Las vacaciones de verano evocan imágenes de sol radiante, paisajes naturales exuberantes y, por supuesto, campings a la orilla de un río. Sin embargo, la realidad de algunos campings en Cataluña es un poco más sombría. Con el regreso de fenómenos meteorológicos extremos, como la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos), el futuro de las áreas de camping en esta región se ha vuelto incierto. A continuación, exploraremos lo que realmente está sucediendo, lo que dicen los expertos y cómo afecta a los campistas y a la industria del camping en general.

Lo que está en juego: la historia detrás de la situación actual

Te confieso que no soy ajeno a la experiencia de acampar. Recuerdo aquella vez en que decidí irme de camping con amigos a un hermoso paraje en la montaña. Todo parecía perfecto – hasta que, claro, se desató una tormenta que hizo que nuestra tienda se volviera más una bañera que un refugio. ¿Se imaginan la escena? Todos nosotros, empapados y tratando de contener la risa (o el llanto), buscando refugio en el coche. Al final, fue una anécdota divertida para recordar, pero lo que está sucediendo actualmente en Cataluña es muy distinto.

En este contexto, la Generalitat ha levantado la voz sobre la ubicación de más de 150 campings que están en zonas inundables. Miquel Gotanegra, presidente de la Federación Catalana de Campings, ha manifestado que si bien hay motivos para la preocupación, tampoco hay razón para crear una alarma excesiva. ¿No es curioso cómo a menudo la gestión de crisis se convierte en un juego de equilibrio entre la realidad y la percepción?

DANA: un monstruo que acecha

La DANA es un fenómeno atmosférico que, aunque no siempre recibe la atención que merece, puede provocar chuvascos intensos y repentinos. Este tipo de tormentas han sido el nemesis de los campings, especialmente en zonas que tienen una historia de inundaciones, como el camping de Las Nieves en Biescas, donde en 1996 una ola gigante azotó el área, resultando en una tragedia con 87 muertos. ¿Quién podría olvidar ese episodio aterrador? A veces pienso que el camping y los fenómenos naturales hacen más que solo coexistir; parecen luchar en un combate épico por la supervivencia.

A medida que se prevén nuevas DANA en el horizonte, la Generalitat ha lanzado alertas sobre la situación. Salvador Illa, presidente de la Generalitat, ha destacado que hay un 42,7% de los campings en Cataluña en riesgo de inundación. ¡Eso es casi la mitad! Desde un punto de vista empresarial, esto plantea serias preguntas: ¿cómo equilibrar el uso recreativo del suelo con la seguridad del público?

La visión de la industria del camping

La voz de la Federación Catalana de Campings es importante en este debate. Según Gotanegra, el sector del camping ha estado en contacto constante con la Administración desde 2015 para encontrar soluciones, aunque reconocen que no se han homologado los Planes de Autoprotección que llevan casi cinco años en desarrollo. Aquí es donde surge la pregunta del millón: ¿por qué ha tomado tanto tiempo llegar a acuerdos concretos que protejan tanto a los campistas como a los propietarios de los campings?

Mientras tanto, la Federación sostiene que han sido el primer interesado en garantizar la seguridad en sus instalaciones. Pero tampoco hemos de olvidar que muchos campings se enfrentan a un problema más amplio: la inundabilidad que afecta a todo el territorio de Cataluña, no solo a los campings. ¿Es justo centrar la atención solo en este sector?

Planes de Autoprotección: la luz al final del túnel

Los Planes de Autoprotección son una herramienta vital en la gestión de riesgos en cualquier instalación pública. En este sentido, el hecho de que todavía no estén homologados plantea muchas interrogantes sobre la eficacia de la gestión de emergencias en la región. Pero ejercer presión para que el proceso avance es esencial. Tal vez lo que se necesite no solo sea un plan, sino también una concienciación pública sobre la importancia de seguir estos protocolos.

Cada país tiene sus protocolos y regulaciones, y pensar que estas medidas pueden ser vistas como un mero trámite a veces resulta frustrante. En mi experiencia, mucho antes de poner la tienda de campaña, sería prudente leer y comprender las señales de advertencia de la naturaleza—y las de la administración.

Un historial que pesa: las lecciones del pasado

En el mundo de los campings, cada historia cuenta. A medida que se indaga en la historia de la industria del camping, es notable cómo experiencias pasadas influyen en la gestión actual. La tragedia en Biescas no solo dejó cicatrices en la comunidad, sino que también sirvió como un recordatorio de la fragilidad de la naturaleza. En este sentido, el propósito de los Planes de Autoprotección es no repetir los mismos errores del pasado. ¿No estamos todos de acuerdo en que es mejor prevenir que lamentar?

El seguimiento y la homologación de estos planes parecen ser más que necesarios en un contexto donde el cambio climático provoca fenómenos climáticos más extremos. Sin embargo, también hay que escuchar a las voces del sector que han trabajado arduamente en su desarrollo, planteando la dificultad de encontrar un balance entre regulación y operatividad.

Generando un debate saludable sobre seguridad y turismo

La controversia actual con los campings también ha puesto en relieve una cuestión más trascendental: ¿cómo debemos abordar la seguridad dentro del panorama turístico? Las vacaciones ofrecen una y otra vez la oportunidad de desconectar y disfrutar del aire libre, pero existe la necesidad de un enfoque más holístico que contemple Todos los factores de seguridad, no solo aquellos que afectan directamente a los campings.

Debemos dejar de pensar en términos de “nosotros contra ellos” en este debate sobre regulaciones y riesgos, y traer a la mesa soluciones en conjunto. Desde las entidades reguladoras, hasta los empresarios y, por supuesto, los campistas. Como suele decirse: “más vale juntos que separados”.

Mirando hacia el futuro: ¿qué nos espera?

La situación actual es delicada y refleja una compleja interacción entre la naturaleza, la administración y los ciudadanos. Mientras todos anhelamos volver a disfrutar del aire libre después de meses de encierro por la pandemia, los campings en Cataluña deben ser reafirmados como destinos seguros. La transición hacia un enfoque más proactivo en la gestión de riesgos es fundamental.

Para lograrlo, la adaptación a las nuevas realidades climáticas es esencial. Tal vez sea el momento de que las entidades reguladoras y el sector del camping colaboren más estrechamente para revisar mapas geográficos, integrar tecnología e implementar prácticas sostenibles. ¿Acaso no deberíamos ser todos parte de la solución en lugar de ser simples espectadores?

Conclusiones: una invitación a la reflexión

Al final del día, la crisis de los campings en Cataluña no solo trata sobre la inseguridad de unas cuantas carpas mal colocadas; se trata de nuestro vínculo con la naturaleza, de cómo manejamos la seguridad y el uso del suelo, y de nuestra capacidad para aprender de nuestro pasado colectivo.

Si me preguntas a mí, las experiencias en la naturaleza – a veces desafiantes, a veces simples placeres – nos enseñan la importancia de preparación y prevención. Al final de mis aventuras de camping, siempre me acuerdo de la frase: “no hay tiempo para la alarma, ¡es hora de disfrutar!”

Tal vez, ahora es el momento de actuar con responsabilidad, ¡y que la próxima vez que vayamos de camping no tengamos que preocuparnos por tener que rescatar nuestra tienda de la lluvia!