La medicina es una de las profesiones más admiradas y, a veces, temidas del mundo. Mientras que algunos ven en ella una vocación elevada, otros temen los largos turnos y las decisiones críticas que deben tomarse en un instante. Pero, ¿qué hay de aquellas personas que dedican toda su carrera a cuidar de los demás en los momentos más difíciles? Este es el caso de Antonio Lesmes, un nombre que reverbera en los pasillos del Hospital Valme de Sevilla y más allá, y cuya trayectoria se ha celebrado recientemente. En este artículo, vamos a explorar no solo su carrera, sino también lo que significa realmente la medicina en la vida de los dedicados intensivistas.

Un viaje que comenzó a los 20 años

Imagina tener 20 años y ya estar a las puertas de tu primer gran trabajo. Eso le ocurrió a Antonio Lesmes, quien ingresó como interno en la Fundación Jiménez Díaz en Madrid. ¡Sí, así de temprano! No pasó mucho tiempo antes de que el joven iniciara un recorrido que lo llevaría a convertirse en uno de los referentes en medicina intensiva en España. Treinta y nueve años después de haber comenzado su carrera, Antonio ha dejado una huella indeleble en sus pacientes y colegas.

Recuerdo que, cuando yo era estudiante de medicina, tenía profesores que nos decían: “No se trata solo de aprender a curar, sino de aprender a cuidar”. Lesmes es un vivo ejemplo de esta enseñanza. Se trasladó a Segovia para hacer su residencia en Medicina Interna, y luego se movió al Hospital La Paz en Madrid, donde afianzó sus conocimientos y habilidades en medicina intensiva. Me pregunto, ¿quién no habría querido tener un mentor como él en sus primeros años de carrera?

Su legado en la UCI de Valme

Si muchas carreras en medicina se enfocan en dar una respuesta rápida a las emergencias, la labor de Antonio en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Valme ha sido todo menos ordinaria. Desde su llegada en 1986, ha desempeñado roles que han ido desde adjunto a jefe del servicio de UCI —una trayectoria de admirar, sin duda. Durante este tiempo, varios compañeros y pacientes han podido experimentar su dedicación y competencia.

En una reciente ceremonia de homenaje, amigos, familiares, antiguos residentes y colegas se reunieron para honrar la trayectoria de este excepcional médico. Antonio Cárdenas, un intensivista en el Virgen de las Nieves de Granada, describió a Lesmes como «uno de los padres de la RCP», gracias a su esfuerzo en la difusión y enseñanza de este procedimiento vital. No sé tú, pero ese tipo de apodos no se otorgan a la ligera en el ámbito médico.

La influencia de Antonio en la Resucitación Cardiopulmonar

La Resucitación Cardiopulmonar (RCP) es uno de los procedimientos más críticos y, a la vez, temidos por muchos profesionales de la salud. Pero, ¿qué pasaría si les dijera que Antonio Lesmes ha estado a la vanguardia en la enseñanza y mejoramiento de esta técnica vital en España durante más de dos décadas? Como director del Plan Nacional de RCP, su influencia ha alcanzado a miles de profesionales y pacientes, ayudando a salvar incontables vidas. En su momento, quizás no pensó en los miles de participantes que aprenderían a salvar vidas gracias a su dedicación. ¿Puede haber un legado más significativo?

Dicha dedicación fue honrada con la entrega de placas distintivas por parte de dos sociedades científicas, la SEMICYUC y la SAMIUC, en reconocimiento a su trayectoria y contribuciones a la medicina intensiva. Es un recordatorio de que en el mundo de la salud, los números importan: más de 50,000 pacientes atendidos y muchas vidas impactadas positivamente.

Celebrando la vida y la carrera

A veces, en el ajetreo diario, olvidamos agradecer a quienes nos han llevado a donde estamos hoy. Ciertamente, durante la ceremonia de homenaje, no faltaron momentos de emoción cuando Antonio, visiblemente conmovido, cerró la presentación agradeciendo a todos: desde sus compañeros del servicio hasta el personal de mantenimiento. “Me voy a los 69 años de edad habiendo sido muy feliz aquí…” dijo, resonando en todos los presentes. ¡Un aplauso para él!

A veces pensamos que nuestra carrera profesional nos define, pero, en el caso de Lesmes, su carrera fue mucho más que eso. No fue solo un trabajo; fue su pasión. Muchas personas pueden tener carreras largas, pero pocas tienen la oportunidad de impactar vidas y generar un cambio duradero. En ocasiones, las historias de vida nos muestran que la medicina es un viaje lleno de aprendizajes, fracasos y, sobre todo, muchas alegrías.

¿Qué podemos aprender de Antonio Lesmes?

Como bloguero, me siento emocionado de compartir una historia tan inspiradora. Lesmes no solo ha sido un médico, sino un verdadero líder y educador en su campo. Su historia nos brinda varias lecciones importantes:

  1. Pasión y dedicación: No se trata solo de conocer sobre medicina; se trata de apasionarse por cuidar a los demás y proporcionar un servicio valioso. La pasión se refleja en la ética de trabajo, y Antonio lo exemplifica totalmente.

  2. La importancia de la formación continua: El mundo de la medicina está en constante cambio. Aquellos que se niegan a aprender algo nuevo se arriesgan a quedarse atrás. Lesmes fue un ferviente defensor de la enseñanza y la divulgación del conocimiento.

  3. Evolucionar: A lo largo de su carrera, Antonio pasó por diversos roles. Adaptarse a nuevas circunstancias es crucial en el campo médico, y su trayectoria demuestra que siempre hay espacio para un crecimiento adicional.

  4. Impacto humano: En la medicina, cada vida cuenta. Si alguna vez te has preguntado si en tus decisiones diarias estás realmente marcando la diferencia, piensa en el legado de Lesmes: la vida de más de 50,000 pacientes.

  5. Celebrar los logros: A veces, nuestra cultura nos impulsa a movernos hacia adelante sin tomarnos un momento para reflexionar sobre los logros. Este homenaje a Lesmes fue un recordatorio de la importancia de valorar el trabajo duro y dedicación.

Conclusión: un legado que perdura

Para finalizar, Antonio Lesmes no solo representa la historia con un comienzo en la Fundación Jiménez Díaz y un destino en el Hospital Valme, sino que simboliza lo que significa ser un médico compasivo y comprometido. Su carrera probablemente ha terminado en términos formales, pero su legado perdurará en cada paciente que ayudó, en cada compañero que formó y en la comunidad médica a la que contribuyó sin descanso.

La vida está llena de desvíos inesperados, y la medicina es un camino lleno de sorpresas. De vez en cuando, nos encontramos con héroes cotidianos que no buscan reconocimiento, sino que encuentran alegría en ayudar a otros. Es un viaje que vale la pena recorrer, y gracias a historias como la de Antonio, muchos de nosotros nos sentimos más motivados a abrazar nuestra propia pasión por la medicina y el cuidado a los demás.

Así que, la próxima vez que estés en la sala de urgencias o escuchando una charla sobre RCP, recuerda que detrás de cada vida que se salva hay un médico como Antonio Lesmes, que ha dedicado su vida a hacer del mundo un lugar mejor, un paciente a la vez. Y para ti, lector, ¿cuál es tu legado?


Espero que este homenaje a Antonio Lesmes te motive e inspire tanto como lo hizo conmigo. Lo más importante es recordar que no estamos solos en este viaje: todos tenemos la capacidad de hacer el bien y de recordar que cada vida, cada esfuerzo, cuenta.