El águila imperial de Bricia, inmensa y enigmática, nos invita a reflexionar sobre el complejo legado del franquismo en España. Con su construcción en 1940, este monumento se erige no solo como un símbolo arquitectónico, sino también como un recordatorio de las sombras de un pasado tumultuoso y de los debates contemporáneos acerca de la memoria histórica. En este artículo adentrémonos en su intrigante historia, sus implicaciones culturales y la situación actual que rodea a esta mole de mármol y hormigón.
¿Qué hace un águila imperial en medio de un páramo?
Imagina estar viajando por el páramo de Bricia, en el norte de la provincia de Burgos, y de repente, te encuentras con un águila monumental que parece estar al acecho, esperando a tomar su presa. Aunque en lugar de una presa, este águila ha pasado décadas alzando su mirada hacia un horizonte en el que el franquismo y la memoria histórica chocan constantemente. Desde su creación, este monumento ha sido una representación del culto a la figura del general Antonio Sagardía, responsable de diversas ofensivas durante la Guerra Civil en el bando franquista. Pero, ¿sería posible que este águila se convirtiera en un símbolo de reconciliación en lugar de división?
Una memoria histórica complicada
El águila de Sagardía ha sido objeto de discusión y polémica. A inicios de 2023, la Asociación por la Reconciliación y la Verdad Histórica solicitó su protección, alineándose con el espíritu de la Ley de Memoria Democrática. Sin embargo, la Junta de Castilla y León decidió no avanzar con el expediente de Bien de Interés Cultural (BIC) para el monumento, argumentando que la documentación proporcionada no contaba con el respaldo de instituciones científicas. Es como si el águila, en lugar de abrir sus alas, se sintiera cada vez más atrapada en el viento gélido de una historia no resuelta.
Este sentimiento de abandono me recuerda a una discusión que alguna vez tuve con un amigo sobre cómo los monumentos cuentan historias más allá de lo que está grabado en piedra. Mientras que a algunos les puede parecer simplemente un símbolo de glorificación, otros lo ven como una representación de las atrocidades cometidas. ¿Es posible que un lugar que fue testigo de tanta violencia e injusticia pueda llegar a ser un bastión de la reconciliación?
La controversia detrás de la decisión de no proteger el monumento
La decisión de la Junta de Castilla y León no solo refleja una resistencia política a la Ley de Memoria Democrática, sino que también se enmarca en el complicado juego político entre el Partido Popular (PP) y Vox. El consejero de cultura, Gonzalo Santonja, en un momento de la historia política de España marcado por el conflicto ideológico, decidió que este águila no merece sus alas. Este abrupto freno en el proceso de protección podría considerarse una estrategia por parte del PP para distanciarse del marco opresivo que establece Vox, aunque sea de una manera un tanto irónica: el águila, símbolo de poder y gloria para algunos, ahora se enfrenta a un destino incierto.
Lo que quizás a algunos les pase desapercibido es que, mientras el águila permanecía en pie, olvidada en su esplendor maquinal, la Pirámide de los Italianos, otro monumento fascista, sí logró ser protegido. Este hecho invita a una reflexión: ¿por qué algunas memorias se consideran dignas de protección mientras que otras son desechadas como mera escoria del pasado?
Un monumento en la encrucijada
¿Alguna vez has sentido que te encuentras en una encrucijada moral? La situación del águila es un claro reflejo de las tensiones en la sociedad española contemporánea. Durante años, este monumento fue un punto de encuentro para excombatientes y un símbolo de homenaje a Sagardía. Sin embargo, su mantenimiento ha estado marcado por actos de vandalismo y olvido. Las inscripciones originales, que incluyen el grito franquista “¡Presente!”, han sido casi adormecidas por el tiempo y la desidia. A medida que el tiempo avanza, también lo hace la discusión acerca de cómo recordar el pasado de una forma constructiva.
El legado de Antonio Sagardía: héroe o villano
Hablando de Antonio Sagardía, la figura del general es emblemática del culto a la personalidad que se cultivó bajo el régimen franquista. Su liderazgo en la 62ª División del Cuerpo del Ejercito de Navarra le valió numerosos elogios en su momento. Sin embargo, también es responsable de una represión sanguinaria contra los opositores, donde las atrocidades y fusilamientos extrajudiciales eran la norma.
El dilema moral que enfrentamos aquí es: ¿podemos considerar héroe a alguien que fue un villano para otros? Las historias de héroes y villanos son agradables cuando se nos presentan en formato de Hollywood, con héroes claros y villanos definidos, pero en la vida real, estos términos son mucho más difusos. Y aquí entra el papel de la memoria histórica, que busca no solo recordar, sino también utilizar esa memoria para el aprendizaje y la reconciliación.
La pirámide frente al águila: una comparación reveladora
La Pirámide de los Italianos, levantada en la misma época que el águila, es otro testimonio del pasado que actualmente se debate si debe ser parte del patrimonio colectivo o una base de confrontación. Mientras que el águila se ha convertido en un símbolo del debate histórico, la pirámide ha encontrado abrigo en la consideración del BIC. Esta disparidad es desconcertante. ¿Qué criterios seguimos al decidir qué pasados se preservan y cuáles se desvanecen en el polvo del tiempo?
¿Están los monumentos destinados a ser solo eso?
En mi opinión, los monumentos tienen una función más elevada que la simple celebración de un hecho histórico. Tienen el potencial de ser lugares de reflexión, entendimiento y diálogo. Por eso propongo que, en lugar de deshacer el pasado, quizás debiéramos utilizarlos para fomentar conversaciones que nos ayuden a comprender mejor nuestro presente y, quizás, construir un futuro más inclusivo.
Cada vez que paso frente a un monumento, me pregunto qué historias guardan esas piedras. El águila de Bricia, con su misteriosa presencia y su trasfondo complicado, tiene la responsabilidad de ser un catalizador de memoria, un recordatorio de que, aunque la historia esté llena de problemas, también está llena de lecciones que nos ayudan a configurar el futuro.
Reflexión final: el águila y la memoria colectiva
En la actualidad, la historia sigue escribiéndose y con ella las decisiones que marcan el tipo de memoria que como sociedad deseamos cultivar. La Ley de Memoria Democrática es un intento de hacer frente a un legado complicado y combatir el olvido de las generaciones pasadas. La lucha por la protección del águila de Sagardía es un reflejo de esta batalla por la memoria. La falta de protección legal impide que el águila pueda alzar finalmente el vuelo que le ha sido negado durante años.
Mientras más discutimos sobre la naturaleza de estos monumentos y lo que representan, también más estamos definiendo quiénes somos como sociedad. ¿Nos quedaremos estancados en el último grito de “¡Presente!” o seremos capaces de girar hacia una narrativa que represente el aprendizaje y la reconciliación? La historia del águila de Bricia es la historia de una búsqueda continua de respuestas en un mundo que a veces parece reacio a dar.
Las preguntas quedan abiertas: ¿Qué haremos con nuestros monumentos? ¿Cómo elegiremos recordar nuestra historia? Y lo más importante, ¿seremos capaces de construir un futuro que honre todas las voces del pasado?