Cuando te sientas a desayunar una tostada con tomate y aceite de oliva, es posible que nunca pienses cómo el clima y los fenómenos naturales están conectados con esa simple comida. ¡Ah, el placer de la vida cotidiana! Sin embargo, lo que está ocurriendo en el planeta nos exige levantarnos de la mesa y prestar atención. Recientemente, un estudio del World Weather Attribution (WWA) señaló que la crisis climática no solo es una preocupación futura, ¡sino que ya está influyendo en nuestra vida diaria! La DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) que ha azotado España no es solo un fenómeno que se mira desde la ventana; tiene un rostro humano detrás de ella: 202 muertes solo en la provincia de Valencia.

¿Qué es y cómo se relaciona la DANA con el cambio climático?

Una DANA es un tipo de fenómeno meteorológico que típicamente se presenta en primavera, cuando la masa de aire frío se sitúa en las capas más altas de la atmósfera, pero lo que nos ha demostrado este año es que nuestras condiciones climáticas han cambiado drásticamente. La crisis climática, impulsada por el calentamiento global, ha hecho que las probabilidades de eventos como la DANA se multipliquen. En este último análisis del WWA, se estima que esta crisis ha duplicado las probabilidades de ocurrencia de la DANA y que las lluvias han sido un 12% más intensas. Para los que viven en zonas propensas a inundaciones, ¿no es una noticia alarmante?

En mi humilde barrio en Madrid, todos tenemos un amigo que se ha vuelto algo «apocalíptico» en sus predicciones sobre el clima. Un día comentó sobre la lluvia torrencial que venía, mientras yo simplemente pensaba en qué película ver esa noche. Pero, ¿y si su pronóstico tenía razón?

Viviendo en un país donde parece que las sequías son cada año más frecuentes, escuchar sobre 570,000 muertes atribuidas a fenómenos meteorológicos extremos en las últimas dos décadas nos conmueve. Nos vuelve más conscientes, más humanos. ¿Podríamos haber hecho algo al respecto? Esa es la pregunta que todos debemos hacernos.

Eventos climáticos extremos: ¿por qué están aumentando?

El informe del WWA arroja luz sobre algo que muchos científicos han venido advirtiendo: el cambio climático causado por el ser humano está intensificando los fenómenos meteorológicos extremos. En lo que va del 2024, hemos visto ejemplos de esto en diversas partes del mundo. Desde inundaciones en el Sahel y Asia hasta sequías devastadoras en otras regiones. Lo que se viene repitiendo es la misma historia de un mundo que se transforma a causa de nuestra inacción ante el calentamiento global.

Como si fuera un círculo vicioso, la emisión de los combustibles fósiles y las malas prácticas en la gestión del agua y la tierra están exacerbando el clima extremo que enfrentamos hoy. Mientras escribo, mi gato se acurruca sobre mi teclado, como si supiera que cada palabra cuenta en esta conversación sobre nuestro planeta.

¿La responsabilidad de quién?

Un tema muy recurrente es quién es responsable de estos desastres. La profesora Friederike Otto, del Instituto Grantham de Cambio Climático y Medio Ambiente, dejó claro que la quema de petróleo, gas y carbón es la razón principal detrás del clima cada vez más extremo que estamos experimentando. Si bien es comprensible apuntar a los gobiernos y las grandes corporaciones, nosotros, como individuos, también tenemos un papel que desempeñar. ¿Acaso hemos reconsiderado nuestros hábitos de consumo?

Por ejemplo, no hace mucho, decidí darme una vuelta por un mercado local en lugar de almacenar productos en el supermercado. Al final, un bol de fresas ecológicas quizás le haga más bien al medio ambiente que comprar cualquier producto que provenga de larga distancia. Puede parecer un gesto pequeño, pero si todos hicieran algo similar, podríamos ver un cambio significativo.

La necesidad de adaptación climática

El informe nos muestra que, además de mitigar el cambio climático (es decir, reducir las emisiones), también debemos adaptarnos a este nuevo clima extremo. He leído en algunos foros que hay quienes piensan que la adaptación es sólo otra forma de aceptar la derrota. ¡Qué error tan grande! Una buena adaptación puede salvar vidas.

Como bien menciona Otto, la cantidad de personas que murió en las inundaciones en España es un claro recordatorio de lo que está en juego. La urbanización, la gestión del agua y la pobreza son factores que amplificarán el impacto de estos fenómenos climáticos. Cuando la naturaleza nos lanza bolas rápidas, debemos estar preparados para cultivar una defensa sólida.

Enfrentando los desafíos: ¿qué podemos hacer ahora?

Con la COP29 a la vista, podríamos preguntarnos: ¿qué objetivos queremos que se establezcan? Ahora más que nunca, el “hablar” se convierte en esencial. Pero, ¿de qué sirve hablar si no actuamos? Espero que los líderes mundiales aprovechen esta cumbre como un momento crucial para plantear acciones concretas y útiles.

Volviendo al ámbito individual, aunque pueda parecer abrumador, cada elección cuenta. Desde reducir plásticos hasta optar por energías renovables en nuestros hogares, cada pequeño esfuerzo puede convertirse en una ola de transformación. Cuando mi amigo me preguntó si debería dejar de usar su coche por el bien del planeta, una pequeña risa escapó de mis labios. ¡Ya le costó decidirse a no usarlo para ir al bar! Pero esa es la realidad; nuestras decisiones, por pequeñas que sean, tienen​​ relevancia.

Una historia personal: el viaje hacia un mundo sostenible

Un par de años atrás, decidí hacer un viaje por el norte de España. Conducimos hasta los **Picos de Europa* y, mientras caminábamos entre montañas, sentí una conexión extraordinaria con la naturaleza. En la cima, empecé a pensar sobre lo frágil que es el ecosistema y cuántas personas ni siquiera tienen la oportunidad de disfrutarlo. Esa experiencia transformadora quedó grabada en mi mente y me animó a hacer cambios en mi vida, desde el uso del transporte público hasta dar un giro hacia la alimentación local, siempre invocando a mi amigo «apocalíptico» para que compartiera sus teorías sobre los efectos del cambio climático en nuestra vida y cómo puedo contribuir.

La comunidad y nuestra conexión con el entorno son claves. Participar en talleres de sostenibilidad, unirte a grupos locales dedicados a la conservación o incluso comprometerte con programas de reforestación pueden hacer la diferencia en la creación de un futuro más viable.

Conclusión: la urgencia de actuar contra el cambio climático

En resumen, estamos en un punto crítico. La DANA no es solo un fenómeno meteorológico que afecta a España; es un reflejo de la crisis climática que enfrentamos hoy y sus implicaciones letales. El cambio climático es real y está aquí, nos está golpeando con fuerza. Es imprescindible que seamos conscientes de esto y que tomemos medidas, tanto a nivel global como individual.

Así que, la próxima vez que te sientes a disfrutar de tu tostada con tomate, recuerda que en tu pequeña elección de cada día está la oportunidad de contribuir a un mundo más sano y seguro. Razón suficiente para levantarse de la mesa y actuar. Ya que, al final, como diría mi amigo apocalíptico, “la vida es demasiado corta para no intentar cambiar el mundo”. ¡Y tiene razón!