La llegada de un bebé es un momento lleno de alegría, pero también puede ser un torbellino de nervios y dudas. ¿Cuánto debe dormir? ¿Debería darle el pecho o el biberón? ¿Es normal que llore tanto? Recuerdo mis primeros días como madre, en los que me encontraba entre pañales desbordados y contrariedades emocionales que iban desde el éxtasis puro hasta la sensación de estar en un reality show de sobrevivencia. En este artículo, exploraremos algunas ideas compartidas por Nazareth Olivera Belart en su libro Ser bebé, y cómo podemos aplicar su visión para disfrutar de esta etapa tan vital.

El bebé no es un pequeño adulto: entendiendo su mundo

Nazareth, conocida en redes como @comadronaenlaola, nos advierte que muchas de nuestras expectativas sobre los bebés son, a todas luces, irreales. En nuestra cultura, se nos ha hecho creer que los bebés deben comportarse como adultos, cuando en realidad son seres altamente inmaduros. Cuando un bebé llega al mundo, su cerebro está lejos de estar completamente desarrollado y necesita un cuidado total mientras aprende a navegar en este nuevo ambiente.

Me acuerdo claramente de la primera vez que escuché llorar a mi pequeño. En ese instante, pensé: «¿Qué hice mal?». Aparentemente, el sonido proferido por ese pequeño ser podía haber sido una señal de alarma para el resto del vecindario. Sin embargo, lo que aprendí rápidamente es que llorar es la única forma en que tienen para comunicar sus necesidades básicas, lo que me lleva a reflexionar: ¿por qué tenemos expectativas tan altas sobre ellos?

La importancia del contacto y la exterogestación

Un aspecto fundamental del desarrollo del bebé es el contacto físico. Nazareth introduce el concepto de exterogestación, que se refiere a la necesidad de los bebés de estar cercanos a sus madres y de recibir ese calor humano constante. Una anécdota que me hizo reír fue cuando traté de seguir todas las normas sobre cuándo y cómo colocar a mi hijo en la cuna. Después de interminables intentos, finalmente se durmió… ¡en mis brazos! Al parecer, mi propio abrazo cumplía todas esas «normas» de seguridad afectiva que tanto quería seguir.

Encontrar ese equilibrio entre la atención a las necesidades del bebé y cuidar de una misma es vital. La imagen del “bebe en la cuna” que duerme plácidamente es como una utopía de la publicidad. La realidad es que tenemos que estar en sintonía con su biología y adaptarnos a sus necesidades.

La presión social: ¿quién está cuidando a quién?

Nazareth señala que vivimos en una sociedad que a menudo desprotege a los más vulnerables. «El bebé paga por una sociedad que desprecia y desprotege los cuidados». El tema de la culpa en la maternidad es algo con lo que muchas nos hemos enfrentado. Cada método de crianza que desvía de la norma parece volverse un autoatentado. ¿Por qué sentimos que debemos seguir a rajatabla pautas que, en muchos casos, no se adaptan a nuestras familias? La respuesta es simple: la presión externa.

En un mundo donde las redes sociales han glorificado ciertas denominaciones de lo que «debería» ser una madre, recordemos que las experiencias son únicas. Si un «expert@ abuelo» nos indica que tenemos que dejar al bebé llorar para que se «acostumbre», nuestra intuición de madre debe guiarnos. La maternidad es un viaje individual y cada quien debe decidir cómo transitarlo.

El dilema del sueño: mitos y realidades

Una de las cuestiones más espinosas es cómo y dónde dormir. Un mito común que abundan es que los bebés deben dormir del tirón. ¿Recuerdas tus noches sin dormir y a ese amigo que te decía, “¡Mi niño duerme 8 horas seguidas!”? ¡Ay, la envidia! Recuerdo que en mi primer mes, a las 3 a.m., mis explicaciones sobre el «ciclo normal de sueño» eran metidas en una bolsa de plástico en una esquina oscura de mi mente, ¡bueno, lo intenté!

La realidad es que, como nos explica Nazareth, los bebés nacen en un estado de inmadurez. Esto significa que su adaptación al ciclo de sueño diurno-nocturno es un proceso lento. Tendemos a pensar que si un bebé tiene problemas de sueño es porque «no sabe dormir» o «no quiere». La verdad es mucho más simple: son bebés.

Cómo apoyar el sueño del bebé

La sugerencia de Nazareth es clara: no podemos forzar a un bebé a dormir como lo haría un adulto. En su lugar, es fundamental entender su desarrollo y ajustar nuestras expectativas. Al principio, el bebé solo necesita ser alimentado cada pocas horas. Es esencial crear un entorno tranquilo y consistente que lo ayude a regular su propio sueño. ¿Origen del llanto? Puede que simplemente solo esté pidiendo atención, no una falta de habilidades.

La crianza corresponsable, ¡una necesidad!

Un tema que me tocó fue la responsabilidad compartida en la crianza. En las sociedades modernas, muchas veces nos encontramos criando en soledad o en mini-unidades familiares, lo que puede provocarte una crisis de ansiedad. ¿No sería ideal tener a varias madres juntas criando? Ah, pero debemos lidiar con la famosa culpa de la madre, que no nos deja disfrutar de esos momentos.

Nazareth menciona cuán importante es contar con apoyo en la crianza, desde la pareja hasta familiares y amigos. En lugar de ocultar el cansancio, ¿por qué no expresar que necesitamos un respiro? Y a veces, simplemente un buen mimo o un café compartido puede hacer una profunda diferencia en nuestras vidas.

Las expectativas sobre el parto y el postparto

Un tema que genera mucha discusión es cómo un parto ideal puede influir en la salud del bebé. Esta parte del viaje materno puede ser impactante y, a menudo, tenemos expectativas que no se corresponden con la realidad. La experiencia del parto debe ser considerada y respetada, pero también lo son las circunstancias, ya sea un parto natural o por cesárea. Cada uno tiene su propio impacto, y esas decisiones no deberían ser vistas con una polaridad que causa angustia a las madres.

Durante el postparto, es crucial que las madres reciban apoyo tanto físico como emocional. El descenso hormonal puede crear un cóctel explosivo, y muchas mujeres no están preparadas para eso. Si sientes que estás en un plantel de “madres guerreras”, recuerda que está bien sentirte vulnerable. Tener una matrona a domicilio, como sugiere Nazareth, podría marcar la diferencia en términos de apoyo y buenos consejos.

Consejos prácticos para una crianza sana

En su libro, Nazareth también ofrece recomendaciones sobre cómo cuidar del bebé, así como de la madre. Aquí tienes una lista sencilla:

  1. Contacto piel con piel: Permitir que tu bebé esté sobre ti lo más posible tras el parto ayuda en el desarrollo inicial, regula la temperatura y promueve la lactancia.
  2. Establece tu ritmo: Es fundamental que sigas el ritmo y las necesidades de tu bebé, en lugar de aplicar métodos rígidos.

  3. Crianza corresponsable: Si puedes, busca el apoyo de familia, amigos o grupos de crianza para evitar la sensación de soledad.

  4. Comparte tu experiencia: Conversar con otras mamás sobre sus experiencias te ayudará a normalizar tus dudas y preocupaciones.

  5. No tengas miedo de pedir ayuda: Ya sea para un café, una caminata o simplemente compañía, todos lo necesitamos.

Reflexiones finales sobre ser madre

La maternidad es un viaje lleno de retos, pero también de oportunidades para crecer y aprender. La lectura del libro de Nazareth no solo me proporcionó información valiosa, sino que también me dio confianza. Reconocer que cada madre es diferente y que no existe una única forma de criar nos ayuda a conectar mejor con nuestros bebés y con nosotras mismas.

A veces me pregunto, ¿es la crianza un acto de amor o un ejercicio de sobrevivencia? La respuesta, soy feliz de decir, es que es ambas cosas. Cada llanto, cada sonrisa y cada paso en este camino vale la pena. Así que, respira hondo, relájate y recuerda que, al final del día, los bebés solo quieren ser amados.

¡Adelante, madre guerrera!