La primera vez que escuché sobre la malaria fue en un documental que vi mientras trataba de distraerme de la rutina diaria. La voz en off decía que cada año, unas 400,000 personas mueren en el mundo a causa de esta enfermedad, la mayoría de ellas niños en África. Mientras intentaba absorber esa dura realidad, pensé: “¿Qué puedo hacer yo en mi sofá para ayudar a esos niños?” Spoiler: nada. Pero por otro lado, también fue un recordatorio de que el mundo está interconectado, y lo que sucede en un rincón del planeta puede tener repercusiones inimaginables en otro.
Ahora, hablemos de la reciente noticia que nos ha dejado a todos con la boca abierta: Estados Unidos ha decidido salir de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y prácticamente desmantelar la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). ¿Alguien más siente que está en una película de ciencia ficción? La verdad es que, mientras revisaba esta información, no podía evitar sentirme como si estuviera viendo un episodio de “The Office” donde todo va de mal en peor, pero lamentablemente, esta no es una comedia.
¿Qué lleva a una decisión tan drástica?
Empecemos por el principio. En enero de 2023, se dio por erradicado un brote de ébola en Uganda. Sin embargo, la muerte de un enfermero en Kampala en enero de 2024 ha reabierto las compuertas a las preocupaciones de salud pública. La Organización Mundial de la Salud confirmó el envío de 2,160 dosis de vacunas experimentales para combatir el ébola. Esto parece un buen paso, pero aquí es donde se complica todo.
¿Recuerdan a Donald Trump? Claro que sí. En una de sus primeras decisiones tras asumir, él firmó la salida de Estados Unidos de la OMS, efectiva a partir de enero de 2026. Esto no solo afecta a la salud en Uganda sino que pone en riesgo la salud global. Imaginen que de repente, su médico decide no atender más a pacientes. Lo que podría ser un simple resfriado podría convertirse en algo mucho más serio. Esto es exactamente lo que podría suceder sin el respaldo de una organización como la OMS.
El peligro del desmantelamiento de USAID
Y como si eso no fuera suficiente, Trump, junto con Elon Musk (¡sí, el de Tesla!) ha decidido desmantelar USAID. Musk ha calificado a esta agencia como una «organización criminal». Aunque sé que la política puede parecer un chiste en ocasiones, esto no es nada divertido. USAID es responsable de un 68,000 millones de dólares anuales en ayuda al desarrollo. Para poner eso en perspectiva, básicamente, es como si tu amigo más generoso decidiera repentinamente dejar de invitarte a cenar y, peor aún, borrara todas las cuentas de sus redes sociales para que no lo molestes más.
La mentira detrás de los rumores
Pero lo más alucinante es cómo estas decisiones se alimentaron de falsas narrativas. Trump lanzó un bulo que afirmaba que USAID había enviado 50 millones de dólares a Gaza para comprar condones para Hamás. Después de investigar, se demostró que esto era un completo engaño. Las acusaciones de que USAID destina dinero para «bombas» eran más confusas que una película de Christopher Nolan y, en este caso, también bastante peligrosas. En su lugar, el dinero de USAID se destina a frenando enfermedades de transmisión sexual en un lugar del mismo nombre, pero a miles de kilómetros.
Las consecuencias para la salud global
Ahora que hemos cubierto cómo llegamos a este punto, hagamos una pausa y pensemos en las consecuencias. Estados Unidos es el principal contribuyente de la OMS, con un 15% de su presupuesto anual. Su desmantelamiento afectará a iniciativas críticas, especialmente contra enfermedades como la poliomielitis, que aún es endémica en países como Afganistán. Cuando se dice que una enfermedad se erradica en un país, no significa que sea un triunfo absoluto. Lo hemos visto en África, donde tras ser declarado libre de poliomielitis en 2020, Malaui y Mozambique han comenzado a ver un resurgimiento de casos.
Y eso no es todo. La OMS también enfrenta la creciente amenaza del virus de Marburgo y la viruela símica (mpox), que han cobrado vidas en África. ¿Se imaginan que estos virus se propaguen sin ningún esfuerzo conjunto para contenerlos? Podría ser un regreso a los años oscuros de enfermedades que ya pensábamos que habíamos dejado atrás.
La urgencia de mantener la ayuda humanitaria
Uno de los proyectos más críticos que se han puesto en peligro es la ayuda contra el VIH y programas de tratamiento antirretroviral. En Sudáfrica solo, USAID dedicó más de 527 millones de dólares en 2023 a combatir esta pandemia. Ahora, hospitales que antes recibían atención y tratamientos de esta ayuda han visto a cientos de enfermos sin acceso a sus medicamentos. Y la pregunta es: ¿qué harías tú si un día, de la nada, descubres que no puedes acceder a tus tratamientos médicos? La frustración y el miedo serían tan grandes.
El papel de la salud global
La salud pública no es solo una cuestión de fronteras. La pandemia de COVID-19 nos enseñó eso de manera bastante brusca. El colapso de USAID y la salida de la OMS podrían resultar en brotes no solo en África, sino en cualquier lugar del mundo. ¿Quién quiere vivir en un mundo donde el ébola, la malaria o el VIH puedan resurgir con tal fuerza que amenacen nuestras vidas cotidianas? La idea es tan escalofriante como una película de terror.
Y mientras saboreamos un poco de paz en nuestras vidas, con la posibilidad de viajar y disfrutar, no podemos olvidar las lecciones aprendidas. Las decisiones políticas que se toman en la cima impactan a los más vulnerables de la sociedad. Pero también debemos recordar que cada uno de nosotros tiene el poder de abogar por la salud pública, apoyar las iniciativas de solidaridad y educar a los demás sobre la importancia de acciones globales.
La necesidad de un nuevo enfoque
Vivimos en un mundo que parece estar girando más rápido que una rueda de un hamster. Por eso, es crucial que aboguemos por colaboración en lugar de división. Si esperamos un cambio, debemos ser parte de ese cambio. Ya sea a través de la educación, la financiación de iniciativas de salud o simplemente hablando sobre la importancia de no caer en la desinformación. Al final del día, somos una comunidad global.
Observaciones finales
La salida de Estados Unidos de la OMS y el desmantelamiento de USAID debería ser una llamada de atención para todos nosotros. Estamos en un momento crítico y necesitamos mantener la conversación activa. Esto no es solo un problema político; es un problema de salud global. Así que, mientras disfrutas de tu café esta mañana, piensa un momento en lo que esto significa para personas en lugares como Uganda o Sudáfrica. Quizás no puedas ayudar desde tu sofá, pero la voz de cada uno de nosotros puede hacer eco en el mundo en su conjunto.
Y así, aunque uno puede sentirse impotente ante el regreso de enfermedades erradicadas, aún existe la posibilidad de un cambio positivo. En este viaje, no solo es importante dónde estamos, sino hacia dónde queremos ir. Las decisiones que tomamos hoy influirán en el futuro de la salud de nuestro planeta. Así que, ¿estás listo para unirte a la conversación? 💬