Recuerden que todos somos parte de esta conversación. No se trata solo de equiparar salarios, sino de proporcionar un entorno donde tanto hombres como mujeres puedan prosperar. Y, aunque parezca lejano, quizás un día en vez de preguntar “¿cuándo se cerrará la brecha?”, podamos reírnos al recordar lo que un día fue.

La lucha por la igualdad salarial sigue y cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar en esta historia. ¿Estás listo para unirte a la conversación? ¡Hablemos!