La violencia en el mundo del fútbol es un fenómeno tan antiguo como el propio deporte. Sin embargo, la reciente confrontación entre los ultras de la Real Sociedad y los seguidores de la Lazio en Roma ha resaltado nuevamente la necesidad de abordar esta problemática. ¿Es posible que hombres y mujeres que se congregan para disfrutar de un simple juego de fútbol terminen en una batalla campal? Parece que sí, y lo más preocupante es que la historia tiende a repetirse.
Una noche en el Finnegan Irish Pub
Imagina esto: estás en un bar irlandés en el corazón de Roma, disfrutando de unas cervezas y un buen ambiente, cuando de repente, el sonido de cristales rompiéndose y gritos ahogados interrumpen la diversión. Así es como comenzó la noche del miércoles en el Finnegan Irish Pub, donde un grupo de casi 80 seguidores ultras de la Lazio atacó a los hinchas vascos de la Real Sociedad. Es como si la historia de los héroes y villanos de los cómics cobrara vida, pero en lugar de superpoderes, se trata de banderas, colores y… más que un par de puñetazos.
La confrontación dejó un saldo de nueve heridos, y aunque eso suena aterrador, la historia podría haber sido mucho peor. La pregunta es: ¿Qué motiva a un grupo de personas a dejar de lado el sentido común y lanzarse al caos?
La historia de los RSF Firm y su legado
Los RSF Firm, que en su día fueron parte de un marco más grande de aficionados, se han convertido en un símbolo de la nueva hornada de ultras de izquierdas. Este grupo ha tomado la antorcha de los violentos de antaño, lo que me hace recordar mis propias experiencias de juventud, cuando el fútbol no solo era pasión sino también territorial. ¿Cuántas veces vi a amigos dejarse llevar por la rivalidad y la adrenalina?
Los orígenes de los RSF Firm se remontan a la Peña Mujika, un colectivo que surgió en los años 80. Aquellos jóvenes, impulsados por la ideología abertzale, buscaban una identificación a través del sport. Hoy, el enfoque parece haber cambiado, pero su modus operandi de enfrentamiento con grupos radicales de la extrema derecha sigue marcado. A veces, parece que la competitividad se transforma en una especie de ritual de confraternización, solo que esta confraternización implica sangre y violencia.
¿Qué pasó realmente esa noche?
Al llegar a las 21:30, el pub estaba cubierto predominantemente de negro, con los ultras vascos haciendo su presencia sentida. Sin embargo, parece que cuando Michael Burns, el propietario del pub, sugirió que se marcharan, no tenía idea de cuáles serían las consecuencias. Imagina el momento: tú, disfrutando de una pint válida de Guinness, y de repente ves un grupo de personas visiblemente agresivas preparándose para la guerra.
Burns cuenta que los hinchas vascos estaban más interesados en provocar que en saquear la barra. ¿Qué pasó aquí? Un afecto desmedido por su equipo o un deseo irrefrenable de mantener su reputación a toda costa. Pero seamos claros, nada justifica una golpiza.
La intervención de la policía
Un informante no identificado de la Ertzaintza mencionó que, normalmente, hay una coordinación con la policía de los otros países para estos eventos, pero en este caso, los hinchas estaban prácticamente a su aire. La rápida reacción policial podría haber evitado que la situación, que ya era tensa, se convirtiera en un caos absoluto. Sin embargo, esto solo plantea otra pregunta: ¿realmente se puede controlar a un grupo que busca problemas?
Las autoridades reconocen que esto no es un fenómeno aislado. La presencia de ultras radicales en el fútbol europeo está aumentando, y parece que nadie tiene realmente la solución. ¿Por qué no se invierte más en educación y prevención de estos actos en lugar de intentar simplemente controlarlos cuando ya han estallado?
Incidentes previos: un antecedente preocupante
Si pensabas que esta era la primera vez que los seguidores del Athletic o de la Real Sociedad habían tenido problemas en el extranjero, ¡piénsalo de nuevo! La violencia se ha vuelto relativamente común en los partidos europeos. En un incidente anterior, esta vez con seguidores del Anderlecht, los hinchas arrojaron butacas a familias que estaban disfrutando de un partido. ¡Vaya manera de hacer amigos!
En este contexto, los RSF Firm no solo están buscando rivalidad dentro de sus fronteras, sino que han viajado a menudo a misiones de «paz» en otros países. El deseo por representarse y defender su «honor» parece ser una brújula bien calibrada en una sociedad donde muchos están en busca de pertenencia.
¿Qué se puede hacer?
En mi experiencia personal, he llegado a la conclusión de que la respuesta no es sencilla. Education, diálogos y plataformas para expresar la pasión de forma correcta son definitivas. Tener discusiones sobre la rivalidad deportiva y cómo puede hacerse de manera pacífica es fundamental. ¿Por qué no ceremonias de unidad entre diferentes hinchas? Algo así como un «Día de la Hermandad del Fútbol». Claro que suena utópico, pero quizás es hora de soñar un poco.
Más allá de esto, es necesario tener una mirada crítica sobre lo que realmente es la afición y hasta dónde se puede llegar. Es evidente que el amor por un equipo no debería convertirse en un pasaporte para el conflicto.
Conclusion: una lección de historia
Al final, la batalla entre los ultras de la Real Sociedad y la Lazio no es un hecho aislado. Es una pieza más en el rompecabezas del comportamiento humano y cultural que gira en torno al fútbol. La lección es clara: necesitamos un cambio, no solo en la forma en que se manejan las multitudes, sino también en la forma en que todos nosotros, como aficionados, vemos el deporte.
La violencia no tiene cabida en un juego que debería unirnos. Y mientras tantos sigan dejando sus pasiones llevarlos por caminos oscuros, el fútbol perderá su esencia. Después de todo, ¿no sería mejor recordar por qué amamos este deporte en primer lugar? ¡Viva el fútbol y viva la paz! ⚽🕊️