El reciente pleno del Ayuntamiento de Orihuela ha dejado a muchos boquiabiertos y con un ligero sentido de incredulidad. Imaginen que el legado de uno de los poetas más significativos de España, Miguel Hernández, es discutido como si se tratara de un contrato de alquiler. En este artículo, desmenuzaremos los acontecimientos, compartiremos anécdotas, haremos reír (o al menos lo intentaremos), y nos sumergiremos en el complicado mundo de la política cultural en una comunidad llena de historia.

El conflicto inicial: ¿qué pasó en el pleno?

Para ponerlo en contexto, el 26 de septiembre se llevó a cabo un pleno municipal donde se discutió la anulación de los sumarios que condenaron a muerte a Hernández, un poeta que, por si no lo sabían, escribió obras poderosas como «Viento del pueblo» y «El hombre acecha». La propuesta fue presentada por el PSOE, con apoyo de Compromís y Ciudadanos, pero fue rechazada rotundamente por los votos del PP y Vox. ¿Por qué la negativa? Porque el PP y Vox prefirieron una respuesta más tibia, citando que su interés en el poeta era internacional, pero sin entrar en matices políticos. Vaya desencuentro.

Personalmente, esto me recuerda aquellos días de la escuela en los que un grupo de amigos se ponía de acuerdo para hacer algo, y siempre había uno que renegaba de cualquier condición. ¿Les suena?

La historia detrás de la falta de adhesión

La historia de Miguel Hernández es un reflejo sombrío de una España dividida. Nacido en Orihuela en 1910, su poesía se vuelve un eco de resistencia durante la Guerra Civil española. Condenado a muerte, muere de tuberculosis en prisión a los 32 años. ¿No resulta trágico? Un talento tan joven y comprometido con su arte y su causa, relegado a las sombras de la historia por cuestiones políticas.

En este escenario, reivindicar su legado implica abordar temas como el franquismo y la memoria histórica, que todavía hacen temblar a muchos en la sociedad. En el pleno, el PSOE y sus aliados argumentaron que el reconocimiento de Hernández no solo era un asunto de literatura, sino también de justicia histórica. Un punto que muchos, yo incluido, encontramos innegable.

La editorial Kalandraka: un romance roto

Ahora, si pensaban que esto era un simple debate, piensen de nuevo. La editorial Kalandraka, que ha estado presente desde 2008 en el Premio Internacional Ciudad de Orihuela de poesía para niños y niñas, decidió desvincularse del galardón tras la negativa del gobierno municipal. Imaginemos a Kalandraka como ese amigo leal que, tras una traición, decide que ha tenido suficientes desengaños. «No se dan las condiciones para continuar,» afirmaron ellos. Galletas y dramatismo, todo en uno.

La editorial ha sido un pilar en la promoción de la poesía infantil, pero el hecho de distanciarse de un evento tan significativo es un verdadero «punto de inflexión». Esto lleva a una pregunta válida: ¿la política puede, de verdad, influir en la cultura y el arte de esta manera?

Ventanas abiertas a la memoria histórica

Es fundamental entender que esta situación no solo es un capricho. Hay personas que se identifican profundamente con la obra de Hernández. La poesía puede ser un refugio en tiempos de crisis, y negarle su legado es como intentar borrar las páginas de un libro. Durante una concentración frente al Ayuntamiento, con banderas republicanas ondeando al viento, se volvió palpable el clamor popular por un reconocimiento verdadero. “El poeta del pueblo” no se borrará fácilmente de la memoria colectiva.

¿No les ha pasado que hay libros que les han marcado la vida? Para mí, la poesía de Hernández siempre ha sido un faro de lucha y belleza, una forma de reivindicar la voz de los olvidados. ¡Y eso sí que no se olvida!

Réplicas en Elche: una historia de dos ciudades

Como si de una novela de enredos se tratara, la ciudad de Elche también se vio involucrada. Allí, el pleno debatió una moción similar. Sin embargo, aquí el PP, en un giro inesperado, se abstuvo y permitió que el documento saliera adelante. ¿Un cambio de corazón? Parece que el viento sopla diferente en Elche.

Carlos Mazón, el presidente de la Generalitat Valenciana, presentó una propuesta para reconocer la figura de Hernández. Una declaración institucional de reparación está prevista para el 31 de octubre. Quizás las palabras de Mazón puedan aportar un poco de justicia a una memoria atormentada.

Reconociendo a Miguel Hernández: ¿un cónclave de reconciliación?

Aquí es donde muchas voces en la comunidad ven una oportunidad de reconciliación. Abrir el diálogo sobre la memoria histórica puede ser un paso hacia la curación. Hernández aún vive en cada verso, cada estrofa y cada suspiro. Es un símbolo de resistencia, no solo para los que vivieron la guerra, sino para todos los que luchan en sus propias trincheras cotidianas.

¿Acaso no es hora de dejar de lado las cavilaciones por el poder político y centrarse en el legado de un poeta que, aunque desaparecido físicamente, sigue resonando en nuestros corazones? Esto invita a una reflexiva pregunta: ¿cuántas luchas invisibles se están llevando a cabo en nuestros días que merecen ser escuchadas?

La poesía como arma de defensa

La obra de Hernández no se limita a ser solo poesía. Es un grito de aquellos que, como él, no pudieron defender sus ideas. Las palabras de Hernández son un escudo contra la injusticia, y desde la editorial Kalandraka hasta cada amante de la poesía, todos están llamados a la acción.

¿Acaso hay algo más poderoso que la palabra escrita? A veces hay que recurrir a la creación artística para darle voz a lo que duele. La poesía tiene esa magia que trasciende llantos y risas; puede curar y también, en ocasiones, sentir como balas.

Un llamado a la acción: la memoria del pueblo

Al finalizar este análisis, la pregunta persiste: ¿qué papel jugarán las instituciones en todo esto? La decisión del pleno de Orihuela y el claro distanciamiento de Kalandraka nos invitan a reflexionar sobre cómo este tipo de situaciones afectan a la cultura en su conjunto. Hay un clamor social por la justicia que debe ser escuchado y, sin duda, la cultura no debe ser un campo de batalla para intereses políticos.

Es hora de que tanto los ciudadanos como las instituciones se unan para reclamar el legado de quienes merecen ser recordados. La memoria histórica no es solo un concepto; es una ruta para encontrar la verdad y hacer justicia.

Conclusiones: La poesía de regreso a casa

Este episodio en Orihuela nos deja muchas lecciones, y aunque a veces puede parecer una novela de enredos, nos recuerda que la poesía no solo se escribe; también se vive. Como Miguel Hernández, todos tenemos algo que decir; todos somos portadores de un legado, y debemos ser fieles a ello.

Así que, querido lector, ¿qué harás tú con tu propia voz? Al final, cada palabra, cada gesto cuenta. Celebremos a Miguel Hernández, a su tiempo y a su legado, mientras continuamos exigiendo que se le rinda el homenaje que merece. La poesía, queridos amigos, debe regresar a casa.