La crisis climática no es solo un tema de conversación en las reuniones del café. ¡Es una cuestión que nos afecta a todos, y no me refiero solamente a ese malestar que sientes cuando la ciudad emite un aire que podría hacer que un autobús de turismo retroceda! En el centro de esta crisis se encuentra un debate eterno: ¿cómo se distribuye la responsabilidad entre los países en la lucha contra el cambio climático? Spoiler: no todos tienen la misma carga.

Imagina que tenemos una cena con amigos. Cada quien trae su plato, pero hay uno que trae suficiente comida para alimentar a un ejército. Mientras el resto apenas trae unas galletitas, el de la comida a raudales se siente como el héroe, ¿verdad? La similitud con la crisis climática es asombrosa. Algunos países, como China y Estados Unidos, están cargando con la mayor parte del peso. Voy a adentrarme en los detalles de esta realidad, las cifras que no mienten y, quizás, un par de anécdotas personales que espero te hagan sonreír. Así que, ¡abróchate el cinturón!

La montaña de CO2 que no deja de crecer

El aumento insostenible de las emisiones

Para poner en perspectiva esta situación, en el año 2020, se liberaron a la atmósfera aproximadamente 36 millones de toneladas de CO2. Solo el 2020, un año marcado por una pandemia global, donde todos nos encerramos y los automóviles se detuvieron, vio un aumento en la concentración de CO2 en el aire. Depresión, ¿no? Pero aquí está el truco: aun con esas restricciones, alcanzamos una impresionante cifra de 413 partes por millón (ppm). Eso es un aumento del 149% comparado con los niveles preindustriales.

¿Te imaginas? Es como si durante un año entero nos propusiéramos hacer ejercicio, y al final, en vez de perder peso, ¡ganáramos un par de kilos más! Triste, pero real. Aquí, el principal culpable no es solo la falta de ejercicio (o sea, energía limpia), sino cómo y cuándo producimos energía.

¿Quién está detrás de esta crisis?

Ahora, revisemos quiénes son los protagonistas de este drama climático. El informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) nos brinda figuras deslumbrantes:

  • China es el rey de las emisiones: responsable de aproximadamente 31% del total global, con 10,668 millones de toneladas métricas emitidas en 2020. ¿Sabías que alrededor del 55% de la energía que genera proviene del carbón? ¡Eso es una cantidad sorprendente!
  • Estados Unidos sigue de cerca, con un 14% de las emisiones globales. Si alguna vez te has cuestionado por qué tu amigo americano necesita un SUV para ir al supermercado, aquí tienes una razón. Con 4,713 millones de toneladas métricas de CO2 en el mismo año, el transporte y la industria juegan un papel protagónico.

  • No olvidemos a India con un 7.3% y a Rusia con un 4.7%. Sin embargo, debo confesar que a veces olvido que el gas natural, aunque “más limpio», también es parte del problema. Y eso sin contar el uso del carbón en Rusia, que hace que la situación sea aún más compleja.

¿Cómo se reparte la responsabilidad?

Aquí es donde la conversación se torna interesante. Pensemos en las cosas que podríamos hacer en nuestra vida diaria. Si tienes una planta de interior (la que compraste y prometiste cuidar), sabes que debes regarla, darle luz y, a veces, hasta hablarle un poco. Lo mismo ocurre con la sostenibilidad: cada país debe cuidar su “planta” del medio ambiente. Pero, ¿es justo exigirle a un país pequeño con escasas emisiones que haga lo mismo que a una potencia industrial?

El dilema de la equidad

Los países en desarrollo, que generalmente aportan menos emisiones, no pueden y no deberían hacer las mismas sacrificios que las economías industrializadas. Aquí es donde se mezcla la ética y la responsabilidad: si figuras como Joe Biden y Xi Jinping tienen que decidir, no solo se juegan “el futuro del planeta”, sino también el futuro económico de sus pueblos.

Imagínate tener que le explicar a tu abuela que, aunque tú solo fumas un cigarrillo al día, te echa la culpa por el cáncer de pulmón. Es ridículo, ¿no? Pero así se sienten muchos en los países en desarrollo cuando se habla de emisiones de CO2.

El camino hacia energías renovables

Un nuevo despertar

Dicho esto, hay un rayo de esperanza. Cada vez más países están tomando medidas para reducir su dependencia de los combustibles fósiles. Por ejemplo, hemos visto cómo en España se alcanzó un impresionante 96% de su demanda de electricidad a partir de fuentes renovables en un solo día. Parece un milagro, pero también un recordatorio de que cada acción cuenta.

¡Hablando de milagros! ¿Recuerdas el momento en que decidiste usar menos plástico al ver un documental? (Ups, otra referencia) Cambiar hábitos es algo con lo que todos podemos identificar. Hablo desde la experiencia, porque después de ver “Una verdad incómoda”, mi vida cambió. ¡Oh, sorpresa! No es fácil, pero cada pequeño paso importa.

Iniciativas en curso

China está lanzando múltiples iniciativas para aumentar la producción de energías renovables, que, spoiler, es más que solo poner paneles solares en los techos. Están invirtiendo en tecnologías más limpias y tratando de ver cómo mitigar el uso del carbón. El desafío, aunque parezca sencillo, no lo es.

Por otro lado, Estados Unidos ha retomado algunos compromisos climáticos bajo el gobierno actual. La administración está impulsando políticas para recuperar el camino de energías limpias, aunque la resistencia en algunas áreas sigue siendo fuerte. Lo curioso es que a muchos ciudadanos les gustaría ver acciones más concretas, y no solo discursos en grandes eventos.

Conclusión: hacia dónde vamos

La responsabilidad compartida

Al final del día, la crisis climática no es solo un problema que deben resolver algunos países. Cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar. En nuestras manos está la posibilidad de hacer cambios positivos, y si todos colaboramos, quizás podamos evitar que esta montaña de emisiones nos aplaste a todos. Eso suena a un final feliz, ¿verdad?

Así que la próxima vez que veas un video de un oso polar en un pequeño trozo de hielo, recuerda que los cambios comienzan en casa. ¿Te cuento un secreto? El verdadero poder no radica en los grandes discursos, sino en las decisiones pequeñas y cotidianas que tomamos cada día. Y recuerda, aunque el futuro pueda ser incierto, también es brillante porque todos podemos contribuir.

¿Listos para dar el primer paso juntos hacia un mundo más verde y sostenible?


Espero que este artículo te haya resultado informativo y entretenido, y te animo a compartir tus opiniones y reflexiones sobre la crisis climática y la responsabilidad compartida. ¡Nos leemos pronto!