El 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dio un golpe de timón en nuestras vidas: ¡pandemia! Ese día, el mundo cambió y la COVID-19 se convirtió en el protagonista indiscutible de nuestras conversaciones, pensamientos y, claro, nuestros memes. Recordar esos días de confinamiento, mascarillas y el eterno sonido del «doble check» en WhatsApp es como ver una serie de terror que nunca termina.
Cinco años después, el panorama parece diferente, pero hay algo de nostalgia en estos momentos de «amnesia colectiva», como lo ha calificado el doctor Óscar Zurriaga. Pero, ¿realmente hemos aprendido algo o simplemente estamos en modo «impulsar y olvidar»? Esta es una reflexión necesaria.
Cómo nos sentimos: el legado emocional de la pandemia
Vivir una pandemia fue como experimentar el mayor cambio de aires que se pueda imaginar. Durante esos días, mi perro, al que llamo cariñosamente «Pelusa», se convirtió en mi mejor amigo y terapeuta. Recuerdo que cada vez que yo miraba el noticiero, su expresiva mirada parecía decir: «¡Sí, también estoy harto de esto!» La ansiedad palpable en el aire era como un mal parpadeo en los días de sol, y esos días se convirtieron poco a poco en una memoria cargada de estrés y desesperación.
Pero si echamos una mirada honesta hacia atrás, hay un par de lecciones que aprendimos, y tal vez, solo tal vez, en las que no habíamos pensado antes. Eso sí, la COVID-19 nos enseñó a apreciar cosas simples: una charla con un amigo, el olor del café por la mañana y la libertad de un paseo sin miedo.
Volviendo a la normalidad: ¿o simplemente acostumbrándonos?
La realidad actual indica que hemos llegado a un consenso: la COVID-19 está aquí para quedarse, como el vecino que nunca se va. Según los expertos, cada vez que aparece una nueva variante, lo que estamos viendo son subvariantes de **ómicron. Esta variante se comporta como un gato que siempre vuelve a casa. Ciertamente, nuestros cuerpos han desarrollado una immunidad previa, pero eso no significa que deba ser ignorada, especialmente en población vulnerable.
Sin embargo, los niveles de contagio han disminuido considerablemente, y el sistema de salud, aunque cansado, ha aprendido a lidiar mejor con esta situación, aunque no hay que bajar la guardia. Todos los días, puede haber un nuevo niño en la escuela cambiado de clase y, a veces, hay que volver a enseñar cómo manejar situaciones, incluso si eso implica poner en práctica todos esos protocolos que tantas veces discutimos con los amigos en esos puzzlers Zoom.
Un vistazo a la situación actual de la COVID-19
Desde el Instituto de Salud Carlos III, los últimos datos indican que entre la semana del 24 de febrero y el 2 de marzo de 2025, la tasa de contagios en España es de 4.1 casos por cada 100,000 habitantes. Todo un avance con respecto a días en que los números eran abrumadores. Sin embargo, aún nos encontramos con un número considerable de hospitalizaciones: 310 pacientes ingresaron y 22 fallecieron durante ese tiempo.
Aquí es donde el pesimismo puede empezar a asomarse. ¿Es posible que estemos jugando a la ruleta rusa de las variantes de la COVID-19? Los especialistas como la doctora María del Mar Tomás sugieren que, en muchos casos, las infecciones podrían ser más leves, pero ¿estamos realmente preparados para ello?
¿Recuerdos de un pasado oscuro?
Es innegable que hemos pasado por una experiencia traumática, y mientras que la comunidad científica se lanza a estudiar las secuelas de la COVID-19, como la COVID persistente, diabetes o demencia, nosotros, la gente común, solo queremos recordar los buenos momentos — o pasar a capítulo en la serie de nuestras vidas.
La inmunóloga del CSIC, Matilde Cañelles, nos recuerda que la sociedad está en una fase de «amnesia». Curiosamente, esta nueva relación con el virus podría sumergirnos en una apatía peligrosa. ¿Estamos dispuestos a dejar de lado las lecciones aprendidas, especialmente ahora que la vida se parece a lo que era antes?
Preparándonos para el futuro: ¿qué hemos aprendido y qué nos falta?
El epidemiólogo Joan Caylà resalta que es fundamental prepararnos para lo que venga. Ha pasado un lustro, y nos hemos adaptado a lo imprevisto, pero existen asignaturas pendientes. La creación de un Agencia Estatal de Salud Pública sigue en pie y es crucial. La inversión en el sistema de salud pública ha incrementado algo, pero ¿es suficiente? Como dice el refrán, no es suficiente hacer más de lo mismo.
Cañelles menciona que hemos aprendido acerca de la importancia de ser proactivos: “Estamos mejor que nunca”, a veces puede parecer un consuelo para los que han perdido seres queridos. Pero aún hay trabajo por hacer, y los sistemas de salud todavía necesitan recursos, tanto humanos como materiales.
Reflexiones a futuro: ¿estamos listos para la próxima pandemia?
Si hay algo que aprendimos de la COVID-19, es que no todo lo que sube tiene que bajar. Las pandemias pueden surgir de cualquier lugar y la historia nos ha enseñado que siempre hay una siguiente vez. La posibilidad de que un virus nuevo asome la cabeza es inverosímil, y eso es algo que deberíamos considerar en cada recoveco de nuestro espacio mental.
Toda esta situación nos lleva a preguntarnos: ¿estamos listos para gestionar una nueva crisis de salud pública? ¿Hemos escuchado los llamados de atención lanzados por la comunidad científica?
Conclusión: tareas pendientes y el espíritu humano
Al mirar hacia atrás y contemplar estos cinco años, es posible que sigamos en un rol de adaptabilidad. La vida a veces puede ser como una montaña rusa—con sus altibajos—y no hay nada de malo en reconocer que hemos tenido un par de gritos y risas en esa travesía.
Así que, mientras seguimos viviendo con el “cachorro pandémico” que es este virus, también aprendemos a encontrar a nuestro lado lo que podemos trabajar y mejorar. La comunidad ha demostrado que, incluso en tiempos difíciles, el amor por nuestras familias, amigos y, por supuesto, nuestras mascotas, siempre prevalecerá.
La paciencia, la resiliencia y un poco de humor negro nos empujarán a ser mejores y a cuidar unos de otros. ¿No es fácil reconocer que lo humano en nosotros siempre encontrará el camino, incluso entre la adversidad? Así que aquí estamos, listos para la siguiente curva en la montaña rusa llamado vida; solo esperemos que la próxima vez no sea tan intensa. ¡Hasta la próxima!